A por el cuadro - 2:30 - 20/11/09

- ¿Sabes lo facil que sería matarte y decir que has intentaado escapar? - pregunta.

Lo miro sin amilanarme y me limito a asentir con la cabeza, no se me habia permitido hablar. A fin de cuentas el que manda no es él, no va a ganar nada matandome y tampoco he hecho nada que le pudiera molestar a este cainita en concreto.

- Bien - dice asintiendo.

Se cruza de brazos y se apoya contra la pared, esperando, sin perderte de vista.

Oyes coches llegar y algunas voces, aunque distingues pocas palabras. Es algo rápido, y enseguida los motores vuelven a alejarse. Cuando el lider y los demás regresan, las bolsas de viaje no son del mismo color, y al caer al suelo suenan de forma metálica.

Quedo apoyado contra la pared, sentado en el suelo, esperando. No hago ningun gesto ni muestro ninguna expresion en mi cara ante lo que escucho o veo. Cuando el jefe vuelve lo miro, intentando descubrir que piensa hacer conmigo.

//Per +Emp //

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'd10' : 5, 3, 6, 8, 7

El jefe te mira por un momento, casi se había olvidado de ti. No quiere hacerte daño, pero tampoco le gusta que le vacilen, y parece creer que mientes. Su preocupación por el niño al menos sientes que es real. Pero sus hombres también le preocupan.

- Bien, hecho esto... Id trayendo la furgoneta, vamos a cargar - dice.

Tres hombres se van, sólo uno se queda, concretamente el que ha estado insistiendo en que se te linchara.

- Habla - te dice, simplemente.

- ¿Que quieres saber? - pregunto en un tono cansado, sin hacer ningun caso al otro que quiere lincharme.

- Joder - exclama el otro.

- Cuéntame porqué estás aquí. No omitas detalle. - pregunta el lider, ligeramente más paciente.

Pues nada, volvere a contarle la misma historia otra vez, a ver si con insistencia se lo cree.

- Cuando me informaron de donde estaba el pequeño pregunte por donde podia coger a esa cainita. Me dijeron que era una toreador y que quizas si le ofrecia un pintor con gran talento, un chiquillo en potencia a sus ojos.. quizas consiguiese algo. - Hago una pausa, para que vayan captando la historia y de paso para ir comprobando sus reacciones. - Pues he conseguido un candidato, pero no podia quedar hoy. Por ello pedi una de sus obras para poder empezar a negociar con algo y... me citaron aqui para entregarmela...-

- Osea, que es una "casualidad" que estes justo aquí esta noche - dice haciendo que suene ridiculo.

El líder de los anarquistas parece más interesado en otra cosa.

- ¿Y el niño?

- ¡No me jodas! - se desespera el otro.

- Calla, coño - reponde el líder, antes de dirigirse a ti de nuevo - ¿Cómo está el niño?

Ignoro al otro, no debo caer en la tentacion de contestarle mal.

- Espero que bien. Lo vi ayer- apoyo mis manos en mis rodillas - Y pensaba ir ahora... pero bueno, ya no depende de mi ¿no? - pregunte retorico, pero sin intentar infundir compasion, simplemente de manera objetiva.

La camioneta de los anarquistas se acerca, reclamando su atención.

- Márchate - decide el líder.

- ¿Y si yo no quiero que se vaya este puto arrastrado? - pregunta el otro.

- No me toques los cojones, joder - luego vuelve a mirarte -. Márchate, y en cuanto recuperes al crío ven a presentármelo. O me lo tomaré muy a mal. ¿Cogido?

- Claro tio, nos pasaremos a saludar-

Me levanto, voy hasta el cuadro y lo recojo. Echo una mirada al jefe y a su compañero. Sin ningun rasgo de hostilidad ni de guardar rencor, su postura era totalmente comprensible, a mi tampoco me gustaria encontrarme a quien no debo en medio de mis tratos. Su subordinado era poco comprensivo y asi eran la mayoria de anarquistas, era una suerte conocer a su jefe y que fuera un tipo mas reflexivo.

- Nos vemos, gracias-

Le agradeci, no el dejarme con vida, sino el darme ese voto de confianza. Gracias al cual podria sacar a Paul de su encierro. Me retiro del almacen, montando en mi coche para perderme, camino a la discoteca.