Corroborando mi historia - 4:15 - 20/11/09

Cruzo las calles de Paris con cierta velocidad, hasta llegar a la zona anarquista. Voy en direccion al bar donde encontre al jefe aquella vez, con suerte estara alli hoy o alguien que sabra donde localizarlo. Aun espero la llamada de Marc...¿que habra pasado? la intriga me corroe. Aparco y nos bajamos del coche.

- Bueno, estos tios no son como los que te tienen pintando todo el dia- digo sonriendo, aunque soy consciente de lo peligrosos que pueden llegar a ser si escoges mal las palabras.

- Mejor, detesto pintar - dice, luego mira el bar -... ese sitio da miedo...

Rio.

- Tranquilo, yo te protejo *o al menos lo intento...* -

Avanzo hacia el bar, abro la puerta y dejo que él entre primero. Una vez dentro quedo cerca de él, buscando al cainita con la mirada.

Ves al jefe lanzando un dado a mucha distancia, justo al centro de la diana, en la que la punta se hunde completamente. Sus compañeros le aplauden y es cuando se vuelve a chocar las manos con ellos cuando te ve. Se acerca a ti, mirando al niño brevemente.

- Veo que cumples lo que dices - comenta, aunue no suena a halago, si no mas bien como un "mas te vale".

- Claro, siempre - miro al pequeño - este es Paul - digo mostrandolo con la mano extendida - y aqui... mmm... - quedo en blanco cuando hago lo propio con el jefe, aun no sabia su nombre.

- ... Alguien que no precisa presentación - responde el lider, alargando los brazos y levantando al niño por las axilas para ponerlo sobre la mesa - Hola.

Paul duda, te mira de reojo.

- Buenas noches... - saluda dubitativo.

Sonrio y me mantengo cerca del niño, para que no se sienta desprotegido. De momento no hablo, aunque sabia cual era la duda que tenia. El jefe sabia que lo tenia un toreador y se imaginara como lo han educado.

Saco el movil y no me lleva nada de tiempo mandarle un mensaje a Marc: "Llamame"

El anarquista le mira de arriba a abajo.

- ... Joder, como se nota la influencia de los Depravados...

Algunos rien y el lider se vuelve hacia ellos.

- ¿Os hace puta gracia?

Su tono rudo hace que el niño se asuste un poco y trata de bajar de la mesa para ir contigo, pero el anarquista lo retiene con suavidad.

- Eh, eh, eh... Espera un momento, campeón, estoy hablando contigo, eres un chico bien educado, espera que acabe - le indica, antes de soltarle - ¿Cuántos años tienes?

El niño permanece de pie en la mesa, pero se gira hacia ti.

- ...Johan, quiero irme... - pide, casi susurrando.

Poso una de mis manos en su hombro.

- Tranquilo, solo estaremos un poco mas y es buena gente- y luego miro al jefe - Aun tengo que negociar con la que dice ser su dueña... hoy solo me lo ha dejado dos horas.- intento desviar la atencion de Paul para llevarla a un tema de "mayores".

- ¿Sí? Bueno, seré breve... - le mira - ¿Te han dado a beber sangre? - el niño niega con la cabeza - ¿No? ¿Ni un líquido rojo en una botella que sabe como si lamieses un hierro? ¿Seguro? Lo sabré si me mientes, Paul...

- No, señor

- Vale, te creo... ¿Johan tampoco?

- No, señor

- ¿Cómo te llevas con él?

- Bien, señor.

- No me llames señor, joder. ¿Bien?

- Sí, me compra ropa, y cosas...

- Genial... ¿Y juega contigo?

El niño lo piensa un momento, ves que el par de anarquistas que estan con él hacen un gesto y se posicionan cortándote las salidas.

Cuando le pregunta por la sangre añado en tono bajo, sin interrumpir.

- eso tambien lo pregunte yo...-

Realiza la ultima pregunta y veo como me cortan el paso, ni que pensase escaparme por eso...

- No he tenido tiempo, hice que un amigo le llevara al parque un dia... poco mas...-

Le comento, refiriendome con tiempo mas por la breve temporada que estuvo conmigo que por lo ocupado que puedo estar yo.

- No, creo que no... - responde el niño finalmente - excepto su amigo que mellevó al parque, pero tampoco jugó conmigo

- ¿No? ¿No jugáis en la cama?

El niño parpadea.

- ¿En la cama?

- Nada, no importa, chico... - los otros anarquistas relajan un poco las posiciones - ¿Qué haces con los toreador?

- Pintar, señor.

- ¿Pintar? ¿En cuadros? Qué coñazo ¿no?

- ... Sí, señor - sonríe un poco.

- Que no me llames señor...

- ¿Cómo le llamo?

- Llamamé tío.

- ... Tío ¿qué?

- Sólo tio, como colega, hermano... ¿sabes?

- Vale... tío.

- Buen chico - le revuelve el pelo, y casi parece un humano, hasta que vuelve a mirarte, y sus ojos muestran de nuevo ese desprecio gélido de los inmortales -. ¿Que te falta para sacarle de allí?

Joder, se estaban pensando que era un puto pederasta... La sonrisa se borra de mi cara. Aunque es algo normal que lo sospechen, no es nada comun que uno de los mios se preocupe por un niño.

- No lo se- digo serio - espero que con entregarle al autor del cuadro...- ellos sabian de que cuadro hablaba y eso me hizo recordar la situacion - ... aunque no se si mi contacto esta teniendo algun tipo de problema por... el incidente...- refiriendome claramente a Luis, el mensajero que se cargaron. Pero no quiero decirlo de forma directa ante Paul.

- Ya... chicos, ¿por que no os lleváis a Paul a echar una partida de dardos?

- Claro... vamos, pequeño...

Paul parece debatirse entre las ganas y la prudencia. Te mira, buscando en ti la respuesta.

El jefe quiere hablar a solas conmigo, aunque no se exactamente el tono que quiere llevar en la conversacion. Asiento a Paul para que vaya a jugar a los dardos, dedicandole una sonrisa un instante para luego volver la seriedad a mi rostro.

- Dime -

Uno de su hombres se acerca a él, mirándote de reojo.

- ¿Me lo llevo más lejos?

- No - responde el jefe, hastiado. Cuando todos se han alejado lo suficiente, sigue hablando contigo -. Tu amigo y tú estuvisteis en el momento y lugar menos indicados, tienes suerte de haber salido con la cabeza sobre los hombos... de hecho algunos me la están pidiendo aún - dice, refiriéndose al que se ha acercado a preguntar si alejaba más al chico -. Mis hombres y yo no pudimos encargarnos del cuerpo, de todas formas su existencia no era un peligro para la Mascarada, pero la policía lo encontró demasiado pronto, espero que nadie nos viera y pueda relacionarnos con el asesinato. de todas formas sí, es probable que tu contacto tenga problemas.

No pierdo de vista al pequeño mientras hablo.

- Si, me lo imagino... pero al menos tu sabes que soy de fiar... ¿no? - pregunto sin saber muy bien la respuesta que obtendria - Y mi contacto, bueno, estoy esperando su llamada... a ver si puedo solucionar algo-

Espero que no sea a mi a quien relacionen con el asesinato. De lo de Marc, sus amigos pueden ser los que le esten acribillando a preguntas o la policia, para ver si sabe algo... Quizas haciendo una llamadita me entere de si la pasma lo tiene o no.

- Es una lástima - dice, volviéndose a mirar al niño - ¿No prefieres dejarle aquí hasta que consiga a ese pintor? Puedes decir que te lo hemos robado.

- Habia pensado en algo asi...- quedo un momento pensativo, evaluando los pros y los contras. - ... pero no creo que beneficie el trato. Siendo como son en la camarilla podria pedirme al pintor como pago por perderle al niño y encima obligarme a mi a recuperar al niño... es un asco. -

Ambos sabemos que podemos obviar las normas de la camarilla, pero tambien ambos sabemos que a mi no me interesa perder el trato con la secta. Aunque no sabe el porque de mi posicion cercana, si debe imaginar que no me caen muy bien.

- Pues pareces muy afín aa la camarilla para ponerla tan por los suelos a las espaldas.

- Qué filosofia más hipócrita - dice, sin pelos en la lengua -. Pero de acuerdo, como gustes, dáselo en bandeja de plata... pero cuidado con ellos, quizas cuando obtengan lo que quieren, y ya no les valga, decidan que no hace falta devolverte al crio.

- Lo se, tambien lo he pensado...- quedo unos segundos pensativo - Lo haga como lo haga corro con unos riesgos... Y si no se consigue por este metodo, buscare otros. -

- Yo en cambio prefiero los métodos más directos - contesta el anarquista -. Pero tú verás, no es mi guerra, no creas que me importa.

No hace falta que me lo jure.

- Bueno, pues nada, creo que es hora de que me vaya. Tengo cosas que hacer.- le ofrezco la mano - un placer, como siempre- y luego girandome hacia el pequeño - Paul, nos vamos-