Despedidas 18/12/09

- Menos mal...

-¿Te cae fatal, no? Sea como sea, lo único que debemos hacer es sobrevivir mañana. Y después seguir con lo nuestro...-digo frunciendo el ceño.

//FdI: Amplía o amplía esperando hasta cerca del amanecer//

Seguimos hablando, pero sin volver a mencionar a Arnold. Cosas como volver a casa, que debería llamar a la editorial lo antes posible y demás. Algo me dice que la aparición de Arnold... no, de un hombre en mi vida ha supuesto algún tipo de brecha entre las dos. Espero que no vaya a más. Nadie nos molesta en toda la noche... y veo que va a llegar el amanecer y Arnold aun no ha vuelto. Espero que no haya pasado nada...

Poco antes de que salga el sol, Arnold hace aparición.

- Buenas noches, señoritas - saluda, parece de buen humor.

Vaya, ha llamado señorita a Lucía, eso si que es un cambio.

-Parece que las cosas han salido bien.-Sonrio.

- Muy bien - sonríe, peligrosamente - Bueno, Lucia, luciita, acompáñame.

-Nos vemos mañana. No te preocupes, con suerte será el último día que te pasas encadenada.

Él la lleva arriba, y luego baja.

No puedo evitarlo. Al bajar le doy un abrazo, aunque enseguida le suelto. Será mejor no hacer esto mucho más difícil...

-Bueno, parece que es la última vez que dormimos juntos.

- Sí... - contesta, timidamente.

No puedo evitar sonreir con dulzura ante su tímidez. Quien lo diría... me acerco y le cojo ambas manos, juntándolas, y subiéndolas a la altura de mi barbilla. Le miro a los ojos. Ahora mismo no hay tristeza en ellos.

-Escucha... algo que aprendí siendo humana, es que los momentos de felicidad son escasos y efímeros, y que lo que hoy tienes mañana se puede ir. Pero también, que quizá haya cosas que no vayas a tener nunca, y que si logras conseguirlas aunque sea un momento, no te tienes que sentir tristeza al perderlas, pues al menos las has tenido y puedes atesorar ese regalo en tu memoria. Y lo más importante. Mientras sigas vivo, mañana habrá otra oportunidad.

- Eres una chica muy lista... - dice dándote un pequeño beso.

Yo se lo devuelvo... con algo más de intensidad. Sin embargo empiezo a sentirme algo cansada... el amanecer no espera. Le conduzco hasta la cama... y no puedo evitar sentir un escalofrío al pensar en la última pesadilla.

-Será mejor acostarnos.

Él asiente, y se echa contigo en la cama. Lamentablemente, caéis dormidos antes de poder hacer nada más.