Despertando sola (19/01/10)

¿Dónde estoy? No reconozco este sitio. Parece una casa en un campo, al lado de un río, y allí están Arnold y Elliot, a salvo, felices...

No, no, estoy en el Rave. Mis hermanos están divirtiéndose, un momento de abstracción de nuestra dura vida. Carajo, están siendo demasiado descuidados... será mejor que esté pendiente...

Elliot y Arnold están bien.... pero ¿y los demás? Y más importante, falta alguien... Me doy la vuelta y veo a Villón... Se me ilumina el rostro y corro hacia él... le abrazo... "Mi amor..."

Tengo situados a todos, pero ¿dónde...? Ah, es verdad, Lucas no está. Al final no quiso venir. Qué extraño...

Él sonrie, con esa sonrisa suya que tanto amo. Me coge de la mano y empezamos a correr, nos metemos en un jardín de setos enormes... casi no puedo ver el cielo...

... No termino de ver esto claro. Hay algo que me preocupa mucho, algo me dice que hay un gran peligro. Eso es estúpido, claro que lo hay. Un montón de armas, muchas bandas en un mismo sitio y no necesariamente se llevan bien entre ellas... ya tengo asumido el peligro, ¿por qué temo tanto? Espera, ¿qué es eso? ¿Ese tio tiene colmillos? Está agarrando a uno y...¡¡¿Qué demonios?!!

En un momento dado me suelta y le pierdo de vista... estoy tratando de alcanzarle, pero cada vez se me está haciendo más difícil. El jardín es muy denso, los setos cada vez están mas juntos entre sí y tienen espinas. Con cada paso me araño un poco más. Finalmente llego a un claro donde hay una fuente en el medio. Alrededor hay muchos rosales, con las rosas más bellas que he visto nunca. Villón está ahí, con los brazos abiertos, esperando a recibirme. Sonrio y voy a refugiarme en ellos, pero me detengo antes de llegar. Algo se dirige a él, algo hostil y con una forma extraña... no sé decir qué es. Va a por él. Trato de avisarle y correr hacia él para apartarle de la trayectoria de esa cosa. Repentinamente, una corriente enorme de agua me arrastra hasta sus profundidades. Y en ellas escucho los gritos de dolor de todos: Curtis, Antón, Claire, Elliot, Arnold, Pit bulll... pero no puedo verlos, el agua me arrastra, ¡no puedo resistirme, es muy poderosa!

No pienso en nada. La impresión y el shock es tan fuerte que no puedo pensar en nada. Escucho el sonido de la sangre salpicando, el sonido de cuellos rompiéndose bajo afilados colmillos, el sonido de las cabezas estrellándose contra el suelo con tanta fuerza que se rompen y el cerebro sale despedido en varias direcciones... los gritos se me clavan... Una orgía de gritos, sangre y dolor que parece no llegaran nunca a un final. Empiezo a caminar hacia atrás, sin ser consciente, sólo quedando en mi el rescoldo de un instinto. Un instinto que me insta a correr. Me doy media vuelta, doy un paso...

El agua me arrastra hasta el fondo de una oscuridad insondable, que parece estar rodeada de un extraño cristal. Una especie de reloj de arena. Allí, cae con la fuerza de una cascada, estando yo abajo del todo, ahogándome sin ahogarme, sin posibilidad de moverme y sin capacidad de resistir, y sin embargo, aún viva y entera. Cuando finalmente ya no cae más agua, me doy la vuelta sobre mí misma y apoyo un brazo en el suelo, usándolo para incorporarme un poco, tosiendo con fuerzas. Noto una mano en el hombro y se disparan todas mis alarmas. Antes de poder reaccionar estoy siendo sujetada por el cuello contra el cristal. Es él. El maldito sujeto que siempre me persigue. Veo en sus ojos el triunfo de un cazador monstruoso que triunfante se hace con su presa. Una presa con la que puede hacer lo que quiera. Me recorre con sus ojos, y otro sentimiento aparece. Uno que no me gusta... Me revuelvo tratando de soltarme...¡NO!

-Eres mía... por fin mía...-Estruja uno de mis pechos con fuerza, y ahogo un grito. Justo el pecho que...- Ah... se siente igual que aquel entonces...-sigue manoseandome, con fuerza.-Estás bien equipada, lo admito, debió costarte ocultarlas...-se rie con burla y crueldad.

-¡CABRÓN!-Le escupo a la cara, que es lo único que puedo hacer.

Él sonrie, malicioso.

-No has cambiado nada... eso hará mi victoria más dulce.-rie por lo bajo. Parece una hiena.- Rebelde... lo suficiente hija de puta para disparar sin dudarlo pero no lo suficiente para apuntar de buenas a primeras a matar a menos que estes concentrada en ello... Tuve que volver a amenazar a tus seres queridos para que lo hicieras ¿mmm..?-Aprieta más la mano que tiene en mi cuello, esa maldita manaza que me está estrangulando. No grito. Me resisto a gritar. No le daré el gusto.- Pero lo huelo... puedo olerlo... te has vuelto más blanda... -rie a carcajadas.- ¡perfecto! ¡Será aún mejor cuando te convierta en lo que eres! Tu disfraz es muy bueno, mejor que el otro, ¡pero no eres más que un maldito perro callejero, un monstruo lleno de odio que desea poder sacarlo y usarlo contra el mundo!- Su mano atraviesa mi piel, llega a mi corazón, lo estruja... Ahogo un grito. Sacuden mi cuerpo todas esas sensaciones que fueron aletargadas por el tiempo: la rabia y el odio contra el mundo, mezclado con el instinto de supervivencia que necesitaba para vivir en él. Pero no tiene la barrera de mis seres queridos, en el amor que usaba para evitar que no me ganara la partida. No está.-Sí... serás mi presa, doblegada a aquello contra lo que luchaba con aquel que más odia... para siempre... ¿Mejor trofeo que una maldita cabeza colgada en la pared, no te parece? Y tu cabeza es bonita, pero sin el resto pierde gracia...-suelta mi corazón y su mano va descendiendo... no...-Verás como con el tiempo agradeces que matara a tu familia... solo dame tiempo...

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!

//Fdv por pesadillas//

El miembro 'Berenice' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'd10' : 2, 1, 3, 2, 2, 8, 4

Te sientes realmente destrozada, sin fuerzas ni ganas para nada.

Me quedo allí un rato, hecha un ovillo, temblando. No siento fuerzas para nada. Al final me levanto me dirijo al baño... Tengo que lavarme, quitarme este sudor, despejarme.... Cuando termino me siento algo mejor, pero poco. Intento arreglarme lo mejor que puedo para ir al Eliseo. En el espejo me veo más pálida de lo habitual, incluso parece que tengo ojeras. Me peino, me maquillo. Pienso en Villón, voy a ver a Villón, y agarro esa esperanza para tirar adelante. Después de arreglarme, bajo al salón y bebo un poco, tratando de reponer fuerzas. Después voy al Eliseo.