A un paso de la muerte (21/11/'09)

No hay palabras en todo el trayecto. Solo puedo pensar en ella, y en intentar arreglarlo si hay una oportunidad.

Aparco cerca del Louvre.

-Ya he hecho las paces con Dios -es lo único que digo, sin emoción alguna, bajando del coche.

Basile te mira, parece a punto de responderte, pero no dice nada.

Llegáis hasta las puertas, donde un ghoul le pide a Basile que se identifique. Una vez entráis, puedes disfrutar de unas salas repretas de arte, la de la izquierda tiene un suelo demasiado inconveniente para tu... condición, pero Basile tuerce a la derecha. A su paso, algunos grupos se callan un instante, aunque la mayoría simplemente le ignoran.

Procuro no mirar a nadie, pero a veces mis ojos se desvian unos instantes y miran a alguien o alguna obra.

Me centro, siguiendo a Basile. Ya tengo bastantes problemas como para tener más.

Basile parece vacilar un poco hasta dar con quien busca.

- Vaya.. pero si estás aquí... y te has traido a tu mascota... muy listo - , dice Antón guiñándole un ojo.

Me cuesta refrenar una mueca de desprecio pero lo hago. Sigo con rostro imperturbable.

-... Anton... -digo, saludandole con la cabeza, con... respeto.

Antón sonríe, realmente parece divertido con esto.

- Hola, Miller... Me alegra verte tan entero... ya sabes lo que dicen de los anarquistas, no saben controlarse ¿Eh, Basile?
Basile no le responde.

Alguien llama a Antón, el cual se ve obligado a separarse de vosotros.

- Me ha alegrado veros... supongo que no os quedáis mucho... una lástima. Ya nos veremos... no lo dudéis - dice alejándose - Por cierto, recuerda que aún tienes esa misión pendiente, Basile.
- Vámonos - dice Basile una vez Antón se ha marchado.

Pero entonces sientes como un pinchazo en la nuca, y al volverte a mirar (al mismo tiempo, por cierto, que Basile), ves a un hombre, muy erguido, de talante grave y firme, que os está mirando con no muy buenos ojos, y parece decidir acercarse a vosotros, finalmente. Basile frena la marcha, obviamente contrariado (¿o asustad?) y mira hacia otro lado para hablarte discretamente.

- No le mires a los ojos, y no digas nada - te dice, antes de volverse hacia el imponente hombree, ante el cal baja unos segundos la cabeza - Señor... - dice a modo de saludo.

Esa maldita sensación... de algo que se avecina.

Escucho las palabras de Basile al volverme, y hago caso, quedando a un segundo plano y dejándole hablar a él.

Mi rostro no muestra miedo.

- No recuerdo que tuviese permiso para utilizar su derecho de progenie - dice el hombre. Su voz es aplastantemente autoritaria, especialmente para tí, que nunca la has oído.

- No es mi chiquillo, señor - responde Basile, con un tono de voz unas décimas más bajo del que usa siempre, suavizándolo. Mantiene la cabeza ligeramente gacha, lo cual parece ser por respeto, pero te da la impresión de que no es la razón principal -. Es un sinclan al que he acogido.

- Muy loable - responde él, mirándote. Aunque no puedas verle notas cómo busca tu mirada, escudriñándote, atrayendo tu atención - Pero ¿Serás capaz de controlarlo?

- Es muy dócil - responde Basile.

- Ya lo veo... ¿Cómo te llamas? - te pregunta.

Cierro los ojos un instante.

-... Curtis Miller -digo, con tono respetuoso, y entonces le miro-... Señor.

//FdI: Tirada a Dif 7 //

El miembro 'Fam' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'd10' : 8, 5, 6, 3, 9, 9, 1, 10

Basile te ve mirarle y cierra los ojos, temiendo lo peor. Deja caer la cabeza cuando aquel hombre posa una mano sobre su hombro:

- Acompañadme un momento...

Basile le sigue, cabizbajo, y traga saliva.

Le acompaño, sin decir nada más.

Os lleva hasta un despacho, a solas.

- Voy a daros una única oportunidad de decir la verdad, más que nada para no tener que molestarme en buscarla. ¿Señor Miller?

Es evidente que medias palabras y juegos ahora mismo no funcionan. Puedo sentir desde aquí el poder que emana de ese vástago.

Con tono respetuoso, y sin levantar la vista del suelo, le pregunto.

-... ¿Qué quiere saber?

-... Vine de Londres hace unos días... Evité presentarme temiendo un resultado así.

Trago saliva.

-... Soy un desertor.

- Ya me había percatado de ese detalle - responde, luego mira a Basile, se acerca a él y le coge de la barbilla, levantándole la cabeza y obligándose la mirarle. Pasan unos segundos así - Vaya... interesante.

- Dejadnos ir - pide Basile - Nunca ha habido Sabbat en Francia, si esto se supiera, los rumores...

- ¿Me estás amenazando, anarquista? - pregunta levantando ligeramente las cejas con desdeñosa sorpresa.

- No, señor, sólo pretendo encontrar una salida ventajosa para todos. Si él comete el más mínimo fallo, pagaremos ambos con nuestras cabezas.

- Bien... - dice tras pensarlo unos segundos - Podéis marcharos, pero mantened el secreto... pase lo que pase.

Basile hace una reverencia y se acerca a la puerta.

- Y... pagarás por esa amenaza, anarquista - es lo último que oís antes de salir.

Una soga más al cuello.

Desde luego tiene que tener algun poder, mirandome a los ojos se ha dado cuenta de lo que soy, y mirando los de Basile ha visto el resto de la verdad.

Salgo de allí de la misma forma que Basile, con una reverencia.

- Dame las llaves - dice avanzano con rapidez hasta la salida.

Se las doy, siguiendole. No voy a preguntar, la cosa está más que clara.

Una vez salís del edificio, Basile echa a correr hasta el coche. Llega bastante antesque tú, de un salto pasa por encima hasta el lado del condutor, abre, sube y enciende el motor antes de que puedas alcanzarle.

Corro a mi vez, con leve dificultad, y entro en el coche.

No digo nada.

Quema rueda y sale a una velocidad que te hace agarrarte instintivamente al salpicadero. El coche atraviesa como una bala edificio tras edificio, durante un par de minutos un coche patrulla os persigue, pero le perdéis con rapidez.