Deudas (27/12/09)

... Sí... debería empezar por Melissa... al menos ella no espera degollarme nada más verme.

Mierda... parece increible que me metiese en tantos follones por error.

Ella se lo piensa, luego se vuelve y sale contigo, cabizbaja.

No puedo evitarlo. Le doy un abrazo.

-Lo siento mucho, Claire... eres una chica buena y valiente. Verás como todo sale bien. Algún día volverás a verlo, ya que mientras uno siga vivo, mañana tendrá otra oportunidad.-La suelto, y de la mano la llevo al garaje. Por favor que hayan logrado coger al gato...

-... Mañana haré una visita a Melissa... creo que debería empezar por ahi -digo, después de meditarlo-... Pero tengo que ver cuando estará disponible, normalmente está siempre trabajando.

Suspiro.

-Tiene gracia, pero normalmente los Lasombra tienen conocimientos de economía y finanzas... yo apenas tengo idea de lo que es una cuenta bancaria.

En el garaje espera Raul con el gato, el cual salta a brazos de Claire de inmediato, quien lo recoge y lo abraza.

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- ... No... mejor no vayas a ver a Melissa. Simplemente obedéceme por una vez ¿de acuerdo?

La llevo hasta el coche más normalito que tiene Antón. Una vez que se mete, cuido de que se ponga el cinturón y yo hago lo propio.

-Tranquila, todo saldrá bien.

Acto seguido, arranco y me encamino hacia el bar.

Me paso la mano por el pelo, bajando la cabeza.

-... Está bien... pero... ¿puedo preguntar por qué?

- Hay cosas que es mejor no saber.

Dado su estado, es mejor no mermar su paciencia por el momento.

-... ¿Qué sugieres entonces?

- Seguir con la educación estricta de Emile, ofrecer algún concierto más, dejarte ver por el Eliseo... lo de siempre.

No me parece mala idea pero...

-... El principe me dijo que no era bienvenido en el Eliseo...

- Si vas conmigo a anunciar una fiesta no creo que tenga inconveniente. ¿Cómo está Emile?

-... No lo sé padre... No lo sé... -acabo diciendo.

Despacio, pongo una mano en mi frente.

-... Lo que quiero para ella y lo que necesita en realidad me hace dudar de mi cordura a veces... Algunas veces tengo momentos de debilidad... otros sólo siento amargura y tristeza cuando tengo que tratarla siendo su señor.

Dejo caer el brazo como un peso muerto.

-Mi conciencia me traiciona... Pero he tomado una decisión y no puedo echarme atrás. Si quiero que viva, tiene que ser mi sirviente incondicionalmente.

No puedo permitirme más errores. O hago lo que debo, o todos moriremos.

- Me alegra que lo comprendas. Puede que todo esto te haya venido bien.

Trago saliva... a veces deseo que Alan termine el trabajo y me ahorre sufrimiento.

-... Necesito un poco de paz... Emile seguramente estará en su ensayo... le diré que me ayude con mi aprendizaje en el violín.

- Curtis... sabes que no estoy enfadado ¿verdad?

...

-Sí... lo sé...

Yo soy quien más está enfadado conmigo mismo. Tengo que cambiar... y madurar de una vez.

Cojo el violín de donde lo dejé, y empiezo a caminar hacia el auditorio.

Ella está en el auditorio, tocando una bella pieza.

Me quedo esperando, apoyado en el marco de la puerta, oyendo su música.

Es como si fuese una encantadora de serpientes. Consigue que me relaje tocando esas piezas con el chelo.

Cuando termina, se despereza y mira el reloj.

-Buenas noches, Emile -acabo diciendo, con la amabilidad de un señor decente-... Una pieza muy hermosa.

- Gracias. ¿Vienes a practicar? - pregunta señalando tu violin.

-No quería olvidar lo poco que he aprendido -acabo diciendo, condescendiente-... No se cuanto queda de noche, así que sería mejor aprovechar.

Practicais durante un buen rato, en el que olvidas todas tus preocupaciones, con ella a tu lado.

Su compañía me relaja... ojala pueda hacerlo. Ojala pueda sentirme así de tranquilo a su lado y a la vez poder seguir siendo su señor.

Si tengo que ser su señor, seré un buen señor.

Por una vez, no estoy destripando un animal con el violín con tanta frecuencia. Al menos ya he llegado al nivel de parbulos.