El chico de Berenice (15/01/10)

- ¿Porqué no la llamas?

- ¿Podríamos ir a verla?

Eso también me lo pregunto...

-... No a menos que quieras ver también a Villón...

Me apoyo en mis rodillas y suspiro.

-Además... no quiero arriesgar la vida de nadie sólo por querer hablar con alguien... No me gusta, pero hay que esperar.

- Te has vuelto muy cabal.

Bajo un poco la cabeza.

-He recibido ya bastantes ostias, supongo que algo habré aprendido a la fuerza.

Joder...

-Lo cual no significa que me tenga que sentir bien por quedarme quieto sin hacer nada...

- haces lo que debes ¿qué más se puede pedir?

- Pídelo, pero no te pidas más a ti mismo.

No se por qué, me da por reir.

-No puedo evitarlo, lo sabes... No puedo estarme quieto.

En cualquier caso... con Basile a mi lado, me siento mejor.

-... Además... estas noches he entrenado un poco... practiqué ciertas cosas... -hago que unas pocas sombras se acumulen en mi palma boca arriba, y soplo, como si fuese polvo esparciéndose, y desapareciendo-... Y no te lo pierdas, ya no destripo gatos tocando el violín.

Él se rie.

- Apuesto a que no... aprendes deprisa, es una de tus mejores cualidades.

-No lo suficiente para esta ciudad... -me limito a decir.

Qué le vamos a hacer... Miro a Basile, sonriendo un poco.

-Parece mentira que ya son dos meses que llegué a la ciudad... y lo mismo que nos conocimos... ¿Sabes? A veces me pica un poco el costurón que me hiciste.

No lo digo a mala leche... de hecho, no sé por qué, en aquel momento estuve a punto de morir, y ahora me dan ganas de reir al recordarlo.

- Lo siento... pero fuiste muy osado.

-Habló el que me metió a empujones en el baño -digo, riéndome un poco-... Apuesto a que si hubieses visto un reflejo en el espejo no habrías actuado así.

Miro sus manos, y recuerdo las garras... una poderosa arma.

-... Qué más da. Ya te lo cobraré un día... de momento me siento mejor sabiendo que sigues vivo.

- ¿Me ayudas a levantarme?

-Claro... -digo, ayudándole-... Claire y Antón están abajo, quizá sea mejor no molestarlos mucho.

- Sólo quiero ver lo fuerte que estoy - se mueve un poco por la habitación.

-... Te veo como siempre la verdad... un poco más de sangre y estarás mejor que yo.

Lo veo pasear...

-Si quieres, tal vez te apetezca entrenar luego un poco, para ver lo fuerte que estás.

- ¿Habeis puesto un gimnasio?

Niego.

-No... pero el auditorio es amplio. A veces lo uso para practicar... o el saco de boxeo cuando lo cuelgo en mi cuarto.

- Suena bien... ¿Podemos ir?

Le miro... ¿Por qué no?

-Bueno... como quieras... además, algo tenemos que hacer ya que no podemos salir.

- Espero que Antón no se cabree mucho... no soporta los fallos.

-¿Fallos? -pregunto, mientras le acompaño abajo.

- Sí... dejé que me cogieran...