Buscando al allanador 2.1 26/XII/2009

También parece astuto, eso es definitivamente bueno.

-En realidad nada, pero complica un poco más las cosas. Por eso te lo pregunto. Y, por favor, tranquilízate. No va a pasar nada. O, mejor dicho, si pasa algo malo, me pasará a mí, no a ti.

Termino con una sonrisa cálida. Puede no fiarse de mí, pero necesito que esté tranquilo.

Joder, la cosa está a huevo. Sólo tengo que darle un trago esta noche, otro mañana y otro pasado y ya tendré otro ghoul. Además uno con ciertos conocimientos de los anarquistas, hay quien pagaría mucho por lo que el muchacho sabe, aunque sea más bien poco. Pero, por otro lado, es muy joven, y aunque he hecho cosas peores, no me atrae quitarle su libre albedrío, o no me atrae demasiado. Bien mirado, tampoco me sirve de mucho, si lo meto en territorio anarquista lo matarán casi a la primera de cambio y eso jodería el rendimiento de su padre. Aunque quizás sí podría hacer otro tipo de cosas. Y a fin de cuentas sabe demasiado de nosotros. Si lo dejo salir de aquí sin vincularlo a mí estaría rompiendo la mascarada y eso no me viene demasiado bien. Una opción es matarlo; otra, devolvérselo a los anarquistas; la otra, que sea una más de mis propiedades. En realidad la tercera es la mejor de las tres (matarlo distraería a su padre, dárselo a los anarquistas sería darle algo más de poder a los enemigos de la camarilla, pero quedármelo aseguraría su lealtad y la de su padre). Por muy mal que me siente (que en realidad no es así), la mejor opción es que forme parte de mi rebaño e ir educándolo.

-Bien, no te voy a engañar. Nuestra sangre es la peor de las drogas. Tarde o temprano llegarías a matar por ella. Aparte de la posibilidad de una eterna juventud, eterno vigor y eterna fuerza. No es un mal trato a fin de cuentas. Pero como en todas las cosas, hay partes buenas y malas. No eres tonto, puedes tomar una decisión por ti mismo. Lo que te ofrezco es un trabajo. Pero tiene condiciones.

Capto su atención visual por un momento y utilizo dominación sobre él.

-SAL


//Dominación 1

Hago como que me muerdo una de las uñas de la mano en la que sostengo su cerveza, intentando no derramarla, y aprovecho para clavarme un colmillo en el dedo. Hago que un par de gotas caigan en la bebida (teniendo todo el cuidado posible para que nadie se de cuenta) y salgo a buscar al chaval.

Una vez fuera le tiendo su consumición.

-¿Qué tipo de trabajos has realizado para Raffi?

-Para deslizarte unas anfetas en la bebida-digo con evidente sarcasmo-. No es mi territorio, alguien podría ofenderse si me ve. Digamos que esto es como con los perros, si uno se mete en el territorio de otro, viene a echarlo ladrando, y seguramente con una cadena en la mano para hacerle más fácil la decisión de irse. Pero aún así, has estado en contacto con lo más idílico de nosotros, si me dejas, puedo mostrarte cómo es la mayoría de nuestro mundo.

Digo esto último como una proposición que un buen profesor le hiciera a un buen alumno. Sin prisa, con una sonrisa de orgullo mal disimulada. Miro el reloj de pasada, sin ver la hora, sólo por hacer teatro, mientras responde.

-Bien, vamos para el coche. Mañana te seguiré explicando cosas, todo esto de una sola vez acabaría provocándote una jaqueca.

Me dirijo hacia donde aparcamos.

Cuando llegamos al coche lo arranco y me dirijo hacia su casa, una vez ha montado. Cuando llegamos detengo el coche varios metros antes de la entrada y le doy ciertas recomendaciones.

-Para mañana, vente un poco arreglado. Con que no te pongas las cadenas y en vez botas lleves deportivas me parece perfecto. Que tengas una buena noche.

Si no me dice nada arranco y me voy directamente a mi cita con Longand.

-La ropa no representa lo que eres, cualquiera puede llevar una chupa de cuero con parches de símbolos políticos, pero no todos pueden ser lo que dicen sus ropas que son. No necesitas vestir de una manera determinada para protestar contra lo que está mal, sólo tienes que protestar. Además, sólo te he hablado de las cadenas y las botas, lo demás me da exactamente igual cómo vayas. Aunque si te vas a sentir más a gusto vistiendo como hasta ahora, bien, haz lo que quieras. Nos vemos mañana sobre esta, sobre las doce. Que tengas una buena noche.

No me preocupa demasiado su ropa, dentro de dos noches hará exactamente lo que yo quiera. En fin, a por Longand.