28/11/09 Reacciones inesperadas

- Estos jóvenes no respetan nada... tú también lo eres, pero no tanto como para no comprenderme ¿verdad?

- Verdad, señor - admite Antón -. Aunque no creo que sea cuestión de los tiempos, señor, simplemente hay gente capaz de mostrar lealtad, agradecimiento y fidelidad y gente que no. Siempre ha sido así.

- Tal vez tienes razón - concede Jehová.

Se hace un incómodo silencio en la sala, Antón permanece imperturbable a pesar de su precaria situación... al menos hasta que Jehová vuelve a hablar.

- A decir verdad, tienes suerte de no poder crear chiquillos, que te creen más chiquillos que sólo te den problemas.

Antón, que había mantenido la vista al frente, perfora entonces con su mirada al primogenito Nosferatu.

- Ese privilegio me lo denegaron por su culpa. No permitiré que me lo eche en cara de nuevo.

Hay varios murmullos en la sala, y alguien dice, lo suficientemente alto como para que se oiga, "cortadle la cabeza ya".

- Pude haber exigido tu vida en lugar de vetar tu progenie. Deberías agradecer mi compasión

- ¿Compasión? - dice Antón, y en ese momento te das cuenta de lo cargada que puede estar su voz de desprecio - ¿Llamáis compasión a no poder tener un heredero? ¿A perder la oportunidad de tener un falso ser al que llamar hijo despues de que por nuestra condicion no podamos hacerlo de forma natural? ¿A saber ue tarde o temprano tendras que matar a los ghouls que más y mejor te han servido porque no puedes ofrecerles una no-vida plena? ¿A ver con el correr de los años como seres que merecen la inmortalidad se marchitan y con ellos sus artes y su belleza? ¿A no poder mirar a un mortal como a alguien que podrías tener a tu lado por siempre? No, señor, eso no es compasión, eso es sadismo.

Acaba de firmar su sentencia de muerte con esa exhibición de rabia contenida... Ya no puedo hacer nada por él.

Pero ahora, un Nosferatu estaba libre, un enemigo que me quiere muerto. Yo estoy desprotegido, y...

Mis ojos se abren como platos.

*Dios... lo sabe*

Como si pudiera presentirte, Antón baja un momento la cabeza y la gira hacia ti, mirándote con un atisbo de... ¿puede ser preocupación?, que le hace perder por un momento el hilo de tan importante conversación.

-Te exijo que en mi casa me trates con más respeto - dice Jehova, que agarra con sus manos los reposabrazos de su asiento.

Antón sonríe.

- Siempre me parecio un tanto estúpido mostrar los respetos al verdugo. Tu pueblo clama por mi sangre... dásela.

Varios Nosferatu aclaman la propuesta.

No...

-No... No... No... -empiezo a decir en voz baja, tratando de pasar.

Las voces ahogan tus susurros, los Nosferatu parecen querer disfrutar de su sangre, metafórica o literalmente hablando.

- Silencio - alza las manos Jehová - Es una decisión que sólo yo puedo...

Entonces fija la mirada en ti, que te acercas, y todos hacen lo mismo, excepto Antón. En este momento eres el centro de atencion en la sala.

Me tiro un par de segundos en silencio. No solo centro mi atención en Jehová, mi mirada pasa por cada nosferatu que está presente.

-... ¿Cómo puede ser? -es lo primero que pregunto, con el ceño fruncido, pero sin voz arrogante-... ¿Cómo puede pasar esto? Reclamáis su sangre como si con ella fueseis a recuperar algo que habéis perdido.

-... Puede que fuese una ofensa que se invadiera vuestro territorio, pero ya se ha contestado con otra ronda de lo mismo asaltando el suyo... Y todos sois testigos de quién volvió a vuestro redil, pudiendo haber sufrido un destino muchisimo peor -señalo al chiquillo de Triage-, lo que era una prueba, un intento de negociar una tregua o posiblemente una paz permanente. Le dio a Triage la oportunidad que a él se le negó cuando sus chiquillos murieron, volver a casa con su progenie viva.

Un par de segundos de silencio.

-Apuesto a que ya habéis perdido a alguien en este conflicto. Un hermano, un sire o un chiquillo... Él también. ¿Vais a seguir lanzándoos piedras los unos a los otros hasta que todo esté muerto y destruido?

Aprieto la mandibula un instante, y después miro a Jehová.

-¿Acaso no ha habido ya demasiada sangre?

Mi mirada alterna de vez en cuando entre los Nosferatu presentes.

-... Si hubiera una sangre que reclamar sería la de ese nosferatu traidor, que no solo ha faltado al respeto y traicionado a vuestro clan, si no que ha demostrado lo rastrero que puede ser, y ha puesto en peligro y quizás destruido la única oportunidad de paz.

Uno de los Nosferatu que esta observando se adelanta un paso.

- Cómo te atreves, miserable...

Pero antes de que de un paso más, sin que tu vista haya podido seguirle, Antón ya se ha levantado e interpuesto entre ambos. Aunque sigue con las manos atadas a la espalda, saca pecho y mira con altanería y amenaza al nosferatu, que empieza a retroceder.

- Basta - dice Jehová -. Suficiente. Tu servidor tiene razón, Antón, estábamos cerca de firmar la paz, lo honorable sería mantener esta actitud conciliadora.

Nadie rechista a su lider, y Antón vuelve a mirar a Jehova.

- No obstante, si averiguas algo que y no sepa, de cualquier circunstancia o habitante de esta ciudad, deberás comunicármelo. Porque si averiguo que no es así, conideraré que no estas dispuesto a colaborar amistosamente como aliado... y entonces estarás en un serio problema.

Por una milésima de segundo, los ojos de Antón te miran, pero es algo tam rápido que casi no sabes si es real... y sin embargo el estómago se te encoge.

Antón asiente, aceptando las condiciones de su liberación.

- Entonces habrá tregua.

- Me alegra oirlo. Eres libre de irte. Coge a tus vasallos y márchate.

Antón inclina la cabeza en señal de gratitud, y luego te hace un gesto para que le sigas. La verdad es que incluso maniatado tiene un halo insiscutible de liderazgo y orgullo naturales.

... No me ha gustado esa sensación.

Asiento con la cabeza a Antón, y me giro hacia el primogénito.

-Mis respetos, señor Jehová -le digo, inclinando la cabeza con respeto.

Acto seguido sigo a Antón, pero mis ojos se paran en varios lugares, en especial en Triage y su chiquillo, y en el que quería hacerme trizas delante de todos. Aun así, sigo mi camino.

Una vez salís de la sala, Antón gira una esquina, como si supiera a dónde se dirige, pero entonces se para, apoya la espalda contra la pared y cierra los ojos.

- ¿Y Basile y Emile? - pregunta al cabo de unos segundos, aún con los ojos cerrados.

Asiento con la cabeza. Saco el teléfono y llamo a Basile.

-... Ya podéis salir. Hora de irnos a casa.

- ¿Puedes... - parece incómodo - quitarme esto antes de que lleguen?

Te da la espalda (lo que parece costarle un mundo) dejando a tu vista las cuerdas que mantienen unidas sus muñecas.

Saco mi navaja oculta, corto sus correas y la guardo con rapidez.

-... Creo que los dos estamos de acuerdo en darle una lección a ese nosferatu renegado.

Antón va a frotarse las muñecas pero entonces se da cuenta de que están despellejadas, por lo que baja un poco más las manga de su camisa, abrochándose los gemelos con un gesto de dolor.

- Eso es cosa de Jehova.

-Dudo que lo tenga en cuenta... creo que me he ganado el desprecio de un clan con ese monólogo.

No le pregunto si está bien. El orgullo de una bestia herida la encoleriza, y paso de que me lo agradezca de forma hostil.

- ¿Quires un agradecimiento? Los dos sabemos porqué lo hiciste, y no fue por lealtad - y lluego añade, con voz baja y extraña -. Por lealtad hubieras ido a la boca del lobo como hiciste con Basile.

Levanto una ceja.

-No pido nada, Anton. Solo cumplo con mi parte del trato. La lealtad no se acuerda, se gana con el tiempo, y me da igual si te lo crees o no pero también lo hice por algo de empatía. Hasta que comprendas eso... supongo que tendremos que conformarnos con lo que hay.

Él te mira... y si no le conocieras ya jurarías que hay cierto arrepentimiento en sus ojos. Levanta las manos y las pone sus hombros, pero cuando está a punto de decir algo, llega Basile, haciendo que se retire.

- ¿Estas bien tio?

Emile se echa a tus brazos y te aprieta con fuerza, con cariño.

Antón se queda apartado, dándoos unos segundos para observaros demostrar vuestro afecto.

- Vámonos - ordena finalmente.

/El retorno de un... ¿Tirano?, Refugio de Antón (28/11/2009)/