Extrañas conclusiones (15/12/09)

- ¿¡Por favor qué!? - se levanta - ¿¡Tienes que destruir TODO lo que hago POR Tí!? ¡No me escuchas! - lanza la copa al fuego - ¡Te lo dije, te dije que no volvieras a eso!

Doy un paso atrás cuando estrella la copa.

-... ¿Pero qué...?... Padre, yo no he destruido nada. Emile está cumpliendo...

Entonces lo entiendo. El fallo no estaba en ella, si no en mí.

-¿No puedo tratarla bien ni en la confianza de esta casa?

- ¡No es cómo ella te trate de puertas para fuera, Miller! ¡Es cómo vea todo este mundo! Si sólo... actúa, tarde o temprano se le olvidará que tiene que hacer, o decir; o se dejará llevar por sus impulsos. Y entonces la perderás, y cuando estés llorando sobre su tumba esperando el amanecer porque no quieres vivir sin ella, me darás la puta razón, pero entonces no servirá de nada ¿Puedes entender eso? ¿Te da la cabeza para tanto? - su tono es alto, agresivo, con la ira a flor de piel... aunque al menos parece que la Bestia no le acecha en este momento.

Conforme más me habla más me duele la verdad. Me cuesta mantener la mirada en él. Aprieto los labios...

-... ¿Crees que no lo sé?... -entonces consigo mirarle-... Padre, ella sabe perfectamente que nuestro mundo no es un camino de rosas, sabe perfectamente que no puede bajar la guardia. Yo no le mentí, ni le dí esperanzas. Sólo le dije que tuviese cuidado.

Mi lengua pasa por mis labios rápidamente.

-¿Es un delito tan grave querer que no tenga miedo al menos entre cuatro paredes?

- Júzgalo tú, el precio es su vida.

Vuelve a sentarse, dando por finalizada la conversación.

Mierda... Tenía que herir justo ahi...

-... No sería de humanos vivir como esclavos... -es lo último que digo, en voz baja, después de dejar la copa en la mesa.

Me encamino a la salida del salón, con intención de ir al dormitorio.

- Miller - dice -. Te lo dije, ahora yo me encargaré de esto.

-...

No contesto, porque no hay nada más que decir.

Subo las escaleras, y entro en el dormitorio.

*¿Pero es que no puedo dejar de meter la pata, coño?*

- ¿Todo bien? - pregunta Emile - ¿He hecho algo mal?

Al principio no se responder.

-No... lo he hecho yo Emile... Quien no ha actuado bien fui yo.

Me siento en la cama... Tengo la moral prácticamente hundida.

-... Antón dice que me estoy jugando tu vida con este plan... Que no podrás actuar siempre a la perfección.

Joder...

-... No sé que hacer Emile... -digo, colocandome las manos en la cabeza-... No quiero esto para tí... nunca lo quise...

¿Por qué tiene que ser así?

-... Emile... de aquí en adelante va a ser muy duro... Solo puedo pedirte que aguantes...

- No te entiendo... - pero entiende lo suficiente que hay peligro como para sollozar.

Cierro los ojos, y aparto las manos de mi cabeza...

Hago un gesto para que se acerque, y se siente a mi lado.

Ella lo hace, sin dejar de mirarte con ojos llorosos.

Pongo un brazo a su alrededor, y dejo que apoye su cabeza en mí...

-... Será algo duro... pero pase lo que pase, ocurra lo que ocurra, no olvides que no me alejaré de tí. Haré lo que haga falta para estar contigo...

Me amarga hablar así.

-Emile... Si aguantas a mi lado, algún día todo mejorará... Tienes que ser fuerte, para que nada que pase pueda afectarnos... Yo estoy dispuesto a hacerlo.

La miro a los ojos.

-¿Podrás hacerlo?

- Pero... - balbucea, asustada - ¿Qué va a pasar?

-No lo sé... pero yo estaré contigo pase lo que pase, no te dejaré sola ¿entendido?

Trago saliva.

-Sé que estás asustada, pero sin tu fuerza, la mia no sirve de nada. Por eso te lo pregunto, ¿podrás aguantar?

Ella asiente, pero la notas insegura, envuelta de incertidumbre.

-... Una noche te preguntaré algo, y estarás totalmente libre de decidir... -le digo, recordando una conversación anterior que tuve ayer.

Junto mis labios con los suyos unos segundos.

-... No puedo pedirte que no tengas miedo, pero si aguantas, yo también podré. No te dejaré, estaré apoyándote siempre.

/Nueva noche, refugio de Antón (16/12/09)/