¿Final o principio? 19/12/09

Pongo una mano en su hombro.

-Nunca vino mejor un capricho tuyo, Carlo Antón -digo, con media sonrisa.

Claire despertará, estoy seguro.

-Les diré a las chicas cómo están las cosas... Desde ahora, trabajan para nosotros.

- Procuraré darles algo de cuartelillo, pero no prometo nada...

-No te voy a hacer prometerlo... me basta con saber que te controlarás por tí mismo sin que te lo pida nadie.

Algun día tal vez.

-Claire necesita un guia. Tú puedes ayudarla, con apoyo y paciencia.

- Haré lo que pueda... Gracias, chiquillo.

Asiento, y empiezo a andar hacia las escaleras.

Por un momento... me he sentido de nuevo en la mafia, pero dentro de una "familia" de la que no me avergonzaba formar parte. Viendolo así... tal vez haya conseguido algo parecido a una familia de verdad, entrando bajo la tutela de Antón.

Bajo las escaleras. Y vuelvo a entrar en el sótano.

No puedo evitar pensar en lo que me contó y no me contó mi padre. Estando en esta jaula... hasta el momento mi contacto con otros Vástagos ha sido ese: estar encerrada. He pecado de inocente como no lo había hecho ni siquiera de humana, y ahora estoy en una encrucijada que no sé cual es el camino que debería escoger. Quiero detener a Arnold. Por mucho que tenga sus motivos, él no puede seguir matando de esa manera. Si todos tenemos un monstruo dentro, no debemos de hacer de él una bandera. Si hay que sobrevivir y no queda más remedio, adelante. Pero si es por lograr una meta... el fin no justifica los medios. Sea como sea, creo que ya es hora de que me entere de qué significa ser un vampiro. Veo como el hombre... ¿cómo se llama? baja por las escaleras. Me pregunto que querrá...

Bajo despacio... No sé de qué me servirá Berenice, pero desde luego, ella tiene que ayudarnos.

-... Hemos llegado a una conclusión... Mi señor ha dejado en mis manos lo que vaya a pasar con vosotras -digo, colocándome delante de las celdas.

-¿Y qué tiene pensado para nosotras? Señor..

-Miller -continuo su frase.

Las miro atentamente a cada una unos segundos... y luego continuo hablando.

-... Dado que indiréctamente habéis sido responsables de lo de esta noche... es vuestra obligación ayudarnos a enmendarlo. Siete vampiros han muerto esta noche, por puro egoismo Sabbat.

Saco las llaves de mi bolsillo.

-Trabajaréis para nosotros, hasta que esto se haya solucionado. Después... ya se verá.

Tiene gracia la cosa. Si Arnold nos hubiera liberado cuando se lo pedí, estaríamos en San Francisco y sin necesidad de meternos en su camino.

-¿Y cuál es el trabajo que se nos va a pedir?

-Detener a Arnold y a los suyos... para siempre.

Hay que aclarar las cosas.

-No es fácil convencer a Antón, pero a veces consigo que me escuche. Tu ghoul no será de utilidad en esta campaña, así que trabajará en esta casa para ganarse la comida, como todos los demás sirvientes.

-Me parece bien. Además, no es muy diferente de lo que hacía en casa de mi padre. Solo que aquí será mucho más educada y callada, ¿de acuerdo?-Digo mirándola con una mirada de advertencia. Ella asiente, aunque veo que un poco molesta.- De todas formas, ¿cómo puedo ayudar a detenerle? Me ha tenido como una semana encerrada, como si nada.

Abro la celda de la ghoul en primer lugar. Luego voy a la de Berenice.

-Seguro que algo se me ocurrirá. De momento, me ayudarás a encontrarlos -acabo diciendo, abriendo su puerta, y dejándola salir-... Os aconsejo que cumpláis, Antón no es de los que dan segundas oportunidades.

Asiento con la cabeza antes de salir de la celda.

-Bien.-Lo cierto es que Arnold me debe un par de explicaciones. Y la próxima vez, estaré preparada para pelear.

Suspiro. No se por qué, creo que me arrepentiré de esto.

-Vamos arriba...

Empiezo a subir las escaleras, de vuelta al interior de la casa. Es hora de mantener la cabeza fria y decidir que hacer.

Una vez arriba, llamo a uno de los ghouls.

-Que preparen una habitación arriba, tenemos una nueva invitada. Luego mostradle a ella -señalo a la ghoul con la cabeza-, en qué consisten sus tareas, y le dais una habitación de sirviente. De momento, entra a formar parte del servicio de esta casa.

- Bien, señor, así será - dice inclinando la cabeza -. Acompañame, señorita - pide a la ghoul.

Lucía me dirge una breve mirada antes de seguirle. Se que esto no le gusta, pero es lo que nos ha tocado y hay que sobrevivir. Miro al señor Miller, esperando instrucciones.

Miro mi reloj. Quedan tres horas de noche.

-Queda poco para el amanecer... mañana te diré lo que haremos -y le digo cómo son las cosas con respecto a su ghoul-... Eres nuestra invitada, no prisionera. Podrás estar con... Lucía o como se llame cuanto quieras fuera de sus labores, y dentro también, pero mientras esté trabajando no puedes interrumpirla. Como norma.

Doy unos segundos para que lo asimile.

-Y lo más importante. Si con vuestra actitud hacéis algo negligente o temerario, el trato se rompe y quedáis a merced de mi señor.

-... De acuerdo.-Me parece razonable.- Pero voy a necesitar que me aclare unas cuantas cosas acerca de ser vampiro. Sonará raro, pero mi padre me tenía demasiado protegida, prueba de ello han sido la serie de errores que he cometido que me han llevado hasta la situación actual. No quiero cometer ningún tipo de negligencia. No con quienes nos estamos enfrentando.

... Puede que necesite tanto trabajo con ella como con mis hombres.

-Ser vampiro no es fácil... ni siquiera me es fácil a mí. Lo que sí es fácil es ser un monstruo, y eso es lo que no pienso permitir.

Suspiro.

-¿Estarías dispuesta a aprender?

-Por supuesto. Y no pienso convertirme en un monstruo. Además, confio en usted como profesor. Ha visto lo peor de ambos bandos.

Lo peor de ambos bandos... Soy un recien llegado a la Camarilla, después de todo.

Pienso un poco los pasos a seguir...

-Mañana por la noche vendrá un Nosferatu al que hemos invitado, teniamos intención de contratarlo. Cuando eso termine, te llevaré a conocer a mis hombres.

¿Sus hombres? ¿Algo así como guardaespaldas?

-Está bien.

Bien...

-Ellos no son considerados vampiros por la camarilla, no tienen sire, ni clan al que volver. Yo les doy refugio e intento adiestrarlos.

Creo que es hora de separarnos.

-Faltan unas horas para el amanecer. Ve a tu habitación si quieres, ya la tendrán lista... Y otra cosa, procurad manteneros alejadas de Antón si podéis evitarlo.

Abro los ojos, sorprendida. No parece muy diferente a lo que hacían en la banda...

-No se preocupe, aunque no lo parezca no tengo por costumbre meterme en la boca del lobo. ¿Podría indicarme dónde está la habitación? Esta casa es enorme...