¿Final o principio? 19/12/09

- Si Claire no despierta... no esperes compasión de mí hacia nadie - remarca, luego se vuelve y se marcha.

-... Sé paciente... -digo, casi con la voz muda, cuando ya está saliendo del salón. La verdad es que yo también estoy cabreado. Ahora la pobre Claire está perdida, no sabemos cuanto tiempo... Espero que el gato aparezca pronto y sirva de algo.

Después de dar un último trago, voy al baño de arriba, a asearme. Necesito la ducha... para quitar la sangre de mis manos que para siempre estarán manchadas.

//FdI: ponte con Berenice si quieres Fam, ella le digo algo a su ghoul xD

//FdI: Pero la ghoul la interpreta ella la mayoría del tiempo. Baja y ya os poneis los dos//

Cuando por fin vuelvo a parecer yo y no un superviviente de la matanza de Texas, empiezo a bajar las escaleras. Es hora de hablar con ellas.

Ahora llevo un traje negro, como los que suelo llevar a veces... Un residuo quizá de mi herencia Lasombra. Aviso a un par de ghouls para que vigilen la puerta del sótano, que esta vez bajaré sólo.

Espero que lo que ocurra ahí, no me persiga en la conciencia, igual que todo lo demás. Bajo las escaleras del sótano.

Tras pasar un rato, aparece el hombre de nuevo. Querrá interrogarme, lo cual es normal. Lo que no sé es que decir al respecto... no quiero que Arnold vuelva a perpetrar algo parecido. Estoy empezando a dudar de si no estaba jugando... aunque era tan dulce. ¿Pero como puede un hombre como él llegar a semejantes extremos? No lo entiendo. La pregunta es si habrán abandonado ese refugio después de esto. Eso sería lo más inteligente, moverse. Si después de esto se quedan en el mismo sitio, los terminarán cogiendo. Como sea, tampoco me acuerdo muy bien de donde estaba... tengo un lio de calles impresionante, después de tanto tiempo encerrada mi orientación por la ciudad es pesima. Yo... no quiero mentir. No quiero que maten a Arnold. No quiero que se vuelva a dar esa masacre. Miro al hombre, esperando a sus preguntas.

Me acerco despacio. La ira de antes ha desaparecido. Cuando me coloco delante de su celda, tardo un poco en empezar a hablar.

-... Lo primero... disculpas por mi comportamiento de antes... la sed me dominaba. No pretendía pagarlo con vosotras.

Entonces la miro. Su temor y confusión... pero sabe a lo que he venido.

-Sabes a que vine ¿verdad?

-Claro. Pregunta, quiero solucionar este malentendido.

Procuro ser directo.

-... Mi señor y yo... queremos saber todo lo que pasó, desde la última vez que os visteis.

Me quedo un momento pensativa. No creo que lo entienda todo si no le cuento de donde viene todo esto...

-Escucha, sé que antes dijiste que yo había colaborado, pero eso no es así. Para ellos yo sólo era una herramienta para que mi padre hablara de esos cuadros. Yo...-digo con dolor, al recordar la desconfianza de mi padre.- no sabía ni siquiera de su existencia. Todo esto empieza antes de que me encontrara con tu señor en el Louvre. Mi padre viajaba mucho y constantemente, así que cuando dijo que se iba a París, hace seis meses, no me extrañó. Sin embargo, pasaba el tiempo y no tenía noticias de él. Empecé a preocuparme... traté de ponerme yo en contacto, pero no había manera, así que empecé a prepararme para venir a París. Por eso cuando me llegó una carta a su nombre que me pedía que viniera a París, no tardé en presentarme. Aún así me extrañó. Él nunca me había llevado a París, y parecía que no quería que lo hiciera. Sospechaba que le había pasado algo, incluso que esa nota no había sido escrita por él. Al llegar me presente en el Louvre, así marca la Tradición. Esa parte la conoce tu señor. A la noche siguiente, empecé a buscar alguna señal de mi padre, algo que me llevara a él. Un hombre, Claudio se hizo llamar,-A ese si que no me importa que lo pillen, la verdad.- me dijo que trabajaba para mi padre y le había pedido que me localizase y lo llevara con él. No me fiaba, pero.-me muerdo ligeramente el labio. Recuerdo la desesperación de no saber nada y no quedarme otra que seguir a alguien que seguro me estaba metiendo en una trampa.- era la única pista, ¡era mi padre, tenía que encontrarlo, tenía que ayudarle!-intento calmarme un poco, pero no puedo. Agarro los barrotes con fuerza, apoyando la cabeza en uno de ellos. Tantos errores... y mmi padre ahora está muerto.

La miro. Realmente parece dolida por lo ocurrido. Pero desconozco eso.

-... Yo no sé lo que es tener un progenitor al que querer... -y era cierto. Me acuerdo de Samanta, aquella pelea cuando dejé el Sabbat-... Mi sire intentó matarme, y tuve que matarla en defensa propia. El único parecido a un padre es mi señor.

Por un instante, mi mirada se pierde, recordando el momento vividamente.

-Continua... ¿Qué pasó cuando te capturaron?

Le miro, algo sorprendida por la revelación.

-Él... me dio la oportunidad de poder llamar a alguien "padre"-Respiro hondo, aunque no lo necesite y continuo.-Al capturarme, me llevaron a su escóndite. Una caseta... nada muy llamativo. Allí vi a mi padre. Estaba... estaba fatal, le habían estado torturando... casi del todo ido. Pero cuando me vio... eso le hizo reaccionar, me dijo que huyera. Hice una intentona, pero sin mucho éxito. Sólo logré herir a... al de la recortada.-Arnold... los tuyos le hicieron eso a mi padre y yo...- y era una herida superficial. Se cabreó... me amenazó... tenía una fuerza terrible. Al verlo mi padre... que tanto había aguantado para no revelar el escóndite de esos cuadros... no soportó ver como torturaban a su chiquilla. Les dijo el emplazamiento.-Mi voz tiembla. Es casi como verlo otra vez...

-... Y lo usaron para tendernos la trampa...

Mientras me lo cuenta, me doy cuenta de su sufrimiento. Sin embargo, no puedo olvidar una cosa. Su vida.

-... ¿Por qué os dejaron marchar y no os mataron?

-Buena pregunta-Yo también me lo estaba preguntando. ¿Acaso no era más que un entretenimiento para Arnold? Parecía sincero, pero... no puede ser, no alguien que hace esa carnicería. ¿Y si quería divertirse a mi costa de otra manera? Quizá quería que la culpa me torturara para siempre...- Creo que le hice gracia al que era el jefe... o pensó que mi sufrimiento era divertido. Los gritos... los gritos de mi padre... yo...-Me callo, incapaz de continuar.

-No -digo, rotundamente-. El sabbat no actua así. A los que no les sirven, se los cepillan. Y si te quisiese de diversión para tu tormento, no te habría soltado.

Procuro no tensar la cuerda enfadándome.

-¿Qué es lo que no me cuentas, Berenice?

-¿Y cómo quieres que yo sepa como funciona el Sabbat? ¡Preguntale al jefe, al que llamaban... eeee..."ducto" o como fuera, fue él el que decidió dejarme con vida!-Digo molesta.

-Ductus -corrijo, se nota el desprecio en mi voz. Ese bastardo era el responsable de todo-... Pero seguro que sabes su nombre... después de todo, ¿cómo llamaste a esa vampiresa? ¿Petra?

Cierro los ojos un instante, y luego la miro de nuevo.

-¿Donde está el refugio?

E aquí la pregunta del millón, ¿debo o no debo? Sin embargo, pese a que me gustaría protegerlo... lo de esta noche es innegable. Me dijo "que lo que debería es proteger a los demás de mí". Estoy empezando a pensar que debería hacerlo así. No quiero que la gente sufra por él... ni por mí, por una cabezonada mia... Intento recordar donde... pero lo cierto es que mi conocimiento de París es pesimo.

-Sí... oí varios nombres. En cuanto al sito... no te puedo decir una calle exacta, no conozco muy bien la ciudad... al menos no lo suficiente. Era una caseta... cerca había un parque... tal vez no lejos de la exposición, no sé....

Arnold, si tu camino es para salvar al mundo a través de sangre y sufrimiento, el mio va a ser el contrario. Tal vez así te demuestre que las cosas no tienen que ser así... y tal vez todavía puedas dar la vuelta. Ojala no caigas antes de eso... voy a confiar en lo que me dijiste de poder cuidarte y defenderte tú solo.

No dice nada relevante.

-Intenta recordar -le digo, sin perder la calma-. Si había jardines cerca, tiendas, iglesias, lo que recuerdes.

No quiero tener que volver a viejos habitos.

-Al menos recuerdas el distrito o el burgo, ¿no?

-Yo...-Intento recordar, pero ahora que lo pienso, ¿distritos? ¿burgos?.-... no sé bien cómo se divide París. Además, me llevaron casi sin ver nada... sólo pude ver un parque con una fuente, nada más. No te podría decir el camino que seguí hasta allí... yo... lo siento.-Digo, bajando la cabeza, algo avergonzada de ser tan inútil, la verdad.

-Mi señor no está nada contento... ahora mismo está intentando hacer reaccionar a la mujer que viste en la limusina. Luego fue al salón, y me dijo esto, "Si Claire no despierta... no esperes compasión de mí hacia nadie"

Le doy unos segundos para que piense.

-No me estás diciendo nada útil, Berenice.

-Pues tal vez es que no tengo información útil, es lo que sé... ¿Crees que iban a confiar sus planes a una...-¿Cómo me llamó Petra?- perra Camarilla como yo? En todo caso, te puedo decir que los que atacaron la exposición son los mismos que había en la casa, y no me pareció que se quedara ninguno atrás. Es más... parecía que todos estaban deseando intervenir.-Digo con un estremecimiento.- En cuanto a la chica... dadle tiempo. Es horrible que haya tenido que ver esto, pero si os ve tensos o enfadados, va a ser peor.-Me callo unos segundos antes de añadir en voz baja.- Cuando era humana vi una masacre frente a mis ojos... estuve sin hablar una semana. Si no hubiera tenido una persona a mi lado que se mostró paciente y comprensivo... no hubiera vuelto a hablar.

Cierto, aunque mi padre me salvó la impresión me duró una semana... y todavía me dura, solo que adoptaron forma de pesadillas.

Vaya, encima resulta que es demasiado humana.

-¿Ah sí? ¿Una masacre? Qué bonito... -digo, poniendome un poco nervioso. Masacre dice-... Dime una cosa, Berenice, ¿Cuantos años tienes?

No puedo evitar ponerme un poco tensa.

-¿Es necesario responder a eso? como sea como sea, supongo que joven.

-Yo tengo casi treinta y nueve años -le digo, casi de forma tajante-... Casi once de ellos como no-muerto, y te diré algo, once años de sabbat es como un siglo de matanzas por parte de la Camarilla. Maté y vi morir a gente incluso antes de cumplir la mayoría de edad.

Intento no cabrearme, pero me cuesta.

-Rios de sangre... hasta que practicamente no sientes nada. No me hables de masacres. He sufrido mucho recuperando algo parecido a la humanidad. Si creyese en el Karma, no se me ocurriría un castigo suficiente para mí.

Me quedo mirándolo, pensativa. Creo que no es muy diferente a mi.

-Casi cincuenta. Como humana viví en un auténtico infierno donde había que hacer de todo para sobrevivir, sin tener en cuenta tú humanidad. Si era necesario, mataba para proteger a los mios, que eran los únicos que hacían que vivir mereciera la pena, aunque luego me corroyera la culpa. El mundo era nuestro enemigo, y nosotros respondiamos. Mi padre me sacó de todo eso, tras sobrevivir a una masacre masiva provocada por vampiros. Después me alejo de todo aquello y me protegió, incluso de otros Vástagos. Se podría decir que he sido más humana como vampiro que como tal, ya que por fin no habia necesidad de defenderse de esa manera para sobrevivir.