Preparando la revancha (20/12/09)

Asiento cuando se disculpa, como restándole importancia.

-... Tienes los poderes heredados de los Toreador... puede ser.

Cierro el bloc.

-¿Hasta qué punto se extienden?

-No... me temo que lo que sé de pelea y armas lo aprendí como humana. Mi padre no deseaba que me viera envuelta en ese tipo de vida otra vez. Hasta tal punto... que no me enseñó cómo ser más rápida.

Cht... me ha tocado una vampiresa mimada...

-Eso tendrá que cambiar... Pero no seré yo quien te enseñe... No ahora, no hay tiempo -digo, caminando hacia las escaleras, en dirección al salón-... Antón ha salido, no sé cuanto tardará en volver.

Necesito una copa.

Le sigo cuando baja al salón.

-Creáme, esto me hace tanta gracia a mí como a usted. Resulta muy frustrante que habiendo sobrevivido a golpes luego te metan en una jaula de cristal. No está mal, pero cuando se rompe no puedes moverte como deberías, ni ayudar a los que quieres. Se rompió el cristal y me encontré con el Sabbat y sin posibilidad de defenderme.

Rio un poco, de forma burlona, cuando llego a una de las botellas y me sirvo una copa.

-Carcel de cristal... Aun no sabes nada -digo, de espaldas a ella, dando un trago-... Dime ¿qué sentiste cuando nuestro mundo se mostró ante tí? ¿Dolor? ¿Alivio?... ¿Miedo?

Dejo la botella en su sitio.

-Eso sólo es el comienzo... Cuando te das cuenta de que en realidad solo eres una marioneta de seres que a su vez también son manipulados, te das cuenta de que no son necesarias celdas de cristal o de piedra.

Entonces la miro.

-Tu sire hizo lo más humano y trató de ocultartelo, pero eso es aplazar lo inevitable. Tarde o temprano, alguien en la sombra sale, y te demuestra la cruda realidad... Nadie es libre.

Nadie es libre. ¿No mencionó algo de eso Arnold?

-¿Sinceramente? Alivio. Yo ya sabía que el mundo no era precisamente un lugar amable y que el espejismo que creó mi padre se iba a romper tarde o temprano. Aunque no esperaba que fuera así... supongo. Mi padre, desde que lo conozco, ha tenido un serio problema con la realidad. Y al final la realidad pudo con él.

-... Soñar es fácil... que te despierten no -acabo diciendo, mirando la copa. Incluso tiene gracia, acabamos de pasar por algo así, pero no me rio.

También tiene gracia que me esté planteando este tema ahora.

-Si salimos todos de esta, ¿qué harás cuando todo esto acabe?

-No estoy segura... Volveré a San Francisco, supongo. Tengo que priorizar que Lucía esté bien, y allí las cosas son bastantes tranquilas. Te lo puedo asegurar, pese a lo que me decía mi padre, siempre estaba alerta. Además, tengo un trabajo... puedo seguir dedicándome a ello.-Digo, sin mucha convicción.

Me mantengo en silencio unos segundos... y doy otro trago.

-Bueno... supongo que alienta el tener algo parecido a una vida ahi fuera -me quito un pequeño resto de sangre en la boca con la mano-... Allí no me espera nada.

Creo que ha habido más sangre en mis manos a lo largo de mi vida que la que he llegado a beber nunca.

-Puede que sea una ventaja, siempre puedo empezar de cero a cualquier lugar que vaya.

Y me habría ido si no fuese porque la vida de Emile está aqui.

-No sabría qué decirle. Mi vida siempre ha sido defender a los que quiero... sin ello no tendría nada. -me quedo un momento pensativa.- De todas formas, le debo una. No sólo no me vació el cargador encima y me dio un voto de confianza, sino que intercedió por nosotras ante su señor. Si se pasa por San Francisco avíseme, le ayudaré en lo que pueda.

-Todavía no hagas promesas... -digo, sentándome en uno de los sillones, mirando el cuadro sobre la chimenea. En el estoy yo y Emile-... No podrás cumplirlas si no nos mantenemos vivos.

Me siento, a su vez en el sofá.

-No me gusta dejar las cosas sueltas... aunque imagino que antes de terminar con todo esto se me presentará la forma de devolverle el favor. De momento, me imagino que necesitaremos armas. Tengo algunas en la habitación de hotel donde residía y...-Callo, cayendo en algo de golpe.- Vaya, la llave junto con otras cosas estaban en mi bolso... y lo tienen ellos.-digo llevandome una mano a la frente. No se les habrá ocurrido ir, ¿verdad?

-... Si además de la llave tenías documentación del hotel, seguramente tendrán tus cosas...

Bravo, ahora tienen sus armas también.

-¿Qué armas tenías exáctamente?

-No, sólo tenía la llave, y esta solo tiene un número. Con un poco de suerte no la habrán visto, estaba en un bolsillo interior pequeño donde guardo las cosas pequeñas y que no abultan demasiado... En cuanto a las armas...-Me llevé unas cuantas... no sabía como se iba a poner la cosa y estaba paranoica. Además, traje par mí, y para Lucía, y en última instancia, mi padre- Cuatro automáticas, tres revolveres y unas cuantas dagas y navajas. Sin contar la pistola que se quedó en el coche que se quedó aparcado en el Louvre. Esa es una pequeña que hace bastante daño, una especifica que conseguí y que es la que siempre suelo llevar. Discreta pero efectiva.

-Joder... -digo, no sorprendido, si no molesto-... En París hay cientos de hoteles... no creo que se hayan molestado en buscar tu hotel si ya te tubieron.

No me hago ilusiones.

-Si te han liberado, dudo que te estén esperando allí... iremos después de ver a mis chicos.

-Desde luego no fueron a buscarme al hotel cuando me capturaron...-¿Sería capaz Arnold de hacer la tontería sólo por verme? Aparto esa idea de la cabeza.- Por cierto, ¿Podría hablarme un poco sobre sus chicos?

La miro un instante, no sé si responderle.

-Necesitaba hombres... así que fui a los barrios bajos y busqué vástagos sin clan... Les ofrecí refugio y alimento a cambio de servirme. Seis aceptaron, y uno de ellos fue la chica que está en trance allí arriba.

Maldita sea... Claire, despierta de una vez.

-El resto carece de modales, pero son útiles. Mientras cumpla mi parte del trato, ellos me harán caso. Con suerte, podré hacer vampiros de ellos.

Y estoy siendo optimista.

Me llevo la mano a la boca, sin poder evitar reirme un poco.

-Lo siento... es que todo esto me recuerda demasiado a L.A.

-¿Qué ocurre en los Angeles? -pregunto, sin entender su risa. Lo poco que sé de L.A. es que allí viven las estrellas de cine y hay pocos reparos morales.

Malditos yankis.

-Bueno, allí muchos nos quedabamos huérfanos... los de la banda nos recogían, nos enseñaban a sobrevivir, pero si haciamos alguna tontería que perjudicara al grupo perdiamos su apoyo. No era un sitio para andarse con tonterías, precisamente...

Supongo que habla de su etapa humana.

-¿Y ries por eso? -digo, alzando las cejas... Bueno, hay muchos tipos de humor.

Doy un trago más.

-... Tal vez tengamos que hacer una visita al Louvre... para recojer tu coche.

-Supongo que es una risa de "me rio por no llorar". Una vez más me encuentro en lo peor de una ciudad conocida por su fama y glamour, o por su refinamiento y su arte, y curiosamente con un hombre que se dedica a recoger a "huérfanos". Me parece que alguien quiere cobrármelas todas juntas, porque si no, ¿A qué viene meterme en algo tan similar?

Pensándolo un poco, era como ironías del destino.

-Sí... es un poco ridículo -intento cambiar de tema-... Sé que puedes... hacer eso con la influencia... ¿También tienes los sentidos potenciados?

Pregunta ridícula, habló de auras ayer.

-¿Cómo es eso... de ver más allá?

-Pues... como te diría... a veces es un poco como lo que tu decías acerca de que no te gusta dominar. Sabes que estás mirando en un sitio muy intimo y personal. No es como se presenta esa persona, es como es esa persona. Sin mentiras ni tapaderas, y aún así, eres tú quien interpreta lo que ves. Hay que tener cuidado con eso....

La escucho, meditandolo.

-... Supongo que tiene sus ventajas ser un detector de mentiras andante... -digo, en realidad no era un tema muy importante.

Me paso una mano por la frente.

-... No sé como ayudar a Claire... Se ha recluido en si misma hasta un punto en que no sé si mi voz llega hasta ella.