Enfrentando la verdad 11/01/10

Poco antes de llegar al Eliseo, le digo a Antón en el coche.

-Señor, el ataque que me ha dado... llevaba amenazando desde que desperté. Bueno, en realidad han sido un cumulo de cosas que se me han desbordado tras una pesadilla especialmente intensa. No sé que hubiera sido de mi si no hubiera intervenido tan deprisa...

- El problema es cómo vamos a expicarle a Villón quién te ha sanado sin que descubra a Claire. - dice aparcando.

-Habrá que darle más importancia a que lo ha hecho más que al como lo ha hecho.

Sale. Un ghoul te abre la puerta del coche y os indica que paseis por la puerta lateral.

Salgo del coche y voy junto con Antón a la puerta lateral.

Allí os hacen pasar directamente al despacho de Villón. Le ves de pie, sirviéndose un trago de espaldas, de modo que nos os ve entrar cuando dice:

- Debí hacer caso a mi instinto y matarte desde el prin... - entonces se vuelve. Sus ojos se entornan al mirarte - ¿Qué haces tú aquí?

-Porque... me parece que ha habido un malentendido, señor. Es cierto que hoy no me he encontrado bien, pero gracias a que el señor Antón me cuidó estoy recuperada.

- ... Márchate.

-Señor, se lo ruego, no le haga daño. Él ha estado cuidando muy bien de mi.

- ¿Te parece que te he pedido opinión? - se acerca a ti, hasta quedar a un palmo, inclinándose, amenazante - ¿Quién crees que eres para hablarme cuando te plazca? ¿Quieres que me interese por ti tan poco como me intereso por los demás? Bien, pero entonces no esperes un trato diferente. Ahora debería cortarte la lengua por tu osadía ¿Qué te parece eso?

-Señor, yo...-madre mía, sabía que estaría molesto, pero esto... sobre todo después del mensaje... un momento. ¿Lo habrá visto? Quiero decir, me pareció que no estaba muy familiarizado con el móvil.- Señor, está en todo su derecho en estar enfadado conmigo, pero... ¿ha visto el mensaje?

- ¿Qué mensaje? No ha venido ningún mensajero, deja de intentar ganar tiempo. Márchate, fuera de aquí ¡ya!

-¿Mensajero? No, señor... me refiero al móvil. No solo sirve para llamar, se pueden mandar mensajes de texto. Y si le mandé un mensaje, es porque es más discreto, no quería interrumpirle en una reunión... o en cualquier obligación que tuviera. Señor, estos días he estado muy confusa, y lo primero que he hecho nada más aclararme las ideas ha sido escribir ese mensaje. Sabe que no miento, es usted muy perceptivo, señor... no lo estoy diciendo para ganar tiempo.- Es cierto. Joder, ahora entiendo las cosas, lo que siento por Arnold y por Villón, el cómo están las cosas... quiero arreglarlo, de todo corazón, quiero arreglarlo. Pero si no se frena un momento, si no mira el móvil, lo próximo que suceda lo vamos a lamentar todos, incluido él.

Él te mira intensamente a los ojos, sientes que podría fulminarte con esa mirada.... tal vez pueda, de hecho.

- ¿Qué decía ese... texto?

No necesito ni pararme un momento a recordar las palabras, ni los detalles. Deseo de todo corazón que lo entienda, que me escuche, que todo eso se solucione. Y ante todo, no me cuesta porque es la verdad.

-Decía que le pido disculpas. He sido terriblemente injusta con usted. Han sucedido muchas cosas de golpe, casi no he podido pararme a reflexionar y me he sentido muy confusa estos días. He estado pensando en usted, reflexionando sobre lo que hablamos la última vez que nos vimos. Pero me ha costado entender ciertas cosas, no pensaba con claridad, y la verdad, me he sentido asustada. Sé que he hecho estupideces, que no he sido justa con usted, y por eso le pido perdón, y lamento profundamente si le he herido. Aún sigo queriendo pintar para usted, incluso si ya no quiere recibir mis cuadros. Y... mis más humildes disculpas.

Te sigue observando, esa mirada sileniosa, escrutadora, algo amenazante...

Le miro, serena, deseando de todo corazón que todo se solucione, que me perdone, que podamos repetir una velada como la anterior... pero esta vez sin miedo ni culpa. Lo que siento por Arnold es intenso, pero ahora veo que aferrarme a él de esa manera no es la solución. Nos estamos haciendo daño los dos. Por otra parte, podría haberme dado cuenta antes si no fuera por la amenaza constante de que lo mataran. Mis sentimientos no se hubieran vuelto tan turbios ni hasta tal extremo si hubiera sabido que, aunque sea como mi sirviente, él estaría a salvo. Qué podía estar a salvo, tener un futuro sin que yo estuviera tan colgada de él, porque en el momento en que eso terminara lo matarían. Arnold tiene un lugar especial en mi corazón, y le quiero, pero ya se ha acabado. Tiene su hueco en él, como lo tienen mis hermanos, Lucía y mi padre, que siempre permaneceran ahí. Pero se ha acabado. Tengo que aceptarlo, nuestra relación es absolutamente malsana, y nos hacemos daño sabiendo que con esa relación herimos al otro. Y Villón... maldita sea. El beso que me sacó de aquella pesadilla era el suyo. Ha demostrado que se esfuerza por ciertas cosas por mi. Pero su odio, su incapacidad de demostrar cierta compasión... se comporta en muchos aspectos como los ricachos que nos miraban y trataban como ha perros. Eso me hecha para atrás. Y me hecha para atrás hasta tal punto que me he estado refugiando en brazos de Arnold, exagerando hasta tal punto lo que siento por él que me obsesiona completamente, que me tortura no poder estar con él, simplemente para no tener que admitir que le amo, que amo a Villón. Me dolió lo del móvil porque pensé que no confiaba en mi ni me respetaba lo suficiente como para pedirmelo, y que si no me respetaba eso, tal vez más adelante no respetaría mi cuerpo. Estaba asustada, muy asustada, y el miedo me ha cegado. Y sin el miedo... quiero luchar por Arnold, pero ante todo... quiero estar al lado de Villón. No tengo por qué temerle, no debo hacerlo. No debo tener tanto miedo a que todo sea una ilusión y desaparezca de mi vida, o me haga daño. Lo que siento por él es algo hermoso y sincero. Ya está bien de mancharlo con mi miedo. Sólo espero que no sea demasiado tarde, por favor...

- No ha cumplido con su obligación, y tiene que pagar - te dice.

-Su obligación es cuidarme y protegerme. Que no me pase nada, y si estoy aquí, ante usted, es porque no ha faltado a su obligación, porque realmente no me ha pasado nada. Todos tenemos nuestros momentos de debilidad, nuestras propias batallas internas, y son completamente inevitables, porque solo nosotros podemos enfrentarlas y sabemos como debemos ganarlas, aunque no lo veamos a simple vista. Él no podía evitar esa batalla, y si lo hubiera hecho a la larga hubiera sido peor, acabando conmigo para siempre. Necesitaba sacar todo eso que tenía dentro, y él ha sabido atenderme cuando lo he necesitado, y finalmente escucharme cuando ha sido preciso. No ha faltado a su obligación, y quisiera pedir que siguiera ejerciéndola, porque me siento segura con él, ya que me acaba de demostrar que ante un mal momento conmigo misma puedo confiar en él. Se ha puesto a prueba su cumplimiento con esa obligación y la ha pasado con creces. Mireme, ¿acaso estoy mal?

Hablando de cabezas duras...

-Nada de lo que no me haya recuperado. Y señor... olvida que yo no soy una chica a la que la puedan esas cosas. Recibí heridas mucho peores siendo humana, imaginese lo que supone para mi una herida como esa ahora. Además señor, piense esto.-mis ojos se tiñen de tristeza.- si le hace daño, si le mata, me hará mucho más daño del que me pudiera producir una herida por la que salga sangre. Por favor...

Él parece incómodo ante tus peticiones, como si no le gustara (al menos en este momento) verte así.

- Tiene pagar, de algún modo.

-¿Pagar por qué? ¿Por llegar en un parpadeo a socorrerme? ¿No es eso lo que tiene que hacer?

- No - dice tajántemente - Tiene que evitar que necesites ser socorrida. Es muy diferente, chiquilla - dice con cierto tono de altanería, como si no pudieses comprender ciertas cosas esenciales... y quizás no puedas, son reglas y matices de otros tiempos, tiempos que tú no has vivido.

Pues a mi me parece que lo que no entiende es que no soy la jodida doncella en apuros. Qué hay ciertas cosas que son inevitables y que es más importante el como se reacciona y como acaba la cosa que el qué ha pasado. Además, joder, que me pasé toda mi vida humana sobreviviendo en uno de los peores barrios de L.A... Además, que estamos en el siglo XXI...

-Señor, ha sido una tontería de accidente. Agradezco su preocupación, pero así no solucionará nada, solo empeorará las cosas. En serio no soy tan frágil, solo estoy teniendo una mala racha. Todos tenemos nuestros buenos y malos momentos, ¿no puedo tener yo los mios? Y le repito, será mucho más grave si le hace daño. Además, ¿cada vez que me tropiece sin querer y me golpee va a matar a alguien? ¿Si por casualidad, pasando las hojas de un libro me corto castigará a alguien? Señor, mireme, mireme bien. Estoy bien. Me he caido y me he levantado, y el señor Antón me ha ayudado. No hay absolutamente nada que lamentar, pero lo habrá si le hace daño. Por favor...