Recluido con el pequeño lobo - ¿?/¿?/10

Oyes un profundo gruñido, seguido de un aullido ensordecedor. Enseguida un segundo licantropo llega, escuchas las pisadas de sus garras contra el suelo de piedra del pasillo, acercándose. El sonido reverbera poderosamente contra las paredes, debido al peso de esas bestias.

Gruñen entre sí, y uno de esos gruñidos desciende paulatinamente hasta que escuchas la voz de una mujer, que maldice mientras rebusca en los bolsillos del nosferatu.

- No tiene las llaves. Echémosla abajo, rrr - su voz se convierte en algo inhumano que no comprendes, te parece que dice "rapido".

Comienzan a arremeter contra la puerta.

- Papá... - dice el niño asustado, reclamando tu cercania.

El aullido se cuela en mi cabeza, amenazante, y encima llega otro lupino... Hablan entre ellos y una voz femenina me dice que las llaves no están ¿sera ella?... No se si lo prefiero.

Me echo para atrás cuando empiezan a arremeter la puerta con mas fuerza y me acerco a Paul cuando me necesita, aunque no se si eso empeorara la reacción de los lobos cuando consigan liberarnos.

- Tranquilo, estas a salvo - digo con una mano sobre su hombro. Al menos eso si es verdad.

Los goznes comienzan a ceder, la puerta no tardará en venirse abajo.

Poom, poom, poom. Las arremetidas son atronadoras.

El niño te abraza y de pronto la puerta se viene abajo, cayendo a plomo al suelo. Un lupino, en su forma más aterradora, rueda un poco sobre ella quedando en el centro de la celda, y sacude la cabeza, comicamente por un instante.

El otro lupino se asoma, tambien transformado.

Elevo una mano por delante de mi cara, intentando taparme de cualquier cosa que salga disparada hacia mi, y cierro ligeramente los ojos en cada embestida, hasta que al final consiguen derribar la puerta. Al ver al lupino en el suelo se me disparan aun mas los nervios y aunque resulte relativamente gracioso su movimiento con la cabeza, no se me ocurre ni siquiera sonreír.

- Eee... - voy a hablar cuando se asoma el segundo lupino y me doy cuenta de que es mejor quedarme callado.

El del suelo se levanta y os mira. Gruñe. El niño te aferra con fuerza. El otro penetra levemente en la estancia, apenas medio paso. Casi no caben por la puerta ni agachados.

- E-es mi padre - dice el niño.

El del suelo le mira, luego te mira a ti, ladeando la cabeza, y hace una mueca en la que incluso tras su monstruosidad puedes distinguir el desagrado que le produce la idea de que pudieras ser "realmente" su padre. Mira al de la puerta, que señala con su enorme cabeza lupina hacia el niño y hacia un lado, antes de agazaparse, mirándote.

Antes de que te des cuenta te ha arrancado al chico de las manos y el de la puerta se lanza a por ti, pero mientras aún está en el aire tu "hijo" se transforma con una velocidad asombrosa y hace un movimiento, aunque no lo puedes ver porque tienes ya al licantropo de la puerta practicamente sobre ti.

Paul habla cuando yo casi soy incapaz de ordenar las palabras en mi cabeza. Uno de los lupinos toma una posición de ataque que ya había visto en mi reunión con la manada y entonces el otro aleja al niño del peligro. Alzo las manos en un inútil intento por defenderme y noto como Paul se transforma para intentar defenderme.

- ¡¡NO PAUL!! -

Bajo la guardia y salto hacia él intentando que no se enfrente a ellos, un fútil deseo por protegerlo... Algo que sin duda podría conseguir mejor el solo, al menos en combate.

El licántropo pega contra la pared, obviamente tu movimiento le ha despistado.

Al ver al muchacho junto a esas dos moles, te das cuenta de que efectivamente aún no es más que un cachorro, un cachorro que podría despedazarte, pero que no es rival contra sus mayores. No obstante, Paul lanza una dentellada a quien le sujeta, y éste retrocede y gruñe. No quiere dañarle, pero por supuesto tampoco quiere resultar dañado por él. Después de todo, sus dientes tambien perforan.

Paul deja de prestarle atención según retrocede, hace un quiebro para esquivarte y se lanza a por el que te ha atacado, que está ligeramente aturdido en el suelo.

Sumergido en la tensión del combate no soy consciente siquiera de que conseguí esquivar al lupino, solamente estaba algo extrañado por el golpe que esperaba recibir y que tardaba mucho en llegar. Voy hacia Paul que me rodea para ir contra el hombre lobo que me ataco. Intento agarrarle del brazo y extiendo la otra mano hacia los lupinos con la palma extendida.

- ¡No somos enemigos! ¡estamos perdiendo tiempo! -

Sacare a Paul de aquí y luego que hagan lo que quieran conmigo...

Paul te arrastra pero se frena al darse cuenta. Retrocede, poniéndote a su espalda. Con esa transformación es casi tan grande como tú, y bastante más fuerte. Gruñe, con el pelo erizado. Los licántropos le contestan, agresivamente. Intercambian una serie de sonidos antes de que quien esperaba en la puerta, y que parece mandar sobre el otro, resopla y cede. Ambos se dirigen a la salida y se preparan para escoltaros fuera.

No tengo mas opción que quedarme tras Paul, pero al menos han dejado el combate... Incluso parece que de momento aceptaran sacarme de aquí, aunque intentaran deshacerse de mi en cuanto tengan la posibilidad.

- Vamos, rápido -

Hablo con Paul en voz baja y cuando pasamos al lado de los lupinos me dirijo a ellos.

- Gracias -

Sueno sincero. Pueden llegar a tomarse mal directamente que les hable y les estoy dando las gracias por algo que no hacen por gusto, pero me parece buena idea tenerlos en consideración y adapto el tono a la situación lo mejor que puedo para que no lo vuelvan contra mi.

Gruñen, aunque no sabes si es un mero signo de agresividad o te han contestado no muy amablemente.

Avanzais por los pasillos, uno de los lupinos va frente a Paul, el otro tras de ti, sientes su respiración en la nuca, es el jefe. Os cruzais con tres vampiros, dos acaban espanzurrados contra la pared o el suelo, ambos probablemente muertos, el otro sale corriendo y los lupinos le ignoran. Giran por algunos recodos, usando el olfato para guiarse. Paran en cierto momento y el que está tras de ti aulla, recibe respuesta y empezais a andar con más velocidad, el de atrás te acucia empujándote bruscamente con el hocico.

Si ya es incomodo avanzar entre lupinos, mas aun si uno de ellos te respira en la nuca deseoso por partirte en dos... Mejor no quejarse o acabare como esos nosferatus que nos hemos topado. Pero no me dan pena, ellos se lo han buscado... aunque es bastante terrorífico ver a los lupinos luchar, ahora soy aun mas consciente de lo que podrían hacer conmigo y a que velocidad...

Me muevo lo mas rápido que puedo solo por evitar los golpes del lupino que tengo a mi espalda, preguntándome si estamos dirigiéndonos hacia la salida o si vamos en busca de la lupina... Ese seria un movimiento peligroso, seria toparnos directamente con Jehova y él si podría hacer frente a los cambiaformas... Espero que hayan tenido la suficiente cabeza como para atacar cuando su primogénito no estaba en la cueva...

Los lupinos continuan avanzando, y ves que recogen a otro de pelaje pardo que avanza a duras penas. El de delante lo carga a la espalda y continuais camino. Empiezas a distinguir el pasillo que conduce a la salida.

En seguida llegais fuera, los lupinos discuten entre sí, hasta que sientes como el de tu espalda te agarra con uno de sus brazos y comienza a correr, contigo, junto al otro que lleva al herido y al niño.

Me sorprendo y asusto cuando me agarra, pero cuando noto que es solo para transportarme me relajo, aunque poco... me lleva a un lugar donde habrán muchos mas, todos deseando cortarme en pedazos...

Al llegar a fuera también me doy cuenta de una cosa, ¿por qué no han atacado de día?... ¿quizás ya les habían ordenado "salvarme"?... eso no creo que sea probable, pero si es así, no creo que sea nada bueno...

Os moveis a buena velocidad por todo el cementerio. Saltan con vosotros la valla de la parte trasera y seguis camino por entre las naves del complejo industrial. Minutos más tarde, llegais al bosque y ellos reducen la marcha una vez se han adentrado en él. Finalmente paran y os bajan.

Intento no mirarlos directamente y me limito a esperar sus movimientos, ya hablare cuando me pidan que lo haga.

Todos vuelven a su forma humano, lo cual te hace recuperar cierto aplomo. Lo único que te dicen es:

- Camina, sanguijuela. - lo dice ella, la jefa del grupo, parece.

El niño se pone a tu lado.

Camino sin rechistar, pero ahora que han adoptado su forma humana cojo mas valor y no consigo reprimir mis ganas por saciar mi curiosidad.

- Si no es molestia... ¿por qué atacasteis por la noche? -

- Eres una molestia de por sí - responde.

- Sois unos groseros - farfulla Paul.

Los otros parecen divertidos por su comentario.

Son idiotas...

- Si hubierais venido por el día seguro que no estaría aquí... - ya fuera porque me hubieran matado en mi celda o porque me hubieran abandonado allí.

- Bueno, puede que incluso nos vengas bien. Además, no es momento de tener que llevar al cachorro a rastras.

- Olvidaos de eso. Habrá que programar un nuevo ataque, no hemos conseguido sacar a mi hermana.

Me giro hacia la que parece la cabecilla.

- ¿Puedo hablar en privado contigo un momento? - miro su gesto, seguro de desagrado - Os interesa... y podemos seguir avanzando mientras... -

Te mira con asco.

- ¿Qué quieres?

No se aleja contigo de resto.

Alzo los hombros, no puedo ofrecérselo delante de Paul. Miro al frente y continuo la marcha.

No insiste, no parece importarle una mierda lo que tengas que decir.

No tardais en llegar a un montícul, y bajo él hay una especie de... madriguera gigante. Salen dos personas más, licántropos en su forma humana, imaginas. Son dos mujeres y cogen al niño, invitándole con suaves palabras a entrar con ellas. Paul te mira.