Quemados (29/11/09)

Con solo ver su mirada, me hago una idea de lo que planea. Saco la pistola.

-Quien me toma por gilipollas lo acaba pagando, Nosferatu -digo, con tranquilidad.

- Lo juro por Dios, es todo lo que queria... - responde cuando le encañonas.

-Estacaste a Antón y te lo llevas a tu viejo clan, ¿eres tan iluso como para pensar que te dará su confianza otra vez?

Entrecierro los ojos.

-Estás vivo porque resulta que tenías razón en lo de Basile, por suerte para tí ahora me eres más útil con vida. No hagas que cambie de parecer.

Le apunto con la pistola.

-¿Qué es lo que no me cuentas?

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Desvia la mirada y traga saliva.

- Soltadme, por favor... no volvere a molestaros... os daré la informacion que necesiteis gratis... por favor...

-... La información que queramos, muy bien -digo sonriendo-. Por algo se empieza.

Bajo un poco el arma.

-Para empezar, dime qué sabes de los que raptaron a Basile y le dejaron morir allí.

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- Fueron los anarquistas - responde - cuatro o cinco... creo que los enviaba su cabecilla.

No se por qué, aquí parece estar siendo sincero... Pero quiero asegurarme.

-Puedes ver a través de él. ¿Qué opinas Antón? ¿Le crees?

Levanto las cejas, como si fuese una sorpresa. Entonces miro al Nosferatu.

-¿Has oido, Nosferatu? Quiere jugar contigo, y si le dejo jugar seguramente solo saldras de estas cuatro paredes a traves de la chimenea -acerco un poco el rostro-... Pero antes disfrutará de cada momento anterior ¿Estás seguro de que quieres eso?

Miro a Antón. Por mis ojos aparece un destello de preocupación, pero de espaldas al Nosferatu, este no me ve.

Vuelvo a mirar al Nosferatu.

-... De acuerdo.

Deja caer la cabeza, cogiendo fuerzas para hablar.

- Fui yo. Yo lo hice. Yo le encadene en la fabrica, y prendi fuego, y eperaba que no llegaseis a tiempo de salvarle despues de haber cobrado mi recompensa por deciros donde estaba.

Me lo imaginaba.

De hecho no sé como pude creerme lo de los anarquistas. Pero no se va a escapar, no de esa forma.

-... Has sido una auténtica lacra desde que apareciste en mi vida... ¿Pero sabes una cosa? No te vas a librar.

Miro a Antón de nuevo. Mi mirada es la de alguien seguro de si mismo, como si supiese la forma perfecta de castigarlo. Vuelvo a centrarme en Basile.

-No te vamos a dar el gusto de morir... ni vamos a torturarte, porque tienes que pagar por lo que hecho, por todo lo has hecho

Asiento, con una sonrisa.

Se va a merecer todo lo que le va a pasar, pues si yo un siervo de Antón, el será la mierda de la suela de mi bota.

-Ya lo creo que harás lo que sea.

Saco mi otra estaca, y se la clavo en el corazón, asegurándome esta vez de que esta vez no se pueda caer. Después, saco el cuchillo.

-Y no vas a tener ocasión de elegir.

Hago un corte en mi mano, y con la otra, le abro la boca, y derramo mi sangre.

- Déjame fulminarle... - dice Antón, mirándole yacer colgando de los grilletes.

-No Antón... -le digo, sin siquiera mirarle. Mi tono no es de rebeldía, si no de confianza-... Con matarle no conseguiremos nada.

Entonces sí le miro.

-Matar no resuelve nada... Y no estamos en posición de dejarnos llevar por la Bestia... Ni siquiera merece la pena darle la muerte.

Miro al Nosferatu.

-En cambio, hay una cosa que sí debemos hacer... Recuperar lo que se perdió. Y este desgraciado nos ayudará, lo quiera o no.

Antón le mira, ladeando la cabeza.

-Asegúrate de que no me quedo a solas con él ninguna vez... no sé si podré contenerme...

*Hasta que esté totalmente vinculado, no será seguro que esté cerca de nadie... lo mejor sería dejarlo encerrado, para asegurar su "participación" dentro de un par de días*

Miro con media sonrisa a Antón.

-Tu autocontrol dice mucho, Antón. Has podido destriparlo pero has elegido no matarle. Has pasado entre las llamas para salvar a otros, has tenido piedad cuando yo podría ser pasto de las llamas en esa chimenea. "Quieres cambiar" -recalco-... Tus probabilidades aumentan.