Sirviente (1/12/09)

Despierto gracias a Emile, como siempre, pero esta vez lo hago con tranquilidad, sin miedo a que pase algo.

Por fín he dejado de apestar a quemado, y ahora dispongo de ropa nueva.

Emile se entretiene con caricias para despertarte dulcemente. Parece que por fin todo está más tranquilo.

-Buenas noches, cariño -digo, besándola-. ¿Dormiste bien?

- ¿Cómo no dormir bien si duermo a tu lado? - pregunta.

Sonrio.

-Bueno... creo que ya hemos dormido bastante.

Me levanto despacio. Es hora de evitar que un linchamiento sea un asesinato.

-¿Qué tal está Basile?

- No sé - dice levantándose contigo, acariciándote aún -. No estaba en su cuarto...

Mierda...

Doy un rápido beso a Emile en la mejilla.

-Espera aquí, ahora vuelvo.

Salgo con paso acelerado de la habitación, y me encamino hacia las jaulas.

Cuando llegas, ves la jaula... hay sangre entre los barrotes. Dentro está Frank, de rodillas y con las manos apoyadas en el suelo. Basile también está dentro, abrochándose el cinturón, luego le da una patada en la cabeza que te preguntas como es posible que no le salga volando. Todo el nosferatu, con el craneo por delante, se estrella contra los barrotes. Cuando sacude la cabeza, gotas de sangre salpican alrededor. Le fallan los brazos y ca la suelo, sólo consciente a medias. Parece que es suficiente para Basile que recoge la estaca y entonces te ve.

- Hola, hermano - saluda.

Me alegra que esté bien, pero al ver el estado de Frank, aparece una ligera mueca de desagrado en mi cara.

-... ¿Pero qué has hecho, hombre? -le pregunto, como si en vez de dar una paliza a Frank solo hubiese roto un plato.

- Lo que voy a hacer el resto de su puta vida - se vuelve, para que Frank oiga bien las últimas palabras - Cada maldita noche.

Notas como Frank se encoge un poco, Basile se da la vuelta y te guiña un ojo, perfilando con los labios un "solo una temporada".

- Creo que Antón quería verte - comenta saliendo de la jaula - Cuando termines con... eso, sube - Después se dirige a Frank - Nos vemos la próxima noche... si es que puedo esperar.

-... Adelántate, yo voy ahora dentro de poco. Tengo que hablar con él antes de cerrar el vínculo... y llama a uno de los ghouls para que venga.

Tendré que hablar con Basile más tarde.

- Claro, ahora te lo envío - dice dándote una palmada en la espalda com despedida antes de salir.

Cuando nos quedamos a solas, me acerco.

-... Tranquilo, no voy a vincularte.

Cuando te acercas se echa un poco para atrás, con las manos por delante, como pidiendo que no le golpees, luego te escucha.

- No le he respondido... no me defendí ni me resistí... - te dice, recordando la orden que le diste de no volver a hacer nada contra Emile, Basile o Antón. Mantiene las manos en la misma posición.

- ¿Sí, señor Curtis? - pregunta el ghoul, que llega con vendas y un botiquín.

-No desperdicies tu sangre -le digo, antes de dirigirme al ghoul agradeciendo las bendas y el botiquin-... Gracias. Sí. Necesito algo de sangre, si pudieras traer me harías un favor.

- La sangre ha de pedírsela a Antón, señor Curtis, no podemos dársela nosotros. Lo lamento - se disculpa el ghoul.

-... Está bien. Déjenos solos por favor. Pronto subiré a hablar con él.

Cuando nos quedamos a solas, vuelvo a hablar con Frank.

-Intenta curar tus dientes...

Frank obedece... y baja un poco las manos, alerta aún de que no pases a un estado agresivo.

- ¿Estáis enfadado? - a penas se atreve a preguntar.

-Tuteame cuando estemos a solas -le digo, arrugando levemente la frente-... No, no estoy enfadado.

Miro hacia la puerta, por donde se fue Basile, y luego vuelvo a Frank.

-No puedo aprobar la actitud de Basile, pero está en todo su derecho, así que espero que aceptes este castigo como un hombre.

Suspiro.

-Procuraré que no vuelva a repetirse, pero a partir de ahora, es mejor que no estes en la misma habitación que Antón o Basile si no estoy yo. ¿Entendido?

Asiente.

- Pero no sé como podría evitarlo... estoy encerrado, señor.

-... En eso no tienes razón.

Guardo la estaca y cierro la reja.

-Hablaré con él para que me permita sacarte, pero hasta entonces esperarás aquí. Recuerda que estás vinculado "totalmente" a mí, cuando no estemos solos.

- Sí, señor, por supuesto... gracias de nuevo, señor... no sabéis lo que significa para mí... cuánto me habéis dado con ese generoso gesto - inclina la cabeza, sentidamente agradecido.

-Más te vale recordarlo, Frank, porque si un día muero no habrá nadie que te proteja.

Arrastro con el pie las bendas y el botiquin hasta que toca los barrotes. Luego empiezo a caminar, al exterior.

-Y te he dicho que me tutees cuando estemos a solas.

Aviso a los ghouls cuando ya estoy fuera.

-Mantenedlo vigiliado, no está estacado.

Y voy a hablar con Antón.

ANtón está en la sala, con una copa en la mano y sonriendo, mirando el fuego.

- ¿Basile si puede hacerle visitas a tu alimaña?

-... Lo de Basile fue un descuido, intentaré que no vuelva a repetirse -respondo, al parecer no muy afectado-... Me ha dicho que querías hablar conmigo.