Noticias (10/12/09)

- Tengo que practicar... - te da un beso fugaz - elegir las piezas... - otro beso - Tengo trabajo

Dice separándose finalmente de ti y corriendo escaleras abajo, radiante de ilusión.

Verla ilusionada por algo me alivia. Pese al vínculo, no quiero que esté obsesionada conmigo. Necesita tener tambien aspiraciones, metas y ambiciones.

Creo que es momento de trabajar... pero es mejor adecentarse un poco más. Entonces veo la ropa que compré aquella vez...

-... ¿Por qué no?

Empiezo a vestirme con uno de los trajes. La tarea que me iban a encomendar no iba a ser fácil, pero eso no significaba que fuese a dejar de lado el buen gusto.

*Si una noche muero, moriré bien vestido* -pienso, mirando el lado bueno.

Empiezo a bajar las escaleras.

Antón te mira, y sonríe complacido.

- En algo debía resultar positiva mi influencia...

-Siempre he tenido buen gusto, lo que no tenía tanto era el dinero para mantenerlo -digo, con media sonrisa. Me aproximo a él. Realmente estoy de buen humor.

-Emile está realmente ilusionada con el concierto... aunque no se tomó muy bien que la fecha fue tan cercana -digo, haciendome gracia un poco.

- Tuvo la deferencia de no decirme nada al respecto... de todas formas un reto la vendrá bien... ¿Te vas a ir ya?

Sonrio.

-... Bueno... tal vez podría tomar una copa contigo y charlar un poco... No me corre mucha prisa lo de buscar en callejones.

El sonríe más ampliamente, complacido, realmente aprecia tenerte cerca.

- Pasa al salón - dice, precediéndote, y llenandote una copa.

-He pensado en lo que me dijiste ayer y... Debo reconocerlo, tenías razón... -añado, entrando en el salón-... Las cosas pueden llegar a salir bien. Si me preocupo un poco menos puede que incluso salgan mejor.

- Así me gusta... pareces de mucho mejor humor, supongo que la compañia de Emile te hace bien, al fin y al cabo.

-Puede ser... el no tener que preocuparme constantemente sin duda es una liberación -respondo, sonriente, aceptando esa copa y dando un trago-... Es más... verla ilusionada, con ganas de vivir y de hacer lo que le gusta me hace sentir mejor.

- Me alegro por ti, chiquillo, de veras - sonríe, antes de beber también.

- Ya te lo dije, vendrá mucha gente, de nuestro círculo... querrán cotillear, llevo hacer una fiesta en mi mansión desde.... hace mucho. - responde, momentaneamente abatido, luego se centra - ¿Lo preguntas por alguien en concreto?

- Ehm... sí, alguno caerá

¿Alguno caera?

-...No lo dices muy convencido -digo, con cara de interrogación, pero no me muestro preocupado.

- No, si convencido estoy...

-¿Entonces? -digo, alzando una ceja-... ¿Qué te preocupa?

Parece dudar un momento en si decirtelo o no.

- Melissa vendrá, la he invitado.

Me quedo unos segundos mirándole, con gesto incrédulo, como una estatua. Parecía hasta cómico.

-... Necesito sentarme -consigo decir, caminando hacia el sillón. No parece haber molestia en mi voz.

- No te lo tomes a mal, chiquillo, pero me cae bien... y nos será de utilidad, llegado el momento... es mejor tenerla de nuestro lado.

Inspiro y expiro tranquilamente, mirando el fuego.

-... No si... yo estoy tranquilo, no es mi problema -digo, como si no me importara-... Después de todo no tiene nada que ver conmigo. Sólo es miembro de mi mismo clan, conoce mi secreto, me dejó morir... Total, minucias.

Mantengo mi cara de idiota incredulo.

-... ¿por qué iba a tomarmelo a mal?

Antón sonríe y se acerca a ti.

- Dame el beneficio de la duda. Nunca dejaría que te hiciera ningún daño, aunque quisiera, que no quiere, porque no le ha contado a nadie lo que eres, y te aseguro que es una informacion por la que muchos pagarían bien en dinero y en deudas personales

Doy un largo trago, vaciando la copa. Pese a todo, me siento ligeramente nervioso. Cada vez aprieto más los labios mientras hablo, mi lengua a veces pasa fugazmente por ellos, subiendo un poco de tono.

-... No si... con ella mi secreto está a salvo... despues de todo ella no tiene que finjir... Mientras que si es capaz de dejar morir a alguien...

Mi mano se crispa, y la copa estalla. Noto como los cristales se clavan en mi mano. Miro la mano, dándome cuenta de lo que he hecho... Hacía tiempo que no perdía el control de esa forma.

-... Lo siento...

Él te mira con el ceño fruncido, extrañado. Se acerca a ti y se acuclilla a tu lado.

- ¿Estás bien? - pregunta, examinando tu mano -. Si tanto la detestas, la llamaré y la diré que no venga ¿de acuerdo? No te preocupes por nada...