Nuevos reclutas (14/12/09)

- Calma... calma... - pide, inclinándose hacia atrás y con las manos levantadas - ¿La quieres? Para ti, no sirve de nada... En serio, toda tuya...

-Cierra la puta boca -digo, con los dientes extendidos. Era evidente mi cabreo, pero todavía no separo el cuchillo-... Debí haberte rajado como una trucha cuando le pegaste aquella vez.

Sin dejar de mirarle a él, le hago una pregunta a ella.

-Chica, solo tienes que asentir con la cabeza -aprieto un poco más el cuchillo contra su garganta, sin llegar a cortarle.

- Vamos... vamos, pequeña... yo te di un hogar... y te regale a Brian ¿recuerdas?... cualquiera te hubiese dejado allí... cuidé de ti...

Los ojos de la mujer, que le miran desde abajo, deberían rezumar deseos de venganza, pero en cambio sólo le mira con inocente compasión. Niega con la cabeza.

-... La muchacha al parecer, es mucho más humana que tú -digo, sin apartar el cuchillo-... Lo que no es muy dificil.

Por mi garganta sube un leve gruñido de la bestia, similar a la de un animal a punto de saltar sobre su presa.

-Nadie lloraría por tu muerte... Pero la chica ha decidido perdonar tu patética vida. Si vuelves a tocarla, o te acercas a este refugio, con que sólo escupas en dirección a esta casa... Te encontraré y terminaré esto... No me fue dificil la última vez, ¿sabes?

Sonrio.

-Dile que lo sientes.

- Lo siento - dice completamente amedrentado, incluso le sale un gallo de la garganta - Por Dios, lo siento mucho, pequeña, perdóname. Eres una buena persona, perdóname....

La mujer se acerca a vosotros, sin miraros, luego levanta una mano hasta tu muñeca, y luego tira un poco de ella, sin fuerza, pidiéndote que le sueltes ya... Es suficiente.

Mis ojos pasan fugazmente a la mano que toca mi muñeca, luego a ella, y después retornan a él.

Aparto el cuchillo, pero después tirando de su pelo lo tiro en dirección a la puerta.

-La chica se queda. Vuelve a tu cloaca, y no vuelvas por este distrito, o haré un llamado para una caza de sangre. Creeme, puedo hacerlo.

De hecho, con Antón, tengo los medios.

Lemir sale de allí, sin mirar atrás.

La estancia se sume en el más absoluto silencio.

Guardo el cuchillo. Los miro a todos un instante... sobre todo a la muchacha.

-¿Estás bien? -pregunto, con cierta incomodidad. No me gusta la idea de ser un heroe.

Ella asiente repetidas veces, sin mirarte. Aunque Lemir ya se ha marchado con el rabo entre las piernas, ella está aún asustada ¿de ti? ¿de los otros? No lo sabes.

Unos segundos de silencio también por mi parte.

-... Lamento que tuvieseis que presenciar esto -digo, hablando en general-... Pero creo que cualquiera de vosotros hubiese hecho lo mismo de haber podido.

Miro de nuevo a la chica.

-No tengáis miedo de mí... El monstruo no soy yo.

- Una... caza de sangre... es una amenaza... cojonuda... - dice el que ya empiezas a identificar como el bocazas del grupo.

- Joder, Mario, cállate.... Siento el incidente, jefe... pero dijo que la chica se podía quedar... y él quería llevársela...

-Hiciste bien... Mi molestia no era por vosotros... Entiendo lo que ha pasado.

Suspiro, cerrando los ojos y agarrándome el puente de la nariz.

-Por suerte no ha ocurrido nada grave. Has hecho bien Vic -repito, y trato de cambiar de tema-... Por cierto, lo de la sangre extra tendrá que esperar a la siguiente noche, quien la suministra necesita un día de plazo. A partir de mañana habrá un litro para cada uno.

- No hay problema, nosotros nos buscamos alimento, no... no hay problema - Vic y el resto parecen preocupados con lo de la Caza de Sangre. La mujer en cambio parece vivir en su propio universo.

Les veo las caras, y comprendo.

-... Lo de la caza de sangre ha sido una treta, ¿de acuerdo? No puedo molestar al cónclave por un idiota como él.

- Ehm... claro... - Vic sonríe - ¿Hay algo que... podamos hacer ya por usted, o...?

Le miro unos segundos, y después echo el aire por la nariz. Trato de hablar de forma comprensiva.

-Mira Vic... No soy de esos vampiros que quieren que sus ayudantes les teman como esclavos. Quiero que sea una relación de confianza mutua. Si yo os protejo a mi manera, vosotros me protegéis a la vuestra, ¿comprendes?

Miro a algunos de los presentes, y luego le miro a él de nuevo.

-No soy un ogro, ni vosotros sois ovejas. Quiero confiar en vosotros, pero temiendome no lo vais a conseguir. Quiero vuestra lealtad, y la lealtad no se compra, se gana. Tendréis la mia mientras tenga la vuestra.

Vic sonríe, algoo incrédulo sin poder evitarlo, pero asiente, conforme.

-Bien -digo, sonriendo un poco también. Luego, saco un cigarrillo y me lo pongo en la boca-... Dejad un poco de sitio para que la muchacha descanse. Ya ha tenido suficiente Lemir que aguantar.

Parpadeo.

-Ahora que caigo, todavía no sé su nombre.

- Ni tú ni nadie. No ha dicho una palabra desde que él la trajo.

- Lemir la llamaba... - Mario se lleva un cojinazo en la boca antes de terminar la frase.

-... ¿Cómo la llamaba, Mario? -pregunto, alzando una ceja.

Vic rueda los ojos.

- Lasy - Mario mira a la mujer -¡Lasy, ven aquí! - silva.

-... Procura comportarte o te pondré un disfraz de fontanero, super mario -le digo, frunciendo un poco el ceño, pero sonriendo también-... Es muda, pero tiene mucho más coraje del que aparenta. Me lo demostró una vez.

Luego la miro a ella.

-Elije el nombre que quieras, y así te llamaremos.

Es lista, seguro que sabe escribir o señalar un nombre que le guste.

Ella no te responde... y la verdad es que tampoco parece estar pensándoselo. Sigue con la cabeza baja, sumida en su silencio, ajena a su entorno.

Me quedo un momento mirándola. Entonces me acerco a ella, despacio, sin gesto hostíl ni nada por el estilo. Elevo con cuidado un poco su rostro, para mirarla a los ojos.

Muda... incapaz de mantenerse en la realidad...

-... Tal vez su sire fuese Malkavian...

Ella te mira a los ojos, y asiente.

//FdI: Tira Per + Subt //