Frías navidades 25/12/09

Esta vez, aunque se repiten las imágenes de siempre, quién más resalta es mi padre. Tenía que haber luchado más... tenía que ... Lo siento tanto...

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Me levanto... algo desubicada. Por un momento esperaba estar en la casa de mi padre, con él esperando a que despertase... pero no, es obvio que no. Me levanto y me ducho, y tras arreglarme, bajo al sótano, a ver cómo está Ronald.

Ronald está abajo, y se levanta al verte.

- Buenas noches - saluda.

-Buenas noches... y feliz navidad. Aunque... lamento que tengan que ser así.

- Prefiiero... no pensar en ello.

Me paso la mano por la frente como si me doliera la cabeza. Esto es una maldita migraña... que no esté mi padre, que esté pasando todo esto...

-Ya... yo tampoco...-mascullo

Él se queda ahí, esperando a que hagas lo que tienes que hacer.

-Hagamos... esto rápido, ¿de acuerdo?-Veo la botella que dejé en la jaula anoche.- Acercámela.-Digo haciendo un gesto hacia ella.

Él obedece y te la acerca.

Cojo la botella y repito la operación de anoche, tras lo cual le paso la botella.

Él bebe, en silencio.

Lo miro... ciertamente, hay tristeza en mis ojos.

-Mañana te daré el último trago... y podrás salir de aquí.

- Estoy deseando salir...

-Lo sé. Cuando dije que estuve encerrada una semana no era broma. Sin embargo, una vez fuera tendrás que seguir una serie de normas.

- Podrías dejarme salir ahora, cumpliré.

-Si lo hago, nos meteremos en un lio los dos. ¿Recuerdas al hombre que me sacó a rastras de aquí?

- Sí... Es el amo de la casa ¿no?

-Así es. Estuvo a punto de matarme, y si conseguí tanto librarme como que no te matara, fue por el señor Miller, el hombre que viste ayer conmigo. No se anda con chiquitas, y nos la estamos jugando ambos, además de una persona muy querida para mí que también está en esta casa. Por eso no puedo soltarte hoy. Si fuera por mi, te hubiera soltado en el momento en que me di cuenta de que sólo estabas en el lugar menos adecuado.-Me pongo seria.- Ronald, por otra parte, eres una víctima inocente, pero no tienes ni idea de hasta que punto puede resultarnos, a ti, y a mi que he tomado la responsabilidad de hacerme cargo de ti, tu ignorancia sobre este mundo. Por eso me he puesto tan seria con el tema de tu obediencia. -Me muerdo el labio. Kéven...- Fui... fui demasiado blanda con alguien y murió. No quiero que se repita.

- Comprendido - asiente.

Toda está comprensión... me pone un poco nerviosa, pero no hago que se me note.

-Bien. Entonces lo primero. Tratarás con respeto a todos los vampiros, ¿de acuerdo? En especial, al señor de está casa. Estás vivo porque él lo ha consentido. Por supuesto, si hay que luchar contra un enemigo, no te voy a pedir que le llames de usted mientras le das una paliza, pero la educación es muy importante. Incluso...-me cuesta decir esto, pero creo que va a ser lo mejor. Sin embargo se nota en mi cara que no me hace demasiada gracia.- será mejor que me llames a mi también de usted.

- Por supuesto, señora - dice, aunque dubitativo.

Me llevo una mano a la cara.

-Suena tan mal como imaginaba... pero habrá que aguantar. Al menos hasta un día que logremos que puedas ir por tu cuenta y que no haya problemas. Hasta entonces te voy a pedir paciencia... Intenta verlo como si fuera un trabajo. A cambio de que hagas lo que te pido, respondo por tí, ¿de acuerdo?

Él asiente, aunque parece algo turbado.