Derrotados... ¿o no? (26/12/09)

- Pero yo no soy sabbat...

-No-Digo, con una sonrisa triste, apoyando una mano en su hombro.- Pero por desgracia, no van a mirar eso. Le dan demasiada importancia al clan que pertenecemos. Por esa razón vas a mantenerte como Caitiff, un Sin Clan. No son especialmente respetados, pero, no irán a por tu cabeza. Ya lograremos cambiar eso.

Ronald asiente, apenado.

Voy a tener que ganarme una buena posición en París aunque solo sea por él...

-Ahora, antes de meterte más información sobre la política de la estirpe, me gustaría hablarte sobre tu nueva condición. ¿Recuerdas la primera noche, algo de ese momento que pasaste en blanco antes de despertar en la jaula? ¿Cómo era el sabor de la sangre, la sensación que tuviste cuando regeneraste el brazo?

- Nada antes de vosotros...

Vamos a intentarlo de otra manera...

-¿Cómo describirias el sabor de la sangre?

- Metálico, adictivo... lo más cercano al extasis.

-Beber sangre forma parte de nuestra naturaleza, y el hecho de beberla nos produce un inmenso placer. Aún no la has probado directamente de un humano. Sin embargo hay que tener mucho cuidado. No necesitamos matar para alimentarnos, y es algo que no debemos hacer. El Sabbat no ve a los humanos más que como alimento, y eso es algo en lo que no debes caer. Tienes que conservar tu humanidad. Es hora de que te hable de la Bestia.-Me paro un momento, tengo que pensar como contarselo, sin los adornos de mi padre, y con lo que he averiguado.- La Bestia es nuestro instinto... pero mucho más poderoso que el de un ser humano. Se alimenta cuando tiene sed, pelea y toma venganza cuando así lo siente, y si tiene miedo huye. La humanidad es lo que nos ayuda a controlarla y no caer en ella. ¿Recuerdas que te dije de no gastar del todo nuestras reservas de sangre? Si lo hacemos, cada vez tenemos más sed y la bestia se revuelve, volviendonos más hoscos. Si no tenemos sangre, la bestia toma posesión de nosotros y no se detiene hasta que ha saciado la sed. En ese momento en que no recuerdas nada, me atacaste a mí.-Le señalo la marca de sus colmillos.- Cierto, no eras tú, era la bestia, y si no te hubieran quitado de encima, habrías seguido bebiendo hasta haberte saciado. Eso es lo que llamamos un frenesí.

- Frenesí - repite para si.

-Sí. Perdemos el control de nosotros mismos y la bestia arrasa con lo que encuentra por delante. Por eso, para mantenerla a raya, una de las cosas que hacemos es alimentarnos regularmente. Otra cosa es mantener nuestra humanidad todo lo que podemos. No sólo la sed provoca el frenesí. Sentimientos muy fuerte como la ira, el miedo... pueden provocar que la bestia salga fuera. Nosotros debemos aprender a controlarla y mantenerla a raya.-Miro atentamente a ver que reaccion le produce esta informacion.

Se queda quieto, pensativo.

- Creo que lo entiendo... así que tenemos que estar... tranquilos...

-Algo así... digamos que tienes que esforzarte más en contenerte cuando te cabreas.

- Soy una persona tranquila... - aclara.

Sonrio.

-Ya me he dado cuenta. Simplemente quiero hacerte un buen cuadro de la situación. Digamos, por otra parte, que vivir con una maldición tiene sus ventajas. Para empezar, no vas a envejecer. Seguirás con ese aspecto toda tu no-vida. Ya has visto como podemos recuperarnos de nuestras heridas. También podemos usar la sangre de otras maneras. Puedes mejorar tu fuerza, tu resistencia o tu destreza durante un período de tiempo gracias a esta. Igualmente, puedes usarla para aparentar ser humano. Nuestra piel es muy pálida, y nuestra temperatura corporal está por debajo de lo normal. Con este uso de la sangre podemos pasar desapercidbidos, cosa importante si queremos mantener la máscarada. E, importante, respira. Ya no lo necesitas, pero a un humano le puede llamar la atención que su interlocutor lleve toda la noche sin respirar.

- De acuerdo... eh... creo que deberíamos ir más despacio... e smucha información...

-Está bien.- Le doy unos minutos para que lo asimile.- Dime, ¿qué has entendido y que no has entendido?

- Lo he entendido todo, pero no sé si podré recordar todo lo que tengo que hacer... calentar el cuerpo, dar color a mi piel.... respirar...

-Tranquilo-Pongo ambas manos en sus hombros.-Escucha, cuando las cosas esten un poco más calmadas, te llevaré a.. "entrenar". De momento no vamos a estar en presencia de humanos. Y ten en cuenta que lo que antes era autómatico ahora tienes que hacerlo por voluntad... pero te terminas acostumbrando.

- de acuerdo...

-Ejem. Tengo que insistir en esto. "Señora"

- Sí, señora... disculpe...

Sonrio tratando de darle ánimos.

-Así me gusta. Otra cosa importante. No puedes ingerir ni alimento ni bebida mortal. Tu cuerpo lo rechaza y es muy desagradable, aparte de que algún humano se terminaría haciendo preguntas.

- De acuerdo, señora.

Creo que por esta noche ya le he metido mucha información en la cabeza. Vamos a intentar hablar de algo menos desagradable. Me separo un poco de él y le miro atentamente con la mano apoyada en la barbilla.

-Dime Ronald, ¿has llevado alguna vez traje?

- Ehm... sí... alguna vez, señora.