Derrotados... ¿o no? (26/12/09)

-Y a mi haberte conocido, Basile.-Digo, serenandome un poco, pero aun así contenta.- Me has recordado algo que echaba de menos.

- Me alegra, me alegra... ¿Dónde está Curtis?

-Estaba... hablando con Antón...-¿Pero no está tardando ya mucho? No sé, la cosa era dolorosa para él... y aún así me extraña que no haya bajado ya para sacar a Basile.- Aunque ya está tardando mucho... Y me extraña que no haya venido aún a sacarte.

- Creo que se ha enfadado conmigo - responde.

-¿Curtis?-Pregunto, extrañada.- No, lo dudo... si antes ha estado un poco cortante ha sido por lo que le estabas diciendo a Antón. Ten en cuenta que él está mediando con Antón todo el rato para que no nos pase nada... creo que es básicamente el mismo enfado que tuve con él en el almacén por no callarse cuando debía. El también es muy consciente de lo poco que nos conviene una guerra entre camarillas y anarquistas, sin embargo Antón sólo lo escucha a él sin saltar.

- Espero que consiga que le escuche. - dice pensativo.

-Lo hará. Yo sigo viva, ¿no?-Digo, tratando de quitarle hierro al asunto.- Además, estoy segura de que cuando Antón se pare a pensar un poco verá que lo que menos nos conviene es una guerra. Sobre todo, cuando los anarquistas saben quien ha sido el "iniciador". Le importa demasiado Curtis para eso.

- Sí... qué suerte tiene el cabrón.

-Más que suerte... creo que se lo ha ganado.

- No lo sé... Antón es un tipo particular.

Rio.

-Precisamente por eso lo digo. No creo que uno se gane su afecto por simple suerte.-Luego... me pongo seria. Hay algo que me tiene preocupada...- Oye, Basile... ¿crees que lo haré bien con Ronald? Yo nunca... nunca he tenido... un.. "siervo" o como quieras llamarlo... nunca me he visto por encima de nadie. Tengo miedo de que lo pillen... o que haga algo por ser demasiado blanda con él.

- Pues no seas blanda... pero yo no soy muy amigo de las relaciones "siervo-amo" así que en eso... poco te puedo aconsejar.

-Yo tampoco lo soy. Pero no parece haber otra solución. Sólo espero que un día pueda vivir por su cuenta. De momento será mejor que le ponga al día de como va esto de ser vampiro. Oye, ¿qué le contaste la primera noche?

- Que se alejara del sol, del fuego, y que hiciese todo lo que le dijeran.

-Pues te puedo asegurar que la última parte se la toma muy en serio...-Suspiro.-Voy a hablar con él. Aún hay que aclararle varias cosas... Y espera un poco más, estoy segura de que Curtis te sacará de aquí en breve.

Tras despedirme, voy a buscar a Ronald.

Ronald y los demás están en el cuarto. Sólo hay una cama, y Vic está en ella, el resto desperdigados por la habitación.

Veo a Vic en la cama. Antes que nada...

-¿Cómo estás, Vic?

- Bien, señorita Berenice, gracias - dice con amabilidad.

Ronald se vuelve hacia a ti, esperando órdenes, o lo que fuere.

Asiento. Me dirijo a Ronald.

-Ven un momento conmigo, Ronald.

Le llevo a mi habitación. Lucía está durmiendo, pero Ronald no va a ser un problema. Cuando Ronald entra, cierro.

-Primero, no vas a contar nunca a nadie nada de lo sucedido está noche, ¿entendido? Bien-Miro al espejo de la habitación.- Ponte enfrente de ese espejo.

Ronald duda, pero obedece. El espejo le devuelve el reflejo.

Ahora no tengo duda. Es el chiquillo de Petra. Por otra parte, esto es conveniente... no tendré que ir vigilando los espejos.

-Hay un clan que no tiene reflejo, y sería peligroso que te identificaran por eso.-Digo, seria en todo momento.- Por lo que sabemos, no eres más que un Caitiff, ¿de acuerdo? Te encontré por ahí tirado y te recogí. Te voy a poner al día de lo que debería saber del mundo de la noche. ¿Tienes alguna pregunta sobre algo de lo que has visto hasta ahora?-Sería un buen sitio por el que empezar.

- Esos... anarquistas con los que peleabamos... - dice interrogante.

-Si. Verás... nuestra..."especie" se divide en varios bandos, por así decirlo, que llamamos "sectas". Y no te vayas a asustar por el nombre. Unos que se preocupan más por mantenerse ocultos de las miradas mortales, y otros menos. La camarilla, en la que estamos nosotros ahora mismo, es la que trata por todo los medios tener una convivencia más o menos "pacífica", y trata de llevarlo a cabo mediante una serie de normas. La norma que protege este secreto por excelencia, es lo que llamamos "la máscarada". No debemos mostrar nuestra verdadera naturaleza, ni dejar rastros de ella. Hay más, pero te las comentaré después.
"Luego están los anarquistas. Protegen la máscarada, pero al contrario que la Camarilla, no tienen un sistema de normas rígidas ni de... estamentos, por decirlo de alguna manera. En la camarilla si ahí señores, incluso tenemos un príncipe. Sin embargo, los anarquistas suelen ser algo más descontrolados, lo que puede suponer un problema... por suerte, el tal Alan evito que la situación se nos fuera más de la cuenta.
La siguiente secta... es la peor. Los Sabbats. Si hay entre nosostros verdaderos monstruos, son ellos. Disfrutan dando rienda suelta a su bestia, no valoran la vida humana ni de nadie fuera de su secta, disfrutan con el sufrimiento, destrozan vidas, torturan a sus víctimas... tú eres una pequeña muestra de lo monstruosos que pueden llegar a ser, y en comparación, lo tuyo ha sido poca cosa."-Paro, por si quiere pedir alguna aclaración o algo.

Lo piensa un momento.

- Cuéntame más...

Cierro un momento los ojos.

-Aunque hay trifulcas entre la Camarilla y los Anarquistas, no tiene nada que ver con la aversión que sentimos todos los Vástagos hacia aquellos que pertenecen al Sabbat. Sin embargo, tienes que entender el motivo de esta aversión. Es la única manera de que entiendas en que peligro te pone ser un chiquillo del Sabbat. Es por tu propia seguridad.