El castigo (27/12/09)

Permanezco sentado al fondo del almacen de bebidas sobre un par de palés, sin decir nada, con los antebrazos apoyados en los muslos e inclinado, mirando al suelo.

Entre las sombras, que es a donde pertenezco.

Despierto en la misma postura en la que me dormí, y nada ha cambiado al parecer... que acaben ya. Que me maten... así dejaré de causar tanto sufrimiento.

Alan no tarda en abrir la puerta.

- No te quedes ahí a oscuras. Por lo menos sal fuera...

Sientes como si te estuvieran ofreciendo salir al patio de la carcel por última vez antes de la silla eléctrica.

-... Sé... que intentas ayudar Alan... pero creo que salir sólo serviría para empeorar las cosas...

Ni siquiera levanto la vista para mirarle...

Él se apoya en el linde de la puerta, cruzándose de brazos.

- Tu señor me ha llamado. Dice que ya tiene la solución. Me ha pedido una hora más. Se la he dado. Han pasado cuarenta y cinco minutos desde entonces - mria hacia fuera - Vamos, ven conmigo. Tienes que disculparte.

-¿La solución? -mi semblante se vuelve abatido, y ya casi roza la desesperación.

Oh... mierda, no... A él no...

-... No, no no... lo ha hecho... no...

- No sé lo que ha hecho. Ven conmigo.

Pongo despacio las manos en mi cabeza.

Está haciendo un trato con Pompignan... estoy muerto... estamos todos muertos...

Me levanto... despacio... yo sólo me he encargado de matarnos a todos...

Te cede el paso indicándote que subas las escaleras con un gesto. Tras otra puerta, llegas al bar, que hoy está cerrado al público. Los anarquistas guardan silencio y te miran.

Poco importa ya si me disculpo o no... mi ego no se interpondrá en mi camino nunca más... no seré esclavo de mi condición ni en el momento en que me ejecuten.

-... Lamento lo ocurrido... pido disculpas a todos por mi comportamiento... No volverá a suceder... después de todo, dentro de unas horas estaré muerto.

- Y bien merecido - dice uno de ellos.

- ¿Sabes que no has jodido vivo, puto Camarilla? ¿Crees que solucionará algo tu muerte? De todos modos, caeremos unos cuantos por tu culpa - dice otro.

No respondo... sólo miro a Alan. Ya tiene lo que quería. Ya poco me importa lo que me digan.

Alan pone una mano en tu hombro.

En ese momento suena tu móvil.

-... Dáme un momento... tengo que despedirme... -digo a Alan.

- Lo siento, pero tendré que acompañarte - dice sacándote del bar atestado -. No nos impliques, sea quien sea se enterará tarde o temprano.

Cojo el teléfono.

-... ¿Sí?

-..¿Curtis?-Vale, al menos está vivo y con posesión de su móvil.- Soy Berenice...¿Qué ha pasado, dónde estaís? ¿Y qué es eso de "un pacto con el diablo"? Por Dios no hagaís ninguna tontería...

-... Berenice... -empiezo a decir... ahora no sé que decirle.

Trago saliva...

-Berenice -repito-... Hemos conseguido... dar refugio a Claire... pero...

Dios...

-... He hecho algo... muy peligroso... y ahora tengo que pagar las consecuencias...

No puedo con esto. Me tiembla la voz.

-... No digas nada a Emile... dile sólo que la quiero...

Me quedo en silencio un momento.

-Curtis que... ¿qué has hecho? ¿Tiene que ver con Ponpignam?-Su voz... esa manera de hablar... suena a ...-No... Curtis, eso suena a... ¿te estás despidiendo? Te... ¿te van a matar?

-... Lleva a Claire a un bar... sólo vosotras dos, déjala allí y márchate -le doy el nombre-... No sé cómo acabará esto... Por favor, no le digas nada... sólo...

No puedo seguir hablando por teléfono.

-... Adios Berenice.

Cuelgo.

Miro a Alan.

-Por Dios... déjame bajar de nuevo... y no le digas que estoy aquí... -digo, con una voz de total amargura.

- No creo que lleguen en cinco minutos - responde Ala. Es el tiempo que te queda - Vamos - dice conduciendote de nuevo a la sala que da a la puerta trasera, donde estuviste ayer.

Le sigo... bajo de nuevo, y me siento donde antes.

-... Tal vez si me matan... pueda descansar tranquilo por fín.

- Espero que sí, sinceramente - dice consultando el reloj -. Aunque destrozará a tu señor... pero hizo todo lo que pudo.

Tengo fé en él... pero tal sería mejor dejar de creer en nada.

No me sirve de nada creer viendo cómo están las cosas... no sólo por mí...

-... No pareces mal tipo, después de todo.

- No me considero mal tipo - sonríe un poco -. Ni a ti.

Llega el vástago que ayer te bajó.

- Ni rastro de Antón.

Alan asiente, y mira un segundo en dirección a una esquina, donde está apoyado un machete.

Hora de hacer las paces... ¿pero con quien?... tal vez solo fuese suerte lo que he tenido todo este tiempo... y tarde o temprano la suerte se acaba.

-... Sé que me darás una muerte limpia... Sólo sé rápido, por favor.