El ensueño (05/01/10)

Poco a poco, mis ojos se abren. A mi alrededor se presenta una extraña mezcla de realidad y ensueño: la habitación que Alan me ha destinado apenas se discierne, entremezclada con mi pequeña habitación de Londres. Poco a poco, una vorágine quimérica devora aquella pequeña habitación, y los muros y suelo del habitáculo adquieren un tono grisáceo propio del hormigón. Reconozco aquella sala.

- No...

Miro a mi alrededor, y observo una fila de barrotes, cercanos a donde se hallaba la puerta. Tras un leve tintineo de llaves, tres sombras hacen aparición al otro lado de los barrotes... La primera, busca en un manojo mientras se acerca a la cerradura. Las otras dos, esperan, expectantes. Una de ellas lleva unas tijeras de podar...

-No... ¡No!, ¡No!, ¡Dejadme!

Lentamente, la puerta se abre, y los tres individuos entran en la celda. Uno de ellos golpea mi rostro, haciéndome caer al suelo. El otro me levanta y me encadena a una rueda de carro, con los brazos en cruz y las piernas abiertas.

- ¡Soltadme! ¡Dejadme en paz, joder! ¡No os diré nada! ¡Soltadme!

Los gritos resuenan en la habitación con un fuerte eco, audibles prácticamente en todo el edificio...

el hombre acerca las tijeras de podar a mi abdomen, cerca de mi entrepierna, y desliza uno de los filos hacia mis entrañas. Despues, con un duro movimiento, cierra las tijeras, y mis tripas se esparcen por toda la sala, tiñendo el hormigón de rojo sangre.

El grito es desgarrador, y no puedo más que encogerme en la cama, hecho una bola. No puedo dejar de gritar, y poco a poco la almohada se va enrojeciendo debido a la sangre manada de mis lágrimas...

De pronto, notas una mano sobre tu hombro.

Cuando siento el contacto, me estremezco. Acerco mi mano a la extremidad que toca mi hombro, y la agarro con fuerza. Lentamente, giro mi cabeza buscando una cara, siguiendo con la mirada el brazo que se prolnga desde mi hombro. Apenas puedo emitir un susurro:

- Los viejos recuerdos... A veces vuelven para atormentarme...

Apenas tengo fuerzas para moverme, pese a que ya estoy recuperado de mis heridas. Busco una mirada de unos ojos amigos, aunque aún desconozco quién me sujeta el hombro...

- ¿También lo has visto?

Alan te mira.

- No, estaba en tu cabeza, no puedo verlo yo.

Intento recomponerme a duras penas...- Era la Guerra... Otra vez Pompignan... Joder, Pompignan.
- Mierda... ¿Qué día es hoy?

- 5 de Enero

Mi cabeza se desploma sobre mis manos, al tiempo que mi corazón se encoge, mitad miedo, mitad resignación...

- Hoy es mi última noche...

- No dejaré que Pompignan te haga ningún daño. ¿Cuál era la condición que te impuso?

Él lo medita un momento.

- Ven conmigo - dice finalmente.

Lo miro, en una mezcla de resignación e incredulidad... Alan es un hombre influyente, pero ese cerdo va a por mí...
Me levanto de la cama, algo renqueante aún, y me pongo a su lado:
-Alan... No es porque no confíe en que puedas ayudarme, pero el cabrón del culo algodonado va a por mí... Y si no consigue borrarme del mapa de esta, pensará otra excusa para hacerlo más adelante... Tiene esa espina clavada desde la Guerra Civil...

- Pero necesita excusas - dice dándote una palmadita en la espalda - Vamos.

Sale del bar, y va a por su moto.

Sonrío tras la palmada, aunque no guardo demasiadas esperanzas... Le acompaño hacia su moto. Si vamos a donde creo que vamos, no se lo que puede pasar...

Cuando subes arranca la moto. Conduce muy deprisa, pero no pierde el control en ningún momento. Al cabo de un rato, reconoces el camino: Vais hacia el territorio de Melissa.

//FdI: Abre y postea//