Viendo la posibilidad (4/1/10)

El Príncipe te escucha.

- Así que has pertenecido a dos familias, y has aniquilado a ambas... ¿Cómo se toma esto Antón?

¿Qué quiere decir con eso?

-... Mi señor no opina nada... y yo jamás le haría algo así... antes moriría.

- Supongo que en algún momento pensaste eso mismo de tus anteriores familias...

-La primera me obligaron por vínculo, la segunda se lo merecían... todo fue culpa de la naturaleza del Sabbat.

Intenta hurgar en mis heridas.

Él te mira, ladeando levemente la cabeza.

- Me pregunto exactamente qué ganaría yo concediendote esta petición. Principalmente, te llevarias a mis vasallos del Eliseo a un lugar donde no puedo controlarlos, ni disfrutar de su compañía.

-... Tampoco tendría por qué ser lejos de aquí si no lo quiere así... Incluso podría pasarse por allí si gusta, después de todo París es su casa. Además, no hablo del bar como una segunda casa de sus vasallos, tampoco creo que estuviesen todas las noches.

Me paso la mano por la barbilla.

-... Sería una zona de recreo, por decirlo de algún modo. Sólo ofreceriamos entretenimiento y un buen aperitivo, además de un lugar para conversar.

Doy un trago a la copa.

- Sigo sin ver qué es lo que gano yo... no obstante, Berenice parece empezada en hacerte quedar bien ante mí, así que podría corresponder a su evidente interés por tu bienestar otorgándote esta pequeña gracia. No obstante, no me gustaría que esa "pequeña zona de entretenimiento" quede fuera de mi control, por lo que supongo que no encontraréis inconveniente en tener un socio fundador de mi confianza.

... No es extraño que reaccione así.

-... ¿De quien se trataría pues?

Cruzo los dedos para que no sea Pompingan... No, no seas ridículo Jacky, Pompingan y los suyos no son de confianza.

-... Agradezco su voto de confianza, mi principe... estoy seguro de que tarde o temprano encontrará algo que ganar con este bar.

Miro al principe un momento...

-... Señor... ¿Puedo hacer una sugerencia? Seguramente no haga falta pero... me gustaría decirla al menos.

- Te concedo la libertad de hacer tu sugerencia - dice, no obtante, dejando claro que no tienes ese derecho.

Inspiro y expiro un poco.

-... Agradecería sobremanera, y estaría increiblemente más tranquilo si...

Por un momento creo que estoy loco y que soy un imbecil, y segúramente tenga razón.

-... Su hombre de confianza fuese alguien que no tenga que ver con Pompingan o sus siervos... No lo digo sólo por mí... sé que buscarían cualquier oportunidad para destruirnos a mi, a mi señor y cuantos me rodeen, como pasó aquella vez.

- Ah, ¿vas a decidir ahora quienes merecen mi confianza? ¿precisamente tú?

-No, señor. Nunca -me apresuro a decir.

Lo sabía.

-... París es su casa, y cumpliré lo que usted diga mientras yo permanezca en ella con vida.

Pone una mano sobre tu hombro.

- En tu lugar, cuidaría lo que digo, y lo que hago, Pompignan no es tan comprensivo como yo - dice cerrando lo suficiente la mano como para que, sin necesidad de dañarte, te haga consciente de la fuerza que tiene. Podría aplastarte como a un insecto.

-... Agradezco su paciencia señor... tendré más cuidado en el futuro.

Siento un escalofrío cuando coloca su mano en mi hombro... tengo la suerte de que es tolerante, y no debería ponerlo tanto a prueba con mi imprudencia.

Doy un trago a mi copa, serenándome. Es en estos momentos cuando hay que mantener la calma.

He sido testigo de lo comprensible que es Pompingan.

-... Si le he ofendido con mi imprudencia... le pido perdon.

Él retira la mano, haciendo que sientas que te quita un peso de encima.

- Pompignan no se encargará de este asunto, pero no debido a tu petición; cada uno de mis hombres es experto en su campo, Pompignan sabe... castigar a quien lo merece con suma eficacia, y mantener a raya a los revolucionarios, pero no podría llevar un bar... así que esperemos que tenga la menor relación posible contigo ¿no lo deseas también?

-Cuanto menor relación mejor, señor -le confirmo.

Por mi mente pasan cada una de las escenas en las que Pompignan o los suyos han masacrado a gente o lo han intentado. Nunca he detestado tanto a un Ventrue, y eso que no tengo prejuicios hacia los clanes.

-... Estaré encantado de conocer a su hombre de confianza llegado el momento.

Él sonríe, complacido.

- Eso era lo que esperaba oír. Puede retirarse.

Me termino la copa.

-... Monsieur Villón... Le doy las gracias por su hospitalidad y su toleráncia. Espero que este asunto concluya satisfactoriamente para todos.

Me levanto despacio, con educación. Y cuando llevo unos pocos pasos, añado.

-Ah... Carlo Antón de Rose le manda sus más respetuosos saludos.

Asiento.

-... Emile tiene mucho talento. Tenía pensado que el próximo concierto se diese en el bar de usted acceder a mi petición -sonrio un poco-, y me alegro de que lo haya hecho.

Me inclino un poco, despidiéndome.

-No sólo habrá conciertos de ella. También podría haber actuaciones de otros artistas, tanto patrocinados por Carlo Antón como invitados por algún otro hacedor.

- No me... - trata de buscar una palabra, seguramente traduciendo desde un idioma antiguo - convenzas para ir a ese bar, ya te lo he consentido, pero no esperes una asistencia habitual ni una promoción. Te estoy vigilando, Lasombra.

Asiento de nuevo.

-Ha sido un placer charlar con usted señor. Esperaré con gusto a que su hombre de confianza contacte conmigo. Que tenga buena noche.

Bueno... es hora de irse. Ya he conseguido lo que quería. Un hombre de Villón... si se maneja la situación con cuidado, no tiene por qué preocuparme.

Me voy.