Hablando de terrenos 2 (7/01/10)

Aparco cerca del lugar de la noche anterior, y me presento de la misma forma.

-Buenas noches. Me recordarán de la noche anterior. Soy Curtis Miller, tengo una cita con el señor Longand.

- Disculpe, ¿No llega algo temprano? - pregunta el hombre de la entrada.

-Seguramente vendrá alguien más... y puede que temprano también. Por eso he venido antes, quiero entrar con él a la reunión.

Miro la hora.

-Aunque no tengo inconveniente en esperar, ¿tienen algun lugar para ello?

- Espere un momento.

El guarda se aleja y llama por un interfono. Al rato vuelve.

- El señor Longard le invita, si gusta, a subir ya, o esperar a su acompañante, como prefiera.

-... Creo que pasaré... Si no es molestia para el señor Longland claro.

Empiezo a caminar.

-Con permiso.

Voy hacia el ascensor, y dejo que me lleve al despacho.

- Señor Miller... Llega demasiado pronto - dice, en tono de regaño, pero con una sonrisa - Me alegra verle.

¿Se alegra?

-Igualmente... pensé que tal vez no podría pasar hasta la hora de la cita. Agradezco su buena fe.

Me acerco.

-Además, puede que Patrick venga antes de tiempo, por eso decidí adelantarme un poco.

- bueno, no se preocupe... me tomaré un respiro. ¿Una copa?

-... Oh, no, no se preocupe, vengo servido de casa, gracias por la oferta -digo, rechazándolo con educación.

Le miro.

-¿Sabe? Es el segundo Burgomaestre que he conocido hasta ahora, y la verdad, me he llevado una agradable sorpresa.

Me paso la mano por la barbilla.

-¿Cómo es la vida del Burgomaestre en París?

- Mucha charlatanería. Mucho politiquéo y diplomacia. Tratos bajo cuerda y aburridos.

-Lo dice como si ese cargo hubiese perdido el encanto con el paso de los años...

Lo cual es muy posible... al final sólo quedan responsabilidades.


Esta conversación es un poco de besugos... tal vez por mi culpa, ya que mi mente está en otra parte... La desgracia se cierne sobre la familia y yo sin embargo estoy aqui.

No, tiene que ser así... no hemos hecho nada malo, salvo sentir piedad y clemencia... eso no puede ser una traición.

-Algo bueno tendrá que tener.

- Beneficios - sonríe - Mi palabra favorita.

Vaya... avaricia... bueno, tampoco viene mal si está a tu favor.

Mejor dejo de preocuparme.

-Le Carrefour parece un buen sitio. No me ha disgustado nada lo que he visto, y si por aquí circula el dinero supongo que es la mejor opción para instalar el bar.

Le miro.

-¿De qué clase de privilegios disfruta un Burgomaestre? Además de el dinero, que siempre es un placer tenerlo.

- Bueno, la posición, el territorio, la credibilidad, el respeto... la verdad es que tiene sus cosas buenas - se rie - ¿Qué? ¿Tienes en mente convertirte en burgomaestre?

¿Burgomaestre? ¿yo?

-No, no -digo rápido, sonriendo-, aunque lo intentara, alguien como yo no podría ser jamás Burgomaestre, pero siempre viene bien forjar amistades.

- ¿Quieres forjar una amistad conmigo? - pregunta.

Me encojo un poco de hombros.

-No veo por qué no... vamos a hacer negocios después de todo, mejor llevarnos bien... Además, nunca viene mal conocer a alguien en un asiento tan alto como el suyo.

Tal vez un burgomaestre pueda parar los pies a otro, no lo sé... pero por intentarlo no pierdo nada.

- Yo no tengo problema, siempre que no mezclemos lo personal con los negocios. A mi me parece usted un hombre educado y respetuoso, no veo porqué íbamos a llevarnos mal.

Parece tener las cosas claras... parece buen hombre mientras no se le toque el dinero.

-Me alegra oir eso, tiene razón, son dos cosas que no se deben mezclar. Usted también parece un hombre educado y respetuoso, y eso lo valoro mucho.

Me cuido de no decir tonterias.

-Una vez hecho el local tal vez le gustaría visitarlo una vez terminado, para ver lo que ha conseguido su aportación. Por supuesto, tendría acceso ilimitado al bar.

- Será un placer.

En ese momento llaman por el interfono. Patrick ha llegado.

- Que pase, que pase - indica Aristide.

Una vez cortan el interfono, sonrio a medias.

-Le dije que vendría antes de tiempo.

- Me pregunto porqué...

- Ah, viene a regatear... estupendo - parece divertido.

Patrick entra con cara de que a él no le parece tan entretenido, y se encara acerca ignorándote hasta uno de los sofás, donde se sienta.

- Veamos... ¿Qué ha hecho este... descerebrado para que nos hayas subido el precio así?

Para ser toreador, dista mucho de tener modales... pero no me ofendo. Sin embargo, con esa actitud solo va a conseguir que nos suba más el precio... o decida no darnos el local.

Procuro mantenerme en silencio... a saber que clase de negociador es.