Hablando de principes... (1/1/10)

Al cabo de un buen rato, llegamos de nuevo a casa de Antón.

Vic aparca.

-... ¿A dónde ireis al final?

- Daremos una vuelta, a ver a quién nos encontramos - dice Mario.

Muestro mi aprobación con un movimiento de cabeza.

-Recordad, actuad con cabeza, y si hay problemas me llamáis -no lo digo con dureza, si no con el tono con el que les aconsejaría un amigo-, no quiero que os pase nada.

Abro mi puerta y bajo.

-Y tened cuidado con el coche -digo, sonriendo un poco.

- Lo tendremos - dice Jorge.

En cuanto cierras la puerta oyes gritar a Mario:

- ¡¡¡FIESTA!!!

Alzo las cejas mientras veo como se van, alegrándome por ellos pero sin saber si he hecho lo correcto. Si esto fuera un dibujo animado, seguramente tendría la gota de sudor bajando por la sien.

-Estos tios me dan miedo -digo, notando una pequeña parte de mí preocupada, pero sé que Vic tendrá cuidado y los calmará cuando debe. De hecho, él fue el protector cuando no tenían a nadie.

Mejor entro en casa y les doy un voto de confianza por una vez. No son niños.

- ¿Cómo ha ido todo? - pregunta Antón.

Coño, que susto me ha dado, no lo había visto venir.

-Sí... ha ido bien -digo sonriendo un poco-... Ya tiene la urna y la moto, y le ha alegrado que los sabbats estén muertos. No hubo problemas

Le miro.

-Ah, y Claire está bien.

- ¿La has visto?

Ahora que lo pienso...

-No... Sólo he hablado con Alan, en el descampado, pero si le hubiese pasado algo nos lo diría, tiene que estar bien.

El parece inquieto, y chasquéa la lengua, frustrado, luego va a servirse una copa.

Suspiro, y le sigo.

-Padre, no ha pasado nada, estoy seguro. Si quieres llamo a Alan y le digo que la pase al teléfono, y verás que está bien.

- No, o nos pedirá algo más.

Me acerco un poco. Trato de tranquilizarlo.

-... Padre, esto no es siempre un "hoy por tí, mañana por mí". Además, si tuvieramos que verlo así, piensa que le hemos dado un entierro a su amigo como pidió, le hemos devuelto sus cenizas y la moto, le hemos ahorrado tener que enfrentarse a los Sabbats... ¿crees que se va a negar a una llamada?

Le miro.

-Venga, piensalo así, si no creyesemos que respetarían su parte del trato, no la habríamos llevado en un principio, y no han dado todavía muestras de que rompan el acuerdo. Puede que sea un anarquista, pero no es un hombre que falte a su palabra.

Le pongo una mano en el hombro.

-Claire está bien, fiate de mí esta vez ¿de acuerdo? ¿me harás ese favor?

- Me fio de ti, chiquillo, pero no de él - suspira.

Demonios...

-... Según tengo entendido por lo que me dijeron unos y otros, Alan no es como su predecesor...

Tengo que hacer que se tranquilice un poco. O intentamos mejorar las cosas o nos va a llevar la desesperación un día de estos.

-... Haremos una cosa, la proxima vez que la visitemos, regálale un teléfono. Así no tienes que pedirle nada a nadie -digo, sonriendo para animarle-... A ver, ¿qué tengo que hacer para que te animes un poco?

Él sonríe, y pone una mano sobre tu nuca, con cariño.

- Tu compañía es suficiente.

-Eso está mejor -digo, sonriendo igualmente-... Venga, te acompaño a esa copa.

Me sirvo una.

-Bien... ¿ha ocurrido algo desde que me fui?

- Aunque no lo creas, no siempre están ocurriendo cosas en esta casa - rie un poco - ¿Y tus chicos?

Tuerzo un poco el gesto.

-... Los he visto desanimados... con el alma por los suelos. Les he dado una noche libre, para que vean a sus amigos refugiados y tengan un respiro.

Me paso la mano por el pelo.

-... Después de todo tu mismo me lo dijiste, todos necesitamos un respiro alguna vez... y no quiero que se olviden a si mismos ni por lo que luchan. Eso sí, les he dicho que tengan ojo y cuidado... no quiero que se repita otro incidente.

-Yo también.

... Si descubro que no puedo controlarlos ni con un vínculo parcial, sé lo que tengo que hacer.

-... Además, si los visitan y ellos ven que están bien, puede que vengan más a servirme, y cuando termine con mi larga lista de deudas, consideraré lo de tener más siervos, pero siervos humanos. No puedo rodearme de inmortales, sería peligroso para la mascarada.

- Me alegra ver que empiezas a ser cauto. No quiero más locuras - dice con cariño.

Suspiro.

-... No nos hemos aburrido con mis locuras, pero hasta yo admito que son malsanas... tengo que dejarlo -digo, con una breve sonrisa-... Y si me estoy volviendo cauto es porque ya metí demasiadas veces los dedos en el enchufe.

Bebo un poco, sintiendome mejor. Ya no noto las heridas de ayer. Sin embargo, tengo dudas.

-Si conseguimos hablar con el príncipe, ¿crees que conseguiré al menos que alce una ceja? No estoy muy seguro de que vaya a aceptarme...

Al verlos ahí, charlando... me siento fuera de lugar. Solo estoy aqui, creando problemas... por suerte eso no durará mucho.

-Perdón... ¿molesto?

- Por supuesto que no, acercate - invita Antón, antes de vovlerse a dirigir a Curtis -. Una célula sabbat exterminada es un regalo que no debería dejarle indiferente.