Hablando de principes... (1/1/10)

Antón está en el salón, mirando por la ventana.

-... Berenice ha llamado... Dice que no hubo problemas, que fue a hablar diréctamente con Villón... Incluso parece que se alegró de verla y de recibir la noticia...

Mierda...

-... Pero creo... ha hecho algo que no debía.

Antón alza las cejas y baja la cabeza, saliendo de sus pensamientos, resignado a enfrentar el nuevo contratiempo.

- ¿El qué?

-No sé como ha conseguido, pero ha convencido al principe de sacarlo del Eliseo... al parecer con la premisa de tratarlo como un... juguete, para vengarse... pero Villón le ha puesto la condición de traerlo aquí.

Joder...

-Ahora mismo están de camino, con Arnold... o lo que queda de él.

Antón te mira, ves un fugaz chisporroteo de ira en sus ojos antes de que los cierre, mientras sus puños se cierran. Permanece quieto, en silencio, en lo que no es dificil de suponer un ejercicio de autocontrol.

Le miro.

-Padre... tranquilo. No es nada irreversible... Hay que hacerla entrar en razón, está trastornada.

Joder, si hasta yo estoy cabreado.

-... Ella verá con sus propios ojos que su plan no se tiene en pie, y lo tendrá que aceptar...

Miro a un lado.

-... Puede que esta noche tengamos que matar dos Sabbats más, pero de momento, tenemos que seguir la corriente al príncipe, y no precipitarnos.

Voy a tener un par de palabras con ella después.

- ¿Ves como no se puede ser bueno con los que están pro debajo? - dice con una voz peligrosamente iracunda.

Joder...

-... Sabía que no podíamos dejarla ir tal como estaba...

Miro a Antón.

-Déjame hablar con ella... no saltes por favor. En cuanto entre en razón, abandonará esta empresa absurda sobre Arnold, y él volverá a las celdas del Eliseo para no volver a salir.

- Sí... será mejor que hables tú con ella...

-... Gracias... -digo aliviado en parte.

Menos mal...

-... Esto es una mierda... -mascullo entre dientes, mirando por la ventana-... Tendría que haber ido yo.

Todo a consecuencia de mis errores. Acabo suspirando.

-Y se supone que es mayor que yo... Me hace falta un cigarrillo. ¿Quieres uno?

Él lo rechaza, y se va a servir una copa.

-... Iré a la entrada, a esperar a que lleguen.

No vaya a ser que Berenice haga una insensatez.