Hablando de principes... (1/1/10)

Tras acabar con los zapatos, le pongo una mano bajo la barbilla, con suavidad. Mi rostro es algo más serio, pero con una sonrisa calmada.

-Voy a ver si puedo sacarlo antes de que tengas que hacer nada. No me gustaría que acabaras mal, pequeño, y seguro que cuando te reuna con él, sabrá qué hacer.

-... Bueno, antes de irse la aconsejaré, hay que curarse en salud... -relajo los hombros-... Cuando se vayan ensayaré un poco, últimamente sin tutor no he hecho más que destripar gatos con el violín.

El niño te mira, sus ojos brilan un poco, con esperanza. Asiente.

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- Bueno, ya tienes aquí a Emile.

-Él siempre sabe que hacer.-digo con dulzura, recordando otros momentos más amables... me centro en el niño.- De momento, espera aquí, ¿de acuerdo?-Digo levántandome.- Y, ¡deseame suerte!-Digo alzando la mano y cruzando los dedos mientras le guiño un ojo.- Luego nos vemos.

Salgo de la habitación y bajo al salón. Quiero preguntarle una última cosa a Antón para evitar meteduras de pata... y de paso, ver que efecto produzco después de tanto arreglo. ¿Cuando fue la última vez que de verdad me puse "guapa" para la ocasión?

Sí... ya tengo aquí a Emile...

-Es realmente dificil... nunca he tenido nociones de música, como tampoco de pintura, escultura ni ninguna de esas artes que tenéis los toreador, lo sabes...

Alzo las cejas...

-Pensandolo bien, durante mi estancia en París me he dado cuenta de que lo único que sabía era sobrevivir... y prácticamente no se nada de vivir.

Entonces aparece Berenice... arreglada para el Eliseo.

-Estoy a punto de marcharme... Necesito saber si hay algo que no deba decir sobre lo ocurrido, o cualquier cosa que pueda suponer un error.

-... Supongo que no mencionar al niño -digo, algo impresionado por su aspecto, pero procuro centrarme en el tema-... Pero lo importante, si puedes conseguirlo, es que contactes con Villón sin que te intercepte Pompingan... Y si no puedes evitarlo, procura no mirarle a los ojos. Lo mio seguramente es un chiste comparado con sus habilidades mentales, podría sacarte tus secretos.

Antón tarda unos minutos en reaccionar.

- No hace falta que te recuerde que sepas mantener la compostura ocurra lo que ocurra. Por cierto, estás encantadora.

Sonrio un poco.

-Opino lo mismo.

-Tomo nota.-digo ante el comentario de Curtis. Joder, lo que me hacía falta...

No puedo evitar sonreir ante el comentario que me dirijen ambos. Parece que he conseguido lo que pretendía.

-No se preocupe, señor, mantendré la compostura... y gracias.- me detengo un segundo antes de añadir, sujetando bien mis emociones (he de practicar para cuando tenga delante al príncipe)- Cuando entregamos a Arnold, un ghoul nos acompañó a la puerta trasera. ¿Sería buena idea pedir a uno de ellos que me lleve ante el Príncipe?

- Sí, sería lo mejor.

-... Si eres cauta, no hay motivos para preocuparse -me limito a decir.

-En ese caso, si me disculpan...-Tras lo cual, voy hacia el garaje, donde me imagino que andará Basile.

-Suerte, Berenice...

Cuando quedamos a solas, miro a Antón.

-Desde luego, si alguien puede hacerlo es ella -le digo, alzando las cejas.

- Espero que el Príncipe sabrá guardar sus formas, podría encandilarla con un vistazo.

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Basile ya tiene el coche en marcha.

Subo al coche, en el asiento del copiloto.

-Perdón por hacerte esperar, ¿he tardado mucho?

-... Eso si no acaba encandilado él... -digo, no muy alto, tampoco estoy tan convencido.

Miro a Antón.

-... Bueno, entiendeme, os he visto más de una vez quedaros en trance a más de un Toreador.

- Da igual, el tiempo no es la mayor preocupación de un inmortal - arranca y pone dirección al Eliseo.

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- Él ha visto y disfrutado a muejres más hermosas.

//Fdi:abro en la corte//

-... Eso me lo creo...

Frunzo un poco el ceño.

-Pero si ha disfrutado de más hermosas, puede que guarde las formas entonces.

- Eso espero. Hace unas decadas que está más distante de los suyos.

Le miro. Eso no es buena señal.

-¿Conoces el motivo?

- Nadie lo sabe. O si lo sabe alguien no lo cuenta.

-... Bueno, no cambia nada, sigue dependiendo de lo prudente y lista que sea Berenice...

Estoy seguro de que lo es más que yo.

-... Supongo que no queda nada más por hacer.

Doy un trago.

- Pues ve a practicar con esa joven ghoul tuya, y deja de parlotear con este antiguo sobre vanalidades.