Hablando de principes... (1/1/10)

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- Será mejor dejarlo por hoy... - dice, comprensiva, cuando rompes la segunda cuerda.

Miro de nuevo el violín... hasta los vampiros tenemos noches tontas.

No me lo tomo a mal.

-... Creo que será mejor que empieces enseñándome cómo se pone una cuerda... -digo, con cara de circunstancias.

Emile se echa a reir y te besa, fugazmente, luego comprueba la puerta, por si acaso.

-... Dime que cuando empezaste rompiste muchas cuerdas -digo suspirando, pero de buen humor.

Aunque pensándolo bien, con lo gordas que son las cuerdas del chelo, dudo que se le rompiese alguna.

-Me siento como un medico con parkinson hacer cirugía con una llave inglesa.

- Tonterias - rie ella - Es cuestión de práctica.

Verla feliz me hace a mí feliz. Le recojo el pelo tras la oreja, acariciando su piel con la punta de los dedos.

Entonces llaman.

-... Un momento... -cojo el teléfono. Es berenice-... Hola Berenice... ¿Hubo suerte?

-Más de la que te piensas... entré directamente a hablar con él. Le faltó tiempo en dejarme pasar cuando escuchó mi nombre.-Muerdo ligeramente mi labio inferior.- Eeeh... verás, Curtis, voy a necesitar que hables con Antón antes de que llegue... y que lo calmes.

Al principio parezco aliviado. Entonces no entiendo lo de Antón.

-¿Calmarle? ¿Por qué iba a...?

Oh... Dios... ¿Qué ha hecho?

-... ¿Qué ha pasado?

-He sacado a Arnold de allí. Lo siento Curtis, pero tenía que hacerlo. Me lo ha concedido en calidad de... "juguete" por la cantidad de cosas que me ha hecho... y quitado. He intentado que me permitiera tenerlo en otro sitio... pero su orden es que permanezca en casa de Antón. Según él, es el que mejor le castigará en caso de que se ponga minímamente chulo... bueno, ambos sabemos que es cierto.

-... ¿Que has hecho qué? -digo, frunciendo el ceño-... Como juguete... No seguirás con esa idea ¿verdad?

-... ¿recuerdas la charlita que tuvimos después de que te salvara el pellejo frente al Príncipe? ¿Recuerdas lo que te dije que sacrifiqué por tu vida, Curtis?

Lo recuerdo...

-... Lo recuerdo... Pero... -paso mi lengua por los labios rápidamente, no puedo ni regañarla como me gustaría debido al malestar-... Berenice... ¿por qué? ¿por qué quieres salvarle? Él no quiere dejar de ser lo que és.

-Pero tampoco está orgulloso de ser lo que es. Por mucho que trate de ocultarlo. Y si no quedara nada de humano en él... ¿Por qué me protegió de toda su familia? ¿Por qué le faltó tiempo a venir a buscarme en cuanto oyó que podría estar en peligro? ¿Por qué nos ofreció protección a Lucía y a mí... sin obligarme en ningún momento, si quiera mentarmelo, unirme al Sabbat? A este hombre aún le queda algo de humanidad dentro, Curtis. Lo que no sé es que clase de mierda le han metido en la cabeza.

-... Escuchame aténtamente, Berenice... Sé que le quieres... sé que... -cierro los ojos-... Si das este paso, no habrá vuelta atrás, Berenice. Te juzgarán... y no podremos hacer nada.

-Creo que conque cojan al niño ya hubiera sido suficiente, ¿no crees? Además, ¿qué harán? ¿Torturarme? ¿matarme? Ya ves tú que problema, incluso me estarán haciendo un favor.-Por no mencionar... que creo que el príncipe ya se huele algo. "me vale esa respuesta".

-¡Deja de comportarte como si no le importaras a nadie! -digo de pronto con voz tensa, sin saber cómo hacerla cambiar de opinión-... Maldita sea, ¿Crees que queremos verte suicidarte? Nos importas ¿vale?

Joder.

-... ¿Por qué me pones en esta situación? ¿Por qué quieres que te ayude en esto?

-Porque eres el único que puede ayudarme, Curtis. Y eres el único que conozco que ha salido de esa secta y ha recuperado su humanidad, luchando por hacer lo correcto.

-... Berenice... ¿Sabes lo que nos pasará a todos si colaboramos?

Aprieto los dientes.

-Me estás pidiendo que sacrifique las vidas de todos por esos dos Sabbats que no buscan ni quieren redención.

Aprieto los dientes.

-¿Insinuas acaso por un momento que quiero que os maten?-Me estoy cabreando, me estoy cabrando y mucho. Lo cual me resulta hasta extraño.- No. Lo único que te pido es que se lo digas tú a Antón y procures que no se lance encima mia o de Arnold nada más entrar en casa. Al Príncipe le ha quedado bastante claro que esto es cosa mía y sólo mía. ¿Por qué crees que me decidí a entregar a Arnold? Para salvaros a ti y a él, que por cierto, uno casi me hace a la parrilla, y otro no hacía más que desconfiar y amenazarme con matarme a la mínima. Por no olvidar el puñado de humanos que no tenía que ver con esto y que no conoceré nunca. ¡¿Tan mal te parece que quiera quitarle esa puta mierda que tienen en la cabeza a esos dos?!

Es injusto.

-¿Probaste a preguntarles si es lo que quieren?

Acabará con todos nosotros.

-... Hablaré con él... haré lo que me pides y conseguiré que te escuche, pero no esperes que me quede quieto mientras te suicidas.

-No... voy a ponerles una pistola en la cabeza y obligarles. Curtis, ¿hasta que punto, en serio crees, que me puedo enamorar de un monstruo?-Digo, con ira helada.- Que yo sepa, no es a Petra a quién acabo de salvar, y te puedo asegurar que hay una diferencia entre los dos. ¿Qué pasa, Curtis? ¿Tanto te cuesta darle una oportunidad a otra persona de abrir los ojos de una maldita vez y ver que lo que hace lo está matando por dentro, como hiciste tú?

-Yo los abrí sin que nadie me lo pidiera y casi acabo arrastrado por mi propio horror, Antón me pidió ayuda porque también era consciente del suyo, pero Arnold permitió la muerte de tu padre y a punto estuvo de matar a Claire, y ese niño mató entre risas con sus hermanos a inocentes con bates. Prueba a convencerlos si quieres, pero si no piden ayuda de forma sincera, no esperes mi apoyo a su salvación.

Cuelgo.

Maldita sea... no sé cómo puede acabar bien esto.

-... Emile, será mejor que subas a tu habitación. Espérame allí por favor.

- ... Está bien... - dice, preocupada pero obediente.

Sube arriba.

Me quedo un momento pensativo... pero no encuentro solución que sea satisfactoria.

Preguntándome por qué lo hago, si porque me siento culpable o por ser tan insensato como para estar de acuerdo con ella, voy al comedor... Esto no le gustará a Antón.