De vuelta a las andadas

Llego a casa varios minutos después. Lo que más me gusta de París es poder conducir tranquilamente de un lado a otro, normalmente no se puede, pero cuando sí, es una experiencia maravillosa. Sobretodo en invierno, con el frío azotándote la cara y el cuello. Cuando estaba vivo lo hacía pero bien abrigado, ahora no, ahora puedo ir tranquilamente por ahí sin abrigo y no me pasaría nada. En cuarenta minutos llego a casa, dejo el coche con mucha suavidad en mi parte del garaje, donde no sé ve sin fijarse bien. Subo por las escaleras y espero en la cocina 5 minutos. Al percibir que todo está en orden y se oyen los ronquidos de mi ghoul y su esposa, subo sin hacer ruido a la planta superior y de ahí al desván. Con mi ordenador portátil escribo un e-mail a mi ghoul, dejándole las instrucciones precisas para que se asesore sobre cómo llevar un negocio mediano y hacerlo florecer. También le digo que compre acciones de bolsa en el mercado de valores en el Banco Santander.
A mi otro ghoul le escribo diciéndole que quiero encontrarme con él mañana por la noche en el parque George Brassens,a las nueve y media, junto al Hotel Ibis, para que me mantenga informado sobre lo que se va haciendo en su empresa.
Por último consulto las noticias de la bolsa de Japón, Berlín, Madrid, París, Londres y Nueva York y apunto los nombres de las empresas que están subiendo en un gráfico que realizo cada noche en Excell.
Antes de dormir cojo mi libro "Obras completas de Borges", en edición francesa, traducidas por él mismo, y leo un par de relatos antes de dar por terminada la jornada.