Visita a Claire (5/1/10)

Llegamos en uno de los coches de Carlo, por suerte no tardamos demasiado en llegar. Una vez aparcamos, doy el toque a Alan, para que venga Claire con su escolta.

-El don de Claire es algo que no he visto nunca... sólo oí hablar de sus equivalentes sabbat.

Digo, aun dentro del coche.

- Hace tiempo no eran un clan extinto... ahora a penas un puñado de vástagos pueden ver uno sólo en toda su eternidad.

-... Su don podría hacer mucho bien... Es una lástima que las cosas sean así...

Espero a que los hombres lleguen.

Los hombres no tardan en llegar. Traen una actitud tan chulesca como la última vez (más, en realidad).

Son tres, dos de pintas heavys y uno con cresta. Hablan con Claire, por su lenguaje corporal dirías que la están vacilando, aunque no de una forma agresiva. Claire avanza cabizbaja, sin decir nada.

Me bajo del coche, despacio, y espero a que lo haga también Antón.

Antón te imita.

Ellos os miran de arriba a abajo, el de la cresta con especial desprecio. Ella trata de adelantarse, pero la agarran del brazo haciéndola retroceder.

- Santo y seña - pide uno de los de chupa de cuero.

-¿Estáis seguros de que queréis jugar a eso?

Me han tocado unos chulos. Frunzo el ceño cuando veo que la sujetan. No tengo tiempo para tonterías.

-Alan dijo que enviaría a uno de los suyos sustituyéndole, que estaba ocupado. ¿Quien es?

- Nosotros tres, somos todo en uno - se rie, al parecer su broma le parece la mar de graciosa, y a sus compis también.

- Va, tomad - dice el otro, dejándola ir con vosotros - pero terminad pronto el bis a bis, no podemos irnos hasta que acabeis.

Por un momento pensé que Alan tendría gente con cerebro, y que no enviaria a Harpo, Groucho y Chico.

Dejo que vaya con Antón.

-Hable con ella, señor. Yo me quedo aquí.

- Eh, eh, eh... sin alejarse mucho... - dice el alto de la cresta, cuando tu señor se aleja con ella.

- ¿Y tú que? ¿De "infiltrasado" en la Camarilla?

*Al menos soy capaz de hablar*

Me mantengo de brazos cruzados.

- Mira que a los chulitos sabbat me los meriendo yo entre humano y humano ¿eh?

Media sonrisa.

-Lástima que no sea un Sabbat -digo con tranquilidad.

- Arbol que nace torcido... ya nunca se endereza.

-¿Sabéis decir refranes? Yo alucino -digo, haciendome el sorprendido.

Miro a cada uno. No tengo ganas de juegos.

-No he venido a montar bronca, y vosotros tampoco.

- ¿Y tú qué sabes a qué hemos venido? Ni aun que te inflemos a ostias, si nos tocas un pelo no la vuelves a ver.

Les gusta ladrar.

-Me parece que no entienden la situación, caballeros. Yo no soy vuestro enemigo, pero parece que ustedes se empeñan en verlo así.

Una de mis manos me acaricia la barbilla. Hablo con tranquilidad, en ningún momento sin molestia.

-La relación que hay entre nosotros tiene que ver en un pacto entre vuestro camarada Alan y nosotros, dado que hemos tenido ciertos roces desagradables pero también algunos beneficios. Seré directo, Claire está bajo la protección de Alan, y hay una tregua por lo que se refiere a nosotros. Si le pasa algo a ella, o a mí de paso, mi señor Antón estaría realmente decepcionado del trato con los anarquistas, por no hablar que los negocios que tenemos entre nosotros se irían al carajo.

Vuelvo a cruzarme de brazos.

-Habría discusiones, trámites, pero en definitiva, con una reclamación, mi señor podría hacer que el príncipe se molestase. Por no hablar del tremendo cabreo que se llevaría Alan, se podrían recortar algunos privilegios, o bien recortarles a ustedes tres el cuello... Así que no vayan de listos o finjan que saben de lo que hablan.

Me meto las manos en los bolsillos.

-Aunque claro, ¿qué sabre yo? Sólo soy un ex sabbat.

- Vas de listillo, subnormal

- ¿Vas a amenazarnos con el Príncipe? Tu Príncipe me la come, Camarilla

Parecen enfadados, los tres.

-Ustedes empezaron... aunque no. Yo nunca les he amenazado. Dios me libre... sólo he dicho las cosas como son. Y lo que coma el principe... bueno, no es asunto mio.

Ya no amenazan tanto con la chica, y si ya no van de graciosos, significa algo.

-No sé por qué se molestan por lo que diga un pobre Lasombra.

- Un puto Lasombra, querrás decir - responden. No obstante, tus palabras rebajan su agresividad, y se cruzan de brazos, miráandote.

No me apetece tener enemigos.

-... Chicos... es evidente que no lo estamos llevando bien. Que tengáis prejuicios hacia la secta en la que estoy no significa que quiera encontrar una oportunidad para joderos. Yo tampoco os estoy prejuzgando por pertenecer a los anarquistas. Incluso os he ayudado quitándoos de encima a un humano que vio la mascarada sin necesidad de matarlo.

Alzo las cejas.

-Si queréis buscar broncas, ¿por que no buscais a alguien que se lo merezca como los chicos de Pompingan? Todo lo que proviene de él a mi entender está podrido igual que él.

- Ese hijo de puta... - coinciden contigo, aunque hablan de forma mas directa.

Uno escupe al suelo.

- Y sus perros de guerra... un día les daremos caza y les caparemos a fuego.

- Sí...

- Hijos de puta....

Parece que tu estrategia funciona, y el enemigo común hace que te vean como un mal menor.

Tu señor está alejado, con ella, hablando.