Escasos resultados (9/12/09)

- No me suena... mejor que asi sea, si algo sale mal podremos librarnos de él.

-... Tenemos cosas mejores que hacer que ocuparnos de un neonato timorato... -digo, mirando al fuego de nuevo.

Las cosas eran más fáciles en Londres... quizá porque allí no tenía que preocuparme de la conciencia.

-... Tendré que pensar en otra forma de contactar con ellos que no sea seguirlos en las sombras...

Miro mi mano, y las sombras empiezan a arremolinarse en ella, hasta crear la forma de una mujer, con un vestido negro, vailando en mi mano.

-... Era como si las sombras quisieran traicionarme.

- No juegues a eso, chiquillo, me trae malos recuerdos - dice mirando tu mano con incomodidad.

Cierro mi mano, desapareciendo las sombras como si fuesen vapor negro.

-Lo siento.

He vuelto a pecar de ingenuo. Si es tan viejo como me imagino, habrá tenido más de una experiencia con mi clan.

Sonríe con cariño.

- No pasa nada...

En ese momento llaman a la puerta, y oyes cómo un ghoul va a abrir. En seguida, Basile entra por la puerta.

- Vaya, el niño mimado, mira dónde está... - dice sonriendo.

Cuando le veo, una sonrisa identica se forma en mi cara, y empiezo a caminar hacia él.

-... Buenas noches maldito idiota -le digo, abrazándole un instante, y luego coloco las manos en sus hombros-... Podrías haber dado una señal de que seguías de una pieza ¿no?

- ¿Yo? Si yo nunca me meto en lios, ese eres tú... - dice tras devolverte el abrazo - Buenas noches, señor - saluda a Antón.

- Buenas noches - contesta éste con frialdad.

Noto la frialdad en la voz de Antón... intento ignorarla, pero no demasiado.

-¿Cómo te ha ido hermano? ¿Dónde has estado?

- ... Hermano... - masculla Antón, con desprecio.

-... De recados - responde Basile, aun sonriendo, aunque con el ceño fruncido por la entonación de su jefe - ¿Y tú?

Cierro los ojos, las palabras de Antón a mi espalda parecian recordarme que la bestia aun era fuerte en él. Debo tener cuidado con lo que digo.

-... Recados también...

¿De dónde vendrá el odio de Antón hacia Basile?... Es como cuando estoy con Emile pero menos tolerante.

- Algo mas que recados, me parece - responde Antón - Ven a sentarte con nosotros, teniamos una agradable charla hasta que llegaste.

Basile te mira, dudando un momento

- No sé si...

- Insisto - dice Antón, haciendo que suene a orden.

- Claro, señor... - Basile se sienta en el sofá, mira el cuadro, sin decir nada. Aunque ves cómo Antón entorna los ojos al mirarle, como si hubiese dicho o pensado algo incorrecto.

... Parece que ciertas cosas le molestaban... seguramente es parte de su raiz toreador. Puede que Antón le vea como una intromisión.

Me acerco a Antón. Desde luego, muestro cierta preocupación, pero confio en él. Me demostró que aun cabía posibilidad para la redención. Sonrio al mirarle, y me siento en el sillón.

Antón no parece con ánimo de devolverte la sonrisa, pero al menos se calma un poco cuando ve tu gesto, o quizas por el hecho de que vaya a sentarte junto a él y no junto a Basile, su voz no es tan dura al volver a hablar.

- ¿Te han puesto problemas?

- Ninguno, jefe, en dos dias lo tendras en tu garaje.

- Bien

Alzo una ceja. Tal vez fuese algo importante... Pero debo tener cuidado con la curiosidad.

-... ¿Puedo preguntar?

- Mi coche nuevo... del que aun está pendiente tu pago por el destrozo del viejo, Basile.

- Tomo nota, jefe.

Cierro los ojos con el ceño fruncido, como si recordar aquello me doliese... Después de todo, en parte también fue por mí...

*Le arranqué el depósito del parabrisas*

Casi lo había olvidado.

-... Por suerte no acabó peor. Tendría que haberlo pagado yo si hubieras muerto, Basile -digo, a modo de broma. Había que relajar un poco esto.

- Por eso no dejé que muriera, tú nunca hubieras podido pagar...

Una breve y fugaz sonrisa aparece en mi rostro por su comentario.

-¿Es el mismo modelo que el de aquella vez?

- Replica exacta... aunque nunca será lo mismo.

- No, será mejor - broméa Basile.

-¿También va con lanzacohetes? -pregunto, respondiendo a su broma.

Después recupero las formas.

-... Desde luego fue un buen coche, tardamos bastante poco en llegar... de hecho... creo que la policía no podía seguirlo.

Hay que quitar hierro al asunto.

- En cualquier caso, si vuelvo a tener que elegir entre tú y el coche, Basile, no dudaré - dice Antón, aunque no estás completamente seguro de que bromee.

Será mejor cambiar de tema.

-... Señor... Me gustaría sabe cómo vamos a organizar el regreso de Emile a la música...

- El próximo viernes realizará un concierto privado, aquí en mi casa, en el salón de actos - responde con algo de interés, parece que has conseguido distraerle.

¿Y cuando pensaba avisarme?

-Perfecto... ¿Algún público en especial?

- Todo el público será especial: Vendrán Arpías, amigos míos, algún primogénito... una fiesta de lo mejor de París.