Cosas que pasan (11/12/09)

Por una vez tengo algo parecido a un avance. Si lo consigo, cojonudo, tendré a un montón de vástagos roñosos que podré pulir para conseguir verdaderos seguidores. Si no acceden, buscaré en otra parte.

Esta ciudad es grande, muchos limones que exprimir.

Aparco de nuevo en casa de Antón, y me dirijo a la entrada.

La sala de actos está muy mejorada, y Emile está durmiendo un poco. Antón sigue en el salon, sin haberse movido, mirando la chimenea.

... Creo que es mejor atender primero a Antón. Voy al salón.

-... He regresado, padre... y puede que con buenas noticias.

- Me alegro - responde, aunque su tono es neutral - Cuéntamelas.

-Encontré el lugar donde se refugiaban, y conseguí hablar con quien les dirige. Fue como dijiste, no me iban a esperar con los brazos abiertos.

Miro por un momento el fuego.

-Estaban realmente desesperados... no me fue muy dificil convencerles de que no era enemigo. Mañana por la noche, me darán su decisión.

- Parece un buen comienzo - comenta, escuetamente.

Asiente con la cabeza con parsimonia, dándote la razón, sin dejar de mirar el fuego.

... Es mejor que las cosas no sigan en silencio... podrían acabar peor.

-¿Ocurre algo? -pregunto, algo preocupado por él.

Niega con la cabeza, viniendo a decir que nada, moviendo su copa y dando un trago.

Me mantengo en silencio un momento antes de volver a hablar.

-... ¿Quieres que hablemos?

- ¿De qué? - pregunta con el mismo tono neutro.

Suspiro...

-De... -maldita sea, dilo de una vez y acaba con esto. Hablo en voz baja. Me gustaría no tener que decir esto-... Siento haberte mentido... y también haber desconfiado cuando no tenía motivos para ello...

Cht... No lo estoy haciendo bien.

-... No valgo para disculparme.

- Como todo buen Lasombra - una respuesta demasiado dura, aunque no lo dice acusatoriamente, ni con intención de ofenderte, es una simple observacion -. Acércate, chiquillo - dice dando unas palmaditas en el reposabrazos en el que tiene apoyada su mano derecha.

Hago lo que me dice. Me cuesta un poco alzar la vista del suelo.

Él alarga la mano y coge la tuya, tirando suavemente de ella para que te pongas a su altura.

Parpadeo sin entender... pero confio en él... Hago lo que me dice.

Él deja la copa y coge con ambas manos la tuya. Susurra, tan bajo que debes concentrarte para oirle, a pesar de que está a tu lado.

- Sé que tienes tus razones para desconfiar... sé que yo te las he dado... y lo merezco. Pero... si no tengo tu apoyo no tengo motivos para seguir... tú me convenciste de que podía cambiar, si no tienes fe en mí... no merece la pena seguir - te coge la cara, levantándola para que le mires - ¿Me entiendes? Necesito tu confianza, y te necesito cerca para no olvidar que la tengo.

Tengo fe en él... Tiene que ser así... si no, le habría dado la espalda de nuevo, y ahora no era capaz.

-No volveré a dudar de tí... nunca.

Él besa tu frente, un gesto más de otros tiempos, de los suyos. Cuando le miras, sus ojos estan algo enrojecidos por lagrimas de sangre que no llegan a aflorar.

- Anda, ve con tu Emile, ha estado todo el dia radiante y necesitaba descansar, pero se alegrará de abrazarse a ti entre sueños.

... Debería de haber sido él mi sire cuando tuvo que ser...

Sonrio, por fin tranquilo sabiendo que se han arreglado las cosas.

-Gracias, padre.

Será mejor volver con Emile... Me encamino hacia el dormitorio, y veo a Emile durmiendo... no quiero molestarla, ha tenido una labor más que dura hoy. Simplemente me acuesto a su lado, acercando mi cuerpo al suyo, y dejandome llevar por el sopor del amanecer.

/La respuesta, refugio de Antón (12/12/09)/