¿Arreglando las cosas? 18/01/10

Abro los ojos, recordando poco a poco la noche de ayer...

Curiosamente, él ya está levantado, terminando de vestirse. El niño sigue durmiendo, acurrucado contra ti.

Me incorporo un poco, acariciando la mejilla de Elliot. Miro a Villón.

-Buenas noches...-Qué raro, ¿por qué se habrá despertado antes? Admito que me hubiera gustado al menos ver su rostro dormido..-... ¿cómo es que hoy se ha despertado antes que yo? Suele ser al revés...

Lo piensa un instante.

- Pues... no lo sé. Debo estar inquieto - termina de vestirse y te mira - Si vas a dormir todas las noches en el suelo quizás sería más conveniente que volvieses a casa de Carlo.

-Quiero dormir con usted. Pero me dio la impresión de que ayer no me quería a su lado.

- De ser así, nada me impediría habertelo dicho.

Me levanto y me acerco a él.

-Tampoco me dijo lo contrario, y no actuó como siempre. Sólo me clavó una mirada que me asustó, se fue sin más y de la misma manera volvió.

- ¿Tengo que recordarte constantemente que quiero que estés aquí? - pregunta, levantando una ceja - Me parece que tú sola permanencia ya hace patente mi deseo.

Le miro un momento, seria. Después le doy un suave beso en los labios.

-No.-digo, separándome un poco, y mirándole con intensidad, aunque mi gesto sea serio.- Pero un gesto de cariño nunca está de más. Porque le quiero, porque puede hacerme feliz con un beso o una caricia, porque su indiferencia me hiere profundamente. Entiendo que no siempre pueda hacerlo, que tiene otros asuntos a los que atender, pero saber que me quiere, y que volverá esperando verme con cariño en la mirada me ayuda cuando no está a mi lado. Ayer le eché muchísimo de menos, sin entender por qué me había leido la mente ni qué significaba aquella mirada, y porque ni siquiera me dio las buenas noches al marcharse. Cuando volvió no me dijo nada, ni me miró, ni me preguntó que tal la noche como solía hacer... Me sentí muy herida, señor, porque por un momento me sentí parte del mobiliario. Me sentí sola... porque no vi su sonrisa una sola vez en toda la noche.

Mantiene su cara de Poker durante unos minutos. Así da incluso miedo, pero luego notas que su gesto se ablanda gradualmente y te acerca a él para abrazarte.

Recibo el abrazo, en silencio, apoyando mi cabeza en su pecho y cerrando los ojos con fuerza, esforzándome por no llorar. Ayer lo pasé mal, asustada, angustiada... menos mal que estaba Elliot, no sé que habría hecho sin mi pequeño. Había deseado tanto poder compartir un momento así con Villón ayer... un simple abrazo... un momento de cercania... y parece que en el alivio necesito conjurar el dolor que sentí ayer. Me quedo así, acurrucada entre sus brazos, tratando de serenarme por dentro ahora que puedo...

Acaricia un poco tu cara, apartando el pelo de tu rostro. Luego te susurra:

- ¿Quieres que envíe a tus chuchos a casa de Antón, para que Emmanuel no les toque? - parece tratar de ser comprensivo y complaciente, como si sólo quisiera hacerte sentir bien.

-Yo...-Sonrio débilmente y me recojo un mechón tras la oreja, tratando de centrarme y pensar. En casa de Antón no tendrían que estar en un sitio tan lúgubre... pero... no sé como se lo tomará Antón ni Curtis... ni Basile. Aún no saben nada de Pit bull... Sé lo que a mi me gustaría, pero somos una familia y tenemos que decidirlo entre todos.-Gracias señor, pero antes tendría que hablar con él. Sé que obedecerá si usted se lo ordena, pero no quiero que sea así.-Digo volviendo a apoyar mi cabeza en su pecho, sin querer separarme de él.

SUspira.

- No puedes ser tan buena siempre... - pero te deja ir al teléfono.

Antes de que se separe del todo, me aproximo a él y le doy un beso en los labios, y vuelvo a mi posición anterior, apoyada en él.

-...Sólo un poco más...

Te sigue abrazando, sin separarse de ti hasta que tú inicies el movimiento.

Sé que ha sido egoista de mi parte... pero realmente lo necesitaba. Permanezco así un poco más, aunque no mucho. Tengo que sacar a Arnold y a Pit bull de ahí. Además... ya tendremos tiempo para esto, todo el que queramos. Eso es lo que siempre me dice.

-Deme un momento, señor.-digo sonriendo, separándome con suavidad. Cojo el teléfono y llamo a casa... a casa de Antón.

- ¿Diga? - contesta un ghoul.

-Buenas noches, soy Berenice... ¿está el señor Antón en casa?

- Sí, señora, un momento...

Antón tarda unos minutos en ponerse al teléfono.

- Buenas noches, Berenice.

-Buenas noches. ¿Cómo se encuentra usted y los demás?-Lo primero es lo primero.

-... No especialmente bien. ¿Ocurre algo?

¿No especialmente bien? Me muerdo el labio inferior, nerviosa. ¿Habrá sucedido algo más aparte de la situación actual? ¿O será que no llevan bien lo que está pasando? Maldita sea, quiero sacar a Arnold y a Pit bull de aquí... pero... ¿tengo derecho a pedirles algo así?

-Bueno... ¿Pero ha pasado algo? A parte de todo esto...

...Mierda. Ahora sí que no tengo narices para pedirselo. No voy a llevarlos allí para enturbiar más las cosas con lo sensible que es Claire. Además... maldita sea, soy yo quién ha decidido salvarlos... no puedo cargarles con mi responsabilidad... Pero aquí Pompignam podría... Un momento. ¿No me había asegurado Villón que no les pasaría nada? ¿Por qué hay que sacarlos de aquí de repente? ¿Y por qué he aceptado tan deprisa sin pensar en Antón y en los demás? Mierda... estaba tan deseosa de que Villón fuera cariñoso conmigo que he agarrado lo que me ha ofrecido sin pensar...¡Parezco una adolescente enamorada! Si al menos pudiera llevar las cosas de otra forma... pero no: estoy encerrada en el Eliseo hasta que encierren a ese pedazo de cabrón, impidiéndome llevar las cosas de cualquier otra forma más llevadera para todos. Igualmente, mi familia está retenida en casa de Antón por miedo a salir, y no soporto pensar que están encerrados también. Y Claire... la última vez que la vi no estaba muy bien. ¿Ha empeorado por todo esto? ¿percibe lo que está pasando? Siento repentinamente un acceso de ira contra ese cabrón, mister invisible y el otro cabrón que lo localizó y contrató al assamita. De mi mente se borra todo excepto un objetivo. Él.

-Se acabó.-digo junto con la otra, ella, las dos, un tono frío y cargado de una cólera sutil y burlona que de hecho... sólo ha oido Antón, y desgraciadamente, mi padre poco antes de morir.