El concierto de Emile (13/12/09)

Antón te acompaña, en silencio, controlándote, abre una celda.

- ¿Seguro que lo necesitas?

-... Sí... -logro articular, con los ojos casi totalmente rojos.

Entro en la celda, y me siento en el suelo.

-... No le hagas nada... Porque tengo que hacerlo yo.

Necesito desfogarme pronto, y mejor que sea contra las rejas de una celda que contra la carne de Emile.

Él cierra la jaula, se guarda la llave y se aparta con precaución, aunque no muestra miedo.

- No quieres hacerlo... Sabes que no. Hablaré con ella. Sólo hablar. Quédate aquí, y cálmate - dice saliendo.

Me quedo a solas.

Veo un barrote a mi lado. Lo golpeo con la base del puño. Cada vez con más contundencia, hasta que finalmente noto que algo cruje en ella, seguramente me la he roto. Grito brevemente, dolorido.

Puede que fuese el dolor lo que me devolviese algo de raciocinio, o el hecho de haber descargado parte de mi ira.

Muchas cosas pasan por mi cabeza ahora mismo, quemándome la mente como si fuese acido. Pero sobre todo era el hecho de perder a Emile por su própia testarudez.

Y no podía pagar mi enfado con ella.

Poco a poco, logro tranquilizarme. Siento que la presión en los ojos baja, y consigo guardar los colmillos.

A cada rato, un ghoul pasa a ver tu estado, y cuando ya estás tranquilo pasa a comunicárselo a su señor. Al cabo de un rato, Raúl baja a abrirte la puerta, un poco asustado.

Has pasado dos horas dentro, queda media para el amanecer.

-... Gracias Raul -digo, en voz muy baja, pero se me oye... ahora siento verguenza por mi mismo, por no tener el suficiente autocontrol. Ni siquiera le miro, mis ojos no se apartan del suelo mientras camino.

Emile y Antón están en el salón, él de pie y ella se sentada, pero se levanta en cuanto apareces, con la cabeza completamente gacha.

- ¿Estás mejor? - la voz de Antón no suena enojada.

Mi orgullo está herido, por no haber tenido bastante sangre fria. Es la primera vez que me ocurre en mucho tiempo, me siento mal.

-... Siento lo ocurrido antes...

- Es comprensible... Emile, déjanos un momento - pide Antón, y ella obedece sin rechistar, y sin levantar la mirada del suelo -. Lo que ha ocurrido hoy, es el fruto de un laxa disciplina. Te lo advertí. Imagina que lo ocurrido pasa frente a cualquier otro vástago. Ella estaría desangrada y tú empalado al sol. Esto no puede volver a ocurrir, no tendremos tanta suerte la próxima vez. Emile tiene que saber cuál es su sitio, y que obligaciones ha adquirido a cambio de sanar y recuperar su música.

Lo admito, es mi culpa. Debería haberla enseñado un poco.

-Esto no debería haber pasado si... -me paso la mano por la frente, manteniendome en silencio unos segundos-... Basile tenía razón.

El amor me ciega.

-Es mi ghoul... mi primer ghoul... y he sido irresponsable.

- Lo pasado, pasado - dice finalmente -. Ahora es cuestión de evitar que se repita, y deberías buscar la forma de darle las gracias a Melissa. Sobretodo, no te disculpes con Emile, que entienda la gravedad de lo que ha hecho... ya he hablado con ella, pero si tú no te muestras duro, firme, no servirá de nada.

Aprieto los labios... darle las gracias...

Es algo que me he ganado por hacer las cosas como las hice.

-Así será... -hablar con esta sensación en el estómago es indescriptible-... Siento haber estropeado la fiesta.

- Y yo siento tener que haber hablado con Emile... la notarás cambiada.

... Por preguntar... No creo qu pase nada por saberlo.

-... ¿Qué le dijiste? -pregunto, con desgana-... Quizá me sirva para... educarla mejor.

- Sólo le expuse las situaciones, tal y como son, sin adornarlas ni mentirla.

Entiendo...

-... Creo que será mejor... que la lleve a casa -digo, con un hilo de voz.

- ¿Para qué? ¿Para que se sienta mejor? - nuega con la cabeza- No aprendes, chiquillo.

No pensaba en eso, pero tenía razón.

-Dudo que dada la situación se sienta mejor... pero teniendo en cuenta la hora, dudo que pueda ir...

Cierro los ojos.

-Necesitaré una habitación a parte esta mañana.

- De acuerdo, mis ghouls te acomodarán una - dice con un gesto, y un ghoul, que ni habías visto, corre a obedecer la orden de su amo -. Quizás he sido demasiado duro contigo... me habéis avergonzado esta noche, pero ninguno tenéis experiencia en esto... quiero decir, que no estooy enfadado contigo. Te lo has tomado en serio, como has demostrado.

Necesito estar a solas esta noche. Si duermo con ella, no podré evitar pedir disculpas, ni comportarme como siempre.

Al menos este día.

-... Mañana iré a ver cómo están los refugiados... Hablaré a la vuelta con ella.

- Me parece correcto - responde - Buenas noches, hijo mío.

Ojala no tuviera que haberlo hecho. He destrozado la ilusión de Emile, y todo porque no fui enseñándole correctamente.

Lo único que quería era que no viviera con miedo.

-Buenas noches... Padre...

Me repito a mi mismo en mi cabeza, mientras voy a mi nueva habitación, que no seré como Antón lo fue. Nunca.

/Dolor al despertar, refugio de Antón (14/12/09)/