Hecho magnesia (18/12/09)

Despierto de nuevo, y pese a la sangre que tomé de la despensa de Antón, aún me siento un poco mal. Desde luego, al acabar el entrenamiento acabé hecho un guiñapo por los golpes, por suerte somos incapaces de cansarnos físicamente.

Estoy mentalizado en seguir con este plan. Con suerte, Emile se adaptará pronto del todo. Al menos el cabreo de ayer se me pasó en gran parte, la sesión de ayer sirvió para descargar parte de la tensión.

Me visto y bajo a la planta baja. Tengo que ver cómo está Antón.

Antón está en su sillón de siempre, con su copa de siempre y los ojos posados en la chimenea, solo que esta vez tu cuadro con Emile está colgado encima. Hay una diferencia notable en la escena, y es que Claire está sentada en el suelo, a su lado, con la cabeza apoyada de lado en el reposabrazos, y Antón juguetéa con los dedos entre su pelo... hasta que nota tu presencia y aparta la mano.

- Buenas noches, chiquillo ¿Cómo te siente?

-... Tierno de golpes, supongo... lo de ayer fue bastante duro... -digo, poniendo cierto gesto incómodo-... Pero bien, al parecer. Buenas noches.

Veo a Claire, que está junto a él como si fuese un perro... y luego veo el cuadro. No voy a insistir diciendo que ese comportamiento no es correcto, porque al parecer, Claire no pone pegas... al menos no la está utilizando ahora mismo, y eso es un avance.

-Buenas noches, Claire.

Vuelvo a mirar el cuadro unos segundos... mi rostro, el de Emile sonriente... hace que quiera seguir por esta dura prueba hasta pasarla.

- Bueno, tampoco es que yo acabara perfectamente ayer - sonríe, nuevamente parece de buen humor, luego mira brevemente a Claire, y vuelve a mirarte a ti -. Deberías ir a ver cómo está Emile...

-... No se si debería -digo... sintiendome algo cohibido, mirando a un lado sin enfocar nada en concreto.

... Nunca pensé que oiría eso de él.

Sin decir nada más, busco a Emile.

Te cuesta un poco encontrarla, está trabajando, limpiando el salón de actos.

Ella te mira, y sonríe un poco.

- Sí, señor, estoy bien - sigue fregando mientras habla - ¿Puedo preguntar quién era esa mujer?

Asiento...

-... No sabemos como se llama... la llamamos Claire... Al parecer es muda... -digo, con la voz de un señor, más que la que la del hombre que la quiere-... La encontré hace unos días. Creo que puede hacerle más bien a Antón que yo.

- Creo que fue ella, quien le hizo parar - dice, asintiendo, sin dejar su trabajo un momento.

Me lo creo... siempre sacrificándose por los demás, por el bien común y tratando de arreglar las broncas...

-... Nunca he visto vampiresa más humana. Se sacrifica por los demás incluso sin conocerlos... Por eso se la traje.

Y porque tal vez, encandilándole con su belleza, me ayude a pararle cuando no pueda solo. Por suerte y por lo que me ha dicho, tuve razón.

- Hiciste bien... si no, creo que esto hubiese sido mucho peor... - responde.

Hablo con tristeza.

-... Nunca olvides que te quiero... y haré lo que sea para que vivas...

Cierro los ojos.

Para un momento y te mira.

- Lo sé, mi vida, lo sé - dice con los ojos algo llorosos, antes de continuar con su tarea.

-... Continua...

Me giro despacio, y vuelvo al salón... Poco a poco consigo aceptarlo un poco mejor... pero siempre tendré cuidado a la hora de tratarla como "su señor".

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Cuando llegas al salón ves que Claire ya no está en el suelo, si no sobre las rodillas de Antón, que tiene ambas manos sosteniendo la cara de la mujer, mientras le da un (¿dulce?) beso en los labios. Luego se separa un poco, y sus ojos reflejan un verdadero cariño por ella.

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Ella está tranquila, no emocionada pero tampoco asustada o contrariada. La serenidad es lo que mejor definiría su estado de ánimo. Antón la suelta, no sin antes acariciar su rostro al bajar las manos. Ella responde primero tensándose un poco, luego parece agradada con ese gesto, como no lo estaba con el beso.

... Tal vez lo mejor sea dejarlos solos, en silencio, para no incomodarlos. Para este tipo de cosas, suelo tener tacto.

Con una tenue sonrisa, les dejo para que se diviertan como quieran, procurando no hacer ruido. Dedicaré un par de horas al saco, y cuando termine, volveré a bajar, para ver qué tal ha ido.

Tal vez, puedan encontrar algo parecido a la felicidad entre ellos.

Mientras entreno, noto cómo mis articulaciones se desperezan, me siento incluso más ligero, calentando al golpear... Cuando llevo una hora prácticamente, sin parar, me detengo...

Lo de ayer... fue realmente alucinante... quiero intentarlo de nuevo, contra el saco.

Trato de centrarme como lo hice ayer... pero ayer necesité esfuerzo, y también mentalizarme con algo que no era precísamente agradable.

*¿Cómo lo hará para estar tranquilo mientras usa ese poder tan explosivo?* -y de hecho era así, sentía las arterias hinchadas y dilatadas por obligar a la sangre a alimentar al cuerpo de esa forma.

Sea como sea... me cuesta mucho más hacerlo con la cabeza fría. De tres intentos, solo conseguí uno.

Paro antes de que el esfuerzo repercuta en mi sed, paro... No puedo abusar. Dándome por vencido en mi intento autodidacta, sigo como antes, normalmente.

Cuando termino, bajo.

Cuando bajas de nuevo, Claire está otra vez a los pies de Antón, como un perro... un perro al que tiene cariño, pero un perro al fin y al cabo.

... Tiempo al tiempo. Confio en que ella consiga mejorar a Antón donde yo no puedo.

Bajo, todavía en camisa interior por entrenar.

-... ¿Qué tal ha ido en mi ausencia? -pregunto, con media sonrisa.