Un nuevo rumbo (24/12/09)

- Hola, chica ¿Cómo estás? - dice Lucía mirándote.

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Claire no hace amago de coger las cosas.

-Pues digamos que se nos ha unido uno a la fiesta... dime, ¿has acabado?

- Sí, iba a comer algo ahora... ¿todo bien?

-Sí, pero cuando comas sube a mi habitación, ¿vale?

Tampoco te responde a eso, ni siquiera moviendo la cabeza. De hecho ni te mira. Casi parece que haya empeorado.

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- Claro, enseguida estaré.

-Gracias.-Digo con una sonrisa. Después subo a mi habitación.

...

-Joder... otra vez no, Claire.

Mierda... ¿Cuanto hace que está así?

-Claire, despierta, no hagas esto de nuevo...

Al rato, Lucía va a tu cuarto.

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Claire parece enfocar la vista en ti por un momento, pero vuelve a perderse enseguida.

-¿Has comido bien? No quiero que por las prisas no hayas comido en condiciones.

- Tranquila. Estoy lista - dice, sonriéndote.

Una reacción... Breve, pero una reacción...

Salgo de la habitación... Dios... lo único que veo es dolor y miseria desde que entré en París, ¿Cómo puedes permitir esto?

Apoyo las manos en la baranda... siento nauseas...

- ¿Estás bien? - pregunta Antón, desde abajo de las escaleras.

-Me alegro.. porque nos esperan baches. Verás, cuando fuimos a buscar pistas al refugio Sabbat, nos encontramos con un vástago.... un chiquillo recién transformado. Lo habían abrazado y dejado tirado, y la única manera que he tenido de salvarle la vida ha sido vinculándolo, sino Antón se lo cepillaba. Su nombre es Ronald... y ¡adivina! Era camello.

-Sí, sí... estoy bien... Sólo necesito... descansar un poco.

No es momento ahora de preocupar a Antón... además, el ya debe saberlo...

-¿Hay alguna novedad?

- No... pero espera disfrutar de tu compañía... y que me pusieses al día.

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- Eso puede estar bien - dice Lucía - si ya viene espabilado...

Asiento.

-Claro, padre -digo, bajando las escaleras.

Él va contigo al salón y te sirve una copa.

- ¿Cómo ha ido? - pregunta.

-Gracias -digo, aceptando la copa, no hablo con mucho animo-... Bien, ha ido bien. Los cuatro han tomado su primer trago... tampoco les hace gracia, pero saben que no tienen otra opción.

Suspiro.

-... Este ritmo... es extenuante para todos.

- Lo sé, chiquillo... ¿Quieres tomarte un día libre?

Nunca unas palabras me hicieron sentir tan de acuerdo.

-... La verdad es que no me iría mal... de hecho, desde que llegué a París, no me he tomado un respiro...

Cierro los ojos, y doy un trago.

- Bien, deja un poco de sangre en una botella y olvídate de todo, vete con... vete con Emile y estate tranquilo, mantendré todo bajo control, chiquillo.

Le miro. Me da la sensación de que no he sonreido en un año. Lo hago ahora, realmente agradecido.

-... ¿Podrás manejar esto mientras no estoy? -pregunto, casi bromeando, porque se que será capaz.

- Ve tranquilo, te has ganado un descanso - dice.

Me bebo la copa, y la dejo en la mesa. Después me giro hacia él, y le doy un abrazo. Cojo una de las botellas, y de la misma forma que antes, bebo y dejo parte de mi vitae dentro.

Después, dejo la botella en la mesa, y mirándole unos instantes, sonrio, y le doy un abrazo, como un hijo lo haría a su padre.

-Cuida de Claire y de los demás... Te necesitan, ¿de acuerdo?