Noches de permiso (24/12/09)

Llegamos a casa en poco tiempo. Hacía tiempo que no veia a Emile tan ilusionada, y eso me reconforma, mucho.

Meto el coche en la cocherra. Por fín, podemos descansar un poco. Bajo del coche... echaba de menos esta casa.

-¿A que ahora me quieres mucho más? -pregunto, bromeando un poco.

- Cada día más - dice ella, besándote.

La beso de igual forma, saboreandola, sintiendome aliviado a su lado.

-... Vamos adentro, cariño.

Ella sale, mira un momento hacia la caseta de Edmund, y luego suspira y sigue camino hacia la casa, mirándote sonriendo, y cogiendo tu mano antes de entrar.

Yo también miro unos instantes la caseta de Edmund... echo de menos ese animal.

Entro con ella a la casa, prácticamente me está arrastrando.

- Por fin, hogar dulce hogar...

Sonrio ampliamente. Si ella está contenta, yo también.

-¿Qué te apetece hacer, Emile?

- ¿Contigo? Todo

Rio un poco.

-Por algo habrá que empezar ¿no?

- Por lo que tú prefieras, me siento tan libre aquí...

-... Lo que yo prefiera, ¿eh?

Me acerco a ella, haciendo que se aproxime ella también a mi cuando coloco mis manos por debajo de sus caderas y la acerco. Noto sus pechos contra mi torso, y siento la sangre de su cuerpo tan cerca que casi la huelo. Es tan dulce... Sentir su calor, sus latidos, su vida, tan cerca...

-... Si te prefiero a tí, ¿qué dirías?

- Te diría... - pasa las manos juntas por detrás de tu cuello y te susurra al oído, lamiendo tu lóbulo - Tómame, soy tuya,

Mis colmillos se extienden casi al instante, debido al contacto de su lengua.

Acaricio con mis labios la piel de su cuello, suavemente, deseándola... Pero no lo quiero así. No es que no me atraigan los fetiches como el de estar con una sirvienta, pero quiero que se sienta al menos libre de la influencia de esa casa en esta ocasión.

-... Ve arriba, ponte algo para la ocasión... te espero aquí -digo, pasando la punta de la lengua por su cuello.

Ella se separa, aunque le cuesta, y sube arriba. No tarda mucho en bajar, con un picardías rojo sangre.

La espero tranquilamente, sentado en el sofá del comedor. Cuando aparece, sonrio, como viendo lo más sensual que pudiese ver jamás.

-... Estás espectacular, Emile.

Me acomodo en el sofá, reclinando la espalda.

-¿Qué tienes para mí, cariño?

En respuesta se me acerca despacio, con una expresión lujuriosa en la cara, contoneándose provocativamente. Se sienta sobre mis rodillas, y empieza a besarme.

Me desnuda despacio... no sé cuanto tiempo estuvimos allí. Lastimeramente, la noche tiene un final. Sin embargo, aprovechamos cada momento anterior, mezclando el placer del coito con el poder demoledor de la sangre sobre ambos. Lo único que lográbamos decir era el nombre del otro mientras nos perdíamos a nosotros mismos en la lujuria de la vitae, mordiendo en las superficies de piel más sensibles y saboreando despacio cada gota y cada roce.

Delirante, y monstruosamente hermoso.

Siento horas después el peso del sol... quiero dormir, con ella. Está agotada, pero hermosa, satisfecha y feliz. Su corazón latiendo despacio pero con firmeza mientras duerme me reconforta.

Dormimos en la cama. Aun noto el calor de su sangre en mí.

Despierto, junto a Emile, como deseaba que fuese. Sé que esto sólo es temporal, pero algún día conseguiré que sea permanente. Un lugar que llamar propio, con ella.

Cuando el sopor se disipa, me doy cuenta de que me está mirando.

-... Feliz navidad, cariño.

- Feliz Navidad, mi amor - dice, tendiéndote un regalo.

Alzo las cejas, sorprendido. No me lo esperaba, no he tenido un regalo desde...

... desde que fui humano.

Sonrio, contento, y cojo el regalo.

-No tenías que haberte molestado, Emile -digo, abriendolo.

Es un teléfono móvil de útlima generación, con acceso a internet y contrato pagado hasta el 2030.

No me lo esperaba. Uno de estos trastos prácticamente te dice donde está la bragueta si quieres mear.

-Gracias cariño. Admito que no me lo esperaba -digo, besándola-. Te quiero.

- No sabía qué comprarte.

-Esto es mucho más de lo que necesito -digo, recogiéndole el pelo tras la oreja, y dandole un beso rápido de nuevo-... ¿Hubo algun problema durante el día?

- Para nada - responde -. Todo tranquilo.

Sonrio.

-Bajemos, necesitas comer algo -digo, incorporándome-... Vivir conmigo suele adelgazar bastante.

- Ya he comido - responde, dandote un beso.