Opciones... (2/1/10)

-oh, vaya, ¿ahora resulta que no lo sabes? Qué curioso... Entonces... ¿debería saberlo yo? Porque... tenías razón... esto tiene su puntillo... Tal vez deba aficionarme a esto. ¿Qué opinas?

Arnold parece que preferiría no responder a eso, pero dadas tus advertencias, contesta.

- Pre... Preferiría que no... señora

-En parte es por mí. Por eso cuando alguien dona sangre se le da un bocadillo... y la sangre hace que las necesidades humanas como el hambre sean un poco más fuertes.

Sobre todo cuando hay sobredosis o abstinencia.

-Echo un poco de menos eso de comer.

- Lo siento... - dice - Si puedo hacer algo...

Sonrio un poco.

-A menos que conozcas una cura, me parece que no... -digo, encogiéndome de hombros-, tranquila, es sólo nostalgia. Nosotros no sentimos hambre.

La miro. Es mejor no contarle los detalles de la fisionomía vampírica ahora que está comiendo.

-Tú disfruta de tu comida, me conformo con eso. Además, no quiero que por beber tanto de tí acabes demasiado delgada. Te necesito con buena salud.

Hago una pequeña pausa.

-Además, quiero que me enseñes a mantener el violín.

- ¿Puedo temrinar de comer antes? - pregunta.

-Claro -digo, asintiendo. Tampoco se lo había pedido de inmediato.

Me agrada verla comer, tal vez porque así disfruto de su compañía.

-Después del ensayo, me gustaría que me dieras un pequeño concierto privado. Me gusta tu don con el chelo.

Tal vez así traiga un poco de alegría a esta casa. Estamos demasiado tensos todos.

Ella sonríe, complacida y orgullosa de si misma.

- Por supuesto.

Espero a que termine. Mientras tanto, me hecho en la cama boca arriba, descansando un poco y medito.

No creo que tuviese problemas a la hora de manejar otros ghouls si tuviese la oportunidad de tenerlos. Tal vez podría iniciar un negocio en esta ciudad...

Tal vez un bar... Sí, es un negocio sencillo, con ello ganaría suficiente dinero y adquiriría los ghouls que necesito, o mejor dicho de necesitarlos en el futuro si hace falta. Después de todo, en la mafia cuando estaba vivo, el bar de mi calle era mi segunda casa, y un lugar donde hablar de negocios.

-Claro.. normal, porque ahora eres tú el que padece los caprichos de alguien que está por encima de ti... ¿No es cierto?

- No... señora...

-¿Entonces por qué?

- Siempre... me gustó cómo... erais, señora... - responde, manteniendo la misma postura sumisa.

-Pues no sé ... no sé...-digo, pasando una mano por la barbilla, en actitud como si estuviera dándole vueltas a un rompecabezas.- ¿Cómo le puede gustar a un Sabbat que disfruta matando humanos una vampiresa tan patéticamente humana? ¿No prefieres más una que se deje llevar por... esa Bestia que tanto adoras?

Pero aun falta mucho para eso... de aquí a que me consideren un vampiro camarilla, y que me den un territorio... sin embargo, espero ir por buen camino.

Estoy de acuerdo en lo que dijo Antón de organizar otro concierto. Así ganaría el apoyo de más toreadores, podría ser algo medianamente sólido para subir de estatus.

O al menos conseguir status.

Y todavía hay otros interrogantes... Berenice habló de algo sobre que tenía que ir a ver de nuevo al príncipe con Arnold. No creo que me dejen aparecer, todavía no me han notificado nada, lo que significa que sigo sin ser bienvenido.

Al menos mi presencia es tolerada aunque de mala gana en territorio anarquista, lo que es un logro.

//Fdi: Va un poco más avanzada Berenice, espera unos cuantos post para postear, Curtis//

- No... mi señora... - suspira - No importa... lo que diga... ¿verdad?

Creo que por fin llegamos a alguna parte.

-No sé, ¿ahora resulta que quieres recuperar a la antigua Berenice?

- Nunca quise perderla...

Le atravieso con la mirada.

-Señora, que no se te olvide. Vale, muy bien, hagamos que vuelva... y después, ¿qué? ¿todos tan felices y contentos? ¿la obligarás de nuevo a cargar con las culpas de todos tus crímenes, pensando que con simplemente haberte detenido en su momento mucha gente podría haberse salvado? ¿Cuánto duraría la antigua Berenice hasta que yo volviera estando a tu lado?

- Sólo quiero... no volver con el Ventrue... no me importa... lo que tenga que hacer... toda mi... no-vida, señora

¡Me cago en el puto Ventrue de los cojones! Me aproximo de forma repentina a la jaula, con los ojos rojos y los colmillos fuera.

-¡¿Qué es lo que te he preguntado?! ¡Responde! ¿Cuánto duraría? ¡Tú mismo querías esto, Arnold! ¿Por qué iba a ser sino Lucía un peligro, eh? ¡Al fin lo comprendí! ¡Dices que nunca quisiste perderla, pero no te entra en la cabeza que con todo lo que has hecho la has lanzado al abismo!

Él se echa para atrás y cae sentado, falto de apoyo por los miembros perdidos

- Los siento - dice con ansiedad, y miedo - Lo siento. Lo siento.

-Nada de "lo siento".-digo, retrocediendo un poco y retrayendo los colmillos.- Contestame. Tú ya viste como era esa Berenice que tanto apreciabas. Esa Berenice no querría obligarte a hacer nada que no quisieras. Con ello la pusiste en una buena encrucijada. ¿Proteger a los demás de un monstruo? ¿Matar al hombre que amaba, y, que en el fondo, sabía que no era tan malo? Fuera lo que fuera, le iba a corroer la culpa, le iban a asaltar en sus pesadillas, ya fuera como víctima o atacante. Cosa que por cierto, ocurrió en los dos casos. Si, Arnold, si. Tu preciosa Berenice intentó desasirse de ti mientras atacabas y matabas a toda su familia, uno por uno, delante de ella. Y todos culpándola, por no haberle detenido. Y cuando te entregó, suplicando por poder ir a liberarte. Piensa. Piensa y responde, y olvidate de ese Ventrue cuando me respondas. ¿Merece el precio de perder a la única persona que te quería de verdad, sin vínculos, juicios, sin pedirte nada a cambio, esa Bestia, ese poder "disfrutar de la noche" que tú me mencionabas? Y no metas al Ventrue en esto. Si tienes que pensartelo, no respondas en seguida, pero quiero una respuesta, y una respuesta sincera. No metas al Ventrue.

- Por la... por la Bestia... no... Por el Sabbat. Señora.

-El Sabbat...-digo con cara de asco y absoluto desprecio en la voz.- Esa maldita secta no es más que un culto a la Bestia. ¿Y por qué el Sabbat te merecía el precio?