Opciones... (2/1/10)

Él se muestra reacio a coger tu mano... pero quiere que le lleves a ver a Arnold, así que lo hace.

-Ey... tranquilo pequeño, no te he hecho nada malo y he estado cumpliendo con mi palabra, ¿verdad?- Digo con una sonrisa. Vigilo bien su reaccion y lo que aún pueda ver de su aura...

Él parece intranquilo, pero decidido a seguirte hasta Arnold.

-Vamos...

Le llevo hasta el sótano. Al entrar, me ocupo de que quede por delante, de espaldas a mi. Cuando Arnold me ve me llevo un dedo a los labios y le lanzo una mirada de advertencia, que dice claramente "Como hables, la tenemos". No quiero que diga ni media palabra. Después vuelvo a mi actitud anterior con el niño.

Arnold se mantiene en silencio.

- ¡ARNOLD! - grita el niño, feliz de verle - Estás... muy mal... ¿No puedes darle sangre? - se vuelve hacia tí el niño.

Suspiro.

-En realidad ya le he dado toda la que he podido... pero no me permiten darle demasiado por noche. Dale un poco de tiempo.

- ¿No vas a decirme nada? - pregunta el niño, al cabo de unos segundos de silencio.

Arnold ni siquiera levanta la vista hacia vosotros desde que le hiciste la seña.

-Pequeño... te dije que no estaba muy bien y que esto no era agradable de ver. No tienes ni idea de lo complicado que es todo esto... pero al menos, está fuera del Eliseo.

- Está muy... raro.. - dice mirándole.

-¿Nunca te paraste a mirar cómo quedaba una de tus víctimas tras una tortura, pequeño?

- Pero él... - se acerca hasta los barrotes - Señor... Señor, a la orden...

Ves que Arnold por un momento cierra los ojos, pero no dice nada, ni levanta la vista.

Ains.... Bueno, veamos si solo sigue habiendo miedo...

//Auspex2, perc+emp, 1Fdv//

El miembro 'Berenice' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'd10' : 9, 5, 3, 5

Casi me deja hipnotizado del mismo modo que a los toreador. Su forma de tocar... da la sensación de que yo nunca llegaré a eso con el violín.

Emile tiene un don... Es maravillosa.

Está más sereno, pero el miedo de fondo permaneces, y es de él viene la sumisión y la obediencia.

Sigue sin moverse, hasta nueva orden.

-----------------------------------------------------------------------------------------------

Cuando termina, te mira y sonríe.

- ¿Te ha gustado?

Más calmado... tal vez... ¿por qué aún tiene a algo del Sabbat a lo que aferrarse? Duele... eso duele y no puedo evitar sentir cierto cabreo. Pese a los riesgos que tomó por mí... el Sabbat lo consume por completo. Sin embargo, enfadarme no me va a servir de nada...

-Pequeño... las torturas son de por sí malas porque producen un gran daño a las personas que la reciben, un daño que todos podemos sufrir y que por eso no podemos tomar a la ligera. Sin embargo, lo que más hieren es el alma, y eso puede provocar que quiebre el alma de una persona. Arnold tardará en volver a ser el de antes... si vuelve a serlo. Ha sufrido en carnes propias todo lo que hizo sufrir a otras personas, y lo que tú estás sufriendo también es algo que provocasteis. ¿Entiendes ahora que no te llevara directamente con él?-Digo, con pena en la voz- Te dije que esto es muy duro...

- Ductus... - llama.

Algo se quiebra en el alma de Arnold en ese momento, pero se mantiene inmovil, sin hablar, como le has ordenado.

El niño baja la cabeza y se da la vuelta.

- ¿Se recuperará?

-Lo hará... pero necesita tiempo...-Digo, con autentica tristeza. Es como si a mi también se me hubiera roto algo.- Será mejor que volvamos a la habitación...

El niño te agarra inconscientemente la mano y va contigo.

Al subir y cerrar la puerta, me quedó ahí unos instantes antes de decir:

-Lo siento pequeño, lo siento...-es cierto. Siento que Arnold esté así. Sin embargo... hay cosas que no se pueden evitar. Y me temo que esto es necesario para que tanto él como el niño sobrevivan y tengan una oportunidad. "Odiame si quieres. Si logro salvarte... aceptaré tú odio con gusto."

El niño te suelta la mano y se sienta en la cama, en silencio.

No falta mucho para el amanecer.

Me siento a su lado. Le pongo una mano sobre el hombro, y le digo con suavidad.

-No te preocupes. Tiene la eternidad para recuperarse. Hasta que lo haga, ambos debemos ser fuertes por él, ¿de acuerdo?

Sonrio.

-Me ha encantado -le digo, levantándome del asiento-, tienes un gran don.

El niño asiente, con firmeza y los labios apretados.

------------------------------------------------------------------------

- Gracias, mi amor... es tarde ¿Vamos arriba?

Empieza a darme morriña. Pronto amanecerá.

-... Sí... vamos arriba.

Empiezo a caminar hacia mi cuarto, con Emile de mi lado.