¿Peticion descabellada? (4/1/10)

Despierto de nuevo. Antes de dormir, dije a Emile que procurase que no me despertara demasiado tarde.

Hoy es un día importante. Mientras no pase nada grave, lo peor que puede pasar es que el príncipe se ria de mí y me diga que no.

Otra vez la misma situación. ¿Correr o no? Debo correr... debo huir...

//Fdv//

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Logro correr. Pero entonces una de las sombras en el suelo se mueve... ¿se mueve? Me agarra la pierna y me hace tropezar, pegandome un buen golpe contra el suelo. Sin embargo eso evita que el monstruo me logre dar alcance. Y cuando me quito de enmedio de esa manera... ahí está Basile con sus garras.

Abro los ojos. Últimamente... mis pesadillas han cambiado... ¿por qué?

El niño te está mirando.

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Emile te despierta entre besos y caricias.

Me sobresalto un poco al verle así mirándome... "¡Coño! es verdad... Elliot..."

-Buenas noches...-digo incorporandome un poco.- ¿Te he asustado?

Sonrio cuando me doy cuenta de lo que pasa.

-...Buenas noches.

Niega con la cabeza.

- A Arnold le pasaba igual...

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- Buenas noches, mi amor... me dijiste que te despertase...

-Ya... lo sé. Dime, ¿como te encuentras?

-Gracias -digo, besándola.

La miro a los ojos.

-... Permíteme desayunar -y muerdo su piel, bebiendo para deshacerme del ayuno, despacio, dejando que ambos saboreemos el momento.

Ella disfruta tanto como tú de esos instantes de placer.

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- Bien, supongo - se encoge de hombros.

Me siento en el borde de la cama, apoyando mi barbilla en mis manos, pensativa. ¿Por qué? La pesadilla es la misma, pero... el final... ¿será que me estoy enfrentando a ellas por primera vez? No lo sé... Tras unos segundos meditabunda, me levanto, llendo hacia la puerta.

-Ahora vuelvo, ¿de acuerdo?

Termino de beber gradualmente, y cierro su herida. Sonrio.

-... Me encanta beber de tí.

Le dedico un beso cariñoso.

Entonces me levanto, con algo de pereza, pero no puedo permitirme llegar muy tarde al Eliseo.

-Hoy es una noche importante. Tengo que estar listo.

- Vístete con tu mejor traje - te conseja ella.

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- De acuerdo... - el niño no se mueve de la cama.

-Tranquilo. Sólo voy a por sangre... no pretendo tardar tanto como ayer.

Y de paso a hablar con alguien... Salgo de la habitación y busco a Basile.

Asiento, agradecido por el consejo.

Despues de ducharme y asearme, busco el mejor traje que tengo. Creo que es de los que más me favorecen.

Me acerco a Emile para preguntarle. Me coloco bien la corbata.

-... ¿Cómo estoy?

Ella te recoloca la corbata mejor.

- Ahora sí... desde luego yo no te negaría nada - sonríe.

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Basile está en el cuarto de los hombres de Curtis, charlando con ellos.

No puedo evitar sonreirme. Parece que la cosa le ha mejorado mucho desde que salio de la celda... menos mal... Voy a dejarle que continue su charla. Es mejor que no le "agobie" tanto... se merece al menos estar una noche sin mis tribulaciones... Bastante ha hecho ya. "Incluso me ha salvado en mis pesadillas..." Me dirijo al sótano.

-... Gracias.

Valoro mucho su opinión. Después de todo, sólo puedo fiarme de ella. No tengo reflejo en el que mirarme.

Me muerdo la llema del pulgar, y dejo que beba un poco de mi sangre.

Ella agradece el gesto, como un perro mueve la cola cuando el amo le da una galletita.

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Él está en un rincón, sudoroso, acurrucado, pero al oír la cercania de tus pasos se arrodilla, encorvado.

Me aproximo a la celda, y me apoyo en la de enfrente, con cierto gesto de desdén. Las cosas están así... y tienen que seguir siéndolo. Por el bien de todos. Además... ese no es mi Arnold. No es más que el despojo del monstruo que hay en él.

-¿Sabes que no tienes ni más ni menos de lo que te mereces, verdad?-Digo con fría burla.

Sonrio.

-... Voy a necesitar tu consejo de aquí en adelante, nunca puedo estar seguro de si voy bien o no con mi falta de reflejo.

Dejo que beba un poco más, y retiro el dedo, ya curado.

-Bueno, deséame suerte.

- Sí, señora - responde.

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- Mucha suerte, mi amor - te da un pico.

Aprieto los dientes. Esa respuesta automática no me sirve. ¿Cómo puedo hacer que se arrepienta, cómo puedo sacar nada humano de él? Y este no es Arnold... ni su caballerosidad, ni su orgullo, ni su fuerza... nada. No es más que un perro.

Mi perro.

-Saca una mano entre los barrotes... y apoyala en el suelo.

Asiento, sonriente, y salgo de la habitación.

-Hasta luego.

Bueno, creo que es hora de ir al Eliseo. Sin embargo, cuando paso delante del cuarto de mis chicos, me doy cuenta de que no los había visto en toda la noche.

Hablaré un momento con ellos.