Sorpresas en el camino (14/01/10)

Despierto de nuevo... 59 días en parís... supongo que es un record.

Emile está recogiendo el cuarto, y te saluda, con una sonrisa.

- Buenas noches, mi amor.

-Buenas noches Emile... digo, desperezándome... Siento ese pequeño ayuno... y la veo, tan guapa como siempre, cada vez más preciosa a mis ojos-... Ven... Necesito un poco de tí, por favor.

Ella acude a ti, servicial, deseándolo también.

- ¿De dónde quieres tomar?

La hecho sobre la cama con cuidado, besando sus labios, para luego ir descendiendo. Mis colmillos buscan lo más sensible que pueda haber en el cuerpo de Emile, y allí es donde perforan la piel.

Bebo despacio, para que lo note.

Escuchas sus gemidos ahogados y cómo agarra las sábanas en su extasis.

Bebo hasta que me siento saciado... que no es mucho, sin embargo me demoro lo bastante para darle un buen momento a Emile.

Separo los colmillos y lamo la herida, cerrándola.

-Gracias por el desayuno, cariño.

- Lo disfruto... tanto... como tú - dice, aún sin recuperar el aliento

Jugueteo un poco con ella, pasando las manos por su piel.

-... ¿Verdad que es una sensación maravillosa? Algo que jamás olvidarás.

Poco a poco la empiezo a desvestir, mientras beso cada trozo de piel que descubro, aprovechando que está todavía recobrando el aliento.

-Te dije ayer que todo a su tiempo... Bien... a su tiempo será...

Disfruto haciendo el amor con ella llevándolo a cotas que rozan el delirio, para luego volver a la tierra y ser conscientes de que no fueron un sueño producto de un loco, si no algo real... único y maravilloso.

Ella se acurruca en ti, el deleite es excesivo y entonces cierra los ojos.

La beso despacio, hasta que se duerme, descansando.

-Gracias...

Me separo despacio de ella. Procuro asegurarme de que está bien... Mi mujer... mi amada.

Empiezo a vestirme... y de vez en cuando la miro... Me acerco de nuevo, y le doy un lento pico en los labios.

-Te quiero... -susurro.

Al besarla notas que su pulso está ligeramente más lento de lo que debería, su respiración es leve.

... Lo que me temía... mi cara muestra un poco de preocupación... se ha desmayado, porque su cuerpo no aguantaba más... y bebo demasiadas veces. Tengo que dejarla descansar. No alimentarme de ella para que pueda recuperarse.

Al menos dormirá bien...

-Duerme... te lo has ganado.

Suspiro, y salgo de la habitación. Menos mal que tengo la reserva de Antón. Voy a buscarle.

Le encuentras en la puerta del cuarto de Claire, mirándola.

Procuro no sorprenderle... bueno, no podría sorprenderle ni queriendo, pero procuro no hablar muy fuerte.

-... Buenas noches padre... ¿ocurre algo?

- Ocurre... que somos muy afortunados¿no crees, chiquillo?

Menos mal.

-... Supongo que sí... aunque debemos ser cuidadosos con lo que tenemos... -miro un segundo en dirección al cuarto de Emile-... He agotado muy pronto a Emile... tengo que dejar de alimentarme de ella con tanta frecuencia.

- Sí.... hace días que está algo cansada, sí... debes tener cuidado... Al menos hasta que sea una de los nuestros.

Me da la razón... para ser como es, eso ya es algo serio.

-... Bueno, hay más gente en el mundo de la que me puedo alimentar, y seguir queriendola a ella...

Me froto un poco los ojos.

-¿Hay alguna novedad en general?

- No... empieza a preocuparme Basile

-... Y a mí... cada vez más.

Cierro los ojos... debo confiar en él... pero...

-¿Cual fue el encargo que le diste?

- Sólo tenía que informar a Titeffan de que había cerrado el tratado de armas. Es un Nosferatu, suele esconderse demasiado, pero no es un tipo peigroso.

Cierro los ojos... Joder... un nosferatu.

-... Dios... -me tomo unos segundos-... ¿Dónde está su territorio?

- Se mueve mucho, por eso es tan dificil de encontrar.