Sorpresas en el camino (14/01/10)

Nada...

Siento como si el viejo Jacques estuviese aflorando de nuevo en mí con esa respuesta... han herido a Basile. Mi aliado, mi amigo, mi hermano... Mi alma y mi bestia interior piden ser vengadas.

En silencio, salgo del auditorio, mientras mi sombra reacciona a mi subconsciente y ondea como si estuviese maldita.

Voy a la entrada.

Aún tardan un buen rato en llegar. De hecho el pesar del sol ya está sobre tus hombros cuando los ghouls abren la puerta. Entra uno de los perros de Pompignan, sosteniendo a Basile, que no puede ni valerse por si mismo.

-Basile... -me acerco deprisa a ayudarle, apartándolo del perro y mirándolo con odio. Estoy seguro de que fue uno de los que le han herido así... cómo me gustaría estrangularlo hasta el punto de dejarlo sin cabeza.


-... ¿Fuiste tú el que le hizo esto?

- Ehm... bueno, ya sabes... la presión del grupo...

- No... tengo a dónde ir... ahora trabajo para mi señora Berenice...

Le clavo la mirada de nuevo. ¿Ha dicho lo que creo que ha dicho?

Berenice... de entre todas las personas... has tenido que coger bajo tu ala a uno de ellos...

-... No te muevas de ahi... enseguida vuelvo... -digo, con la voz fria como un cuchillo, y voy arriba con Basile, a darle una habitación.

Se queda allí, inmovil.

Basile se deja caer en la cama, con un quejido.

- Gracias, hermano...

Tengo que moverme deprisa... no quedará mucho para el amanecer. Tal vez veinte minutos... o menos.

-Tranquilo... mañana estarás mejor. No hables...

Salgo, y le digo a un ghoul que le preparen sangre y se la inyecten.

Después de eso, vuelvo abajo, a buscar al perro.

Está allí abajo, como le has dicho.

Lo miro, con profundo odio... se ha atrevido a hacer daño a Basile.

-... Si eres de Berenice, no tienes nada que temer... -le digo, indicándome que me siga.

//si me sigue, vamos a los calabozos.

Él baja a los calabozos contigo, parece inquieto, pero no dice nada.

Abro una celda.

-Adentro.

Obedece, sin rechistar. Se vuelve dentro de la celda y te mira, como esperando algo.

Cierro.

-Tú y yo vamos a tener una larga charla cuando vuelva a caer el sol... así que portate bien. Dices que sirves a Berenice... y no sé hasta que punto es verdad, pero esta es la casa de mi señor Carlo Antón, y si no muestras respeto te arrancaré la cabeza.

Dicho esto, salgo, y les digo a los ghouls que vigilen la puerta.

Él sólo baja la vista cuando dices eso y los ghouls obedecen y montan guardia. Él te mira salir de reojo, puedes sentir su mirada en tu nuca, aunque no es algo amenazante ni agresivo.

Lo último que les digo a los ghouls.

-No le miréis a los ojos, ni escucheis lo que diga bajo ningún concepto.

Me voy de allí... el cansancio me puede. Subo arriba, al cuarto de Emile.

Emile te recibe entre sus brazos, donde prácticamente al instante caes dormido.