El chico de Berenice (15/01/10)

Sonrio.

-Te los has ganado... y yo también los aprecio.

Empiezo a caminar.

-Todo se arreglará a la larga... Con esfuerzo y un poco de fe. -digo antes de salir.

Subo las escaleras... voy a ver a Emile. La hecho de menos.

Emile está arriba, y cuando entras en la habitación corre a tus brazos.

- Mi amor... estaba preocupada, los ghouls me dijeron que habías salido... ¿Va todo bien?

Sonrio, recogiendola en mis brazos. La beso... Por fin afecto sincero.

-Todo bien... Tenía que dar una vuelta para dar el pego... y de paso ver cómo estan las cosas.

Paso una de mis manos por su espalda... me siento mejor a su lado.

-Ya está... no me ha pasado nada, ¿ves?

Te abraza fuerte.

- Mi vida... ¿Qué haría yo sin ti?

Rio un poco. Parece mucho más viva desde que ha descansado. Posando mis manos en su trasero la levanto en peso, sonriente, y con ella voy y me siento en la cama. Pesa tan poco...

-¿Cómo te encuentras, cariño? ¿Descansaste bien?

- Sí... he dormido muchisimo hoy... - parece algo sorprendida - Desde que bebo tu sangre, no suelo dormir tanto.

- Sí... la verdad es que he adelgazado unos kilitos...

Sonrio.

-De acuerdo que viene bien para conservar la linea... pero vas a tener que comer más. ¿De acuerdo?

La beso, dandole pasión.

-... Además, me gusta verte rebosar salud... porque el peso lo repartías muy bien.

- Ah... asíque si engordase.... me echarías de tu lado... bueno, no comeré demasiado - dice de... ¿broma?

Rio.

-No lo decía en serio cariño -digo riendo, y la beso-... Lo que quiero es que estés sana. Si acabas en los huesos sería malo para tí.

Acaricio su trasero.

-... Además, siempre me vas a parecer la mujer más sexy del mundo.

Se rie.

- La verdad es que no importa comer un poco más... pero tienes que seguir bebiendo de mí... me siento tan bien cuando lo haces...

Sonrio.

-Pero cantidades menores... no puedes estar durmiendo todo el día -digo, mientras despacio desvisto la parte superior de su ropa-... Y también hay cosas que pueden compensar esa falta...

Extiendo los colmillos, sin molestarme en ocultarlos, mientras acaricio su piel desnuda, y con suavidad los clavo por encima de uno de sus pechos, bebiendo unas pocas gotas, nada que pueda marearla. Cierro la herida con la lengua, y la miro, con una gota de sangre resvalandoseme por el borde del labio.

-Por ejemplo... el chocolate.

- No quiero chocolate, te quiero a ti - dice abalanzándose sobre ti para echarte en la cama, riendo.

Me encanta verla feliz.

Hacemos el amor hasta el momento de amanecer. De vez en cuando muerdo su piel y bebo unas pocas gotas, pero tengo mucho cuidado, no voy a debilitarla más ni a poner en peligro su salud... sólo quiero que esté sana y agusto.