Adaptándose a la situación(19/01/10)

Le doy un beso en la frente.

-Ese es mi chico.-me levanto.-Ya va siendo hora de hablar con los ghouls. Limpiate bien y bajamos.

El niño se mete al baño y se limpia bien la cara. Tambien se arregla e intenta adoptar la pose y actitud de un adulto, luego se reune contigo.

Sonrio, con aprobación. Bajamos abajo.

Alli esperan todos, y guardan silencio ante tu llegada.

Entro, con seriedad, aunque algo más relajada que antes.

-Espero que hayais podido asimilar la nueva situación aunque sea un poco. Sé que no es algo que se pueda asimilar rápidamente, pero es necesario seguir adelante.

Todos parecen de acuerdo con eso.

-Bien, me gustaría poder hablar con cada uno de vosotros para poder conoceros de forma más personal.

Se miran un poco confusos, pero asienten.

¿Creerían que los iba a tratar como sirvientes sin nombre?

-Salid todos menos tres. El resto seguid con vuestras tareas.

Y así, en grupos de tres les voy haciendo preguntas: como se llaman, cual es su tarea, cuanto tiempo llevan trabajando... esto me sirve para conocerles mejor y saber más de la gente que va a trabajar... para mi. Mientras lo hago observó sus reacciones. Antes de dejar pasar al siguiente grupo, les digo que si pasara algo o necesitaran algo, que me lo dijeran, muy parecido a lo que le dije a Albert. No puedo olvidar que esta gente son personas. Finalmente, en el último grupo está Ferrán, y cuando termino digo:

-Vosotros dos podéis volver a vuestras tareas. Ferrán, quedate un momento.

Ferrán se queda, algo dubitativo.

- ...Sí... señora... ¿He hecho algo o...?

-Nada, tranquilo.-Le señalo con un gesto amable un asiento.-¿Te ha dado problemas la pierna?

- No... no, señora, estoy bien...

//¿No se ha sentado?//

-Dime una cosa, ¿todos apreciáis al señor Antó, verdad?

Se sienta.

- Bueno... unos mas que otros, señora.

Lo normal.

-Dime... ¿Entonces por qué ninguno ha preguntado el por qué de lo sucedido?

- los... siervos... no solemos inmiscuirnos.... en esas cosas, señora...

-Ya veo. Pero sinceramente, prefiero que pregunteis antes de sacar conclusiones equivocadas. Sobre todo cuando vamos a pasar tanto tiempo juntos. No me gustaría nada una relación basada en la sospecha.

- ¡Yo no sospecho nada! ¡De nadie, mi señora, lo juro!

Apoyo mi mano en la mejilla.

-¿Entonces a qué viene esa reacción? ¿Y el miedo que tienes? He hablado contigo y todos tus compañeros y no he hecho nada para que penséis que os voy a hacer algo malo.-digo con cansada.

- Es... la costumbre, señora... - se disculpa - Así es... nuestra vida.

-En ese caso, si no has hecho nada no te asustes. Simplemente estoy tratando de mantener una conversación contigo.

- De acuerdo... - sonríe un poco, nervioso - Perdón, señora.

Hago un gesto, quitándole importancia.

-Pero hablo muy en serio cuando digo lo de las sospechas. El señor Antón es alguien a quién aprecio mucho y me molesta esa sospecha, sobretodo cuando no creo haberos dado motivos. Y entiendo perfectamente que prefiráis a Curtis.-Miro el cuadro, triste.- Yo también quiero que vuelva, y cuanto antes mejor. Creeme Ferrán, cuando digo que ojala solo sea la que cuida de la casa hasta que vuelva.

- Yo la creo, señora... ¿Quiere que hable con el resto?

Sonrio un poco.

-Te agradezco la intención, pero de la misma manera que sospechan podrían pensar que te he convencido de mala manera. Puedes decírselo, si quieres, lo dejo a tu criterio. Pero hay una cosa que sí quiero que les digas. El hecho de que quiera encargarme de la casa en caso de que no quede nadie para hacerlo es principalmente por vosotros. Podría fácilmente hacerme con otra propiedad y no tengo un interés especial en la mansión, salvo quizá por los buenos recuerdos que guardo de ella. Sin embargo sé lo que os podría pasar si os quedáis sin domitor y no es algo que quiera que os suceda.