Adaptándose a la situación(19/01/10)

Sonríe, con sinceridad. Parece que te cree.

- Gracias, señora. Se lo diré.

Asiento.

-Por cierto, en nochevieja hubo un ataque y murió una mujer de rasgos sudamericanos llamada Lucía. Llegó a la vez que lo hice yo, era mi ghoul... ¿sabes que fue de ella?

- Fue enterrada, señora.

-¿Dónde?

- En el cementerio central.

Tendré que consultar en un callejero donde está...

-Una última cosa. La señorita Claire tenía un gato... ¿sigue por aquí?

A saber. Bien se sabe que los gatos van y vienen como les parece, y quién sabe. Tal vez se haya marchado a la vez que Claire.

- No lo hemos vuelto a ver desde el día en que se fueron, señora.

Justo.

-Gracias Ferrán, puedes volver a tus ocupaciones.

- Gracias, señora - se levanta - por todo - sale.

Sonrio un poco. Miro a Elliot, viendo como aguanta todo esto. Ha debido ser aburrido para él o al menos eso pienso.

Intenta comportarse como un adulto... aunque sí, ha sido aburrido.

-¿Te apetece algo de beber, Elliot?

- Por favor - responde, con educación.

Me levanto y sirvo dos copas. Le doy una a él.

-¿Qué te parecen estos ghouls?

- No sé... parecen buena gente ¿no?

-Sí. Espero de verdad que no suceda nada con ellos. Comprendo que lo que ha pasado ha sido un duro golpe, pero tenemos que continuar.-digo, pensatiba. Doy un trago a mi copa.

-... Echo de menos a Arnold.

Desvio la mirada.

-...Yo también. Pero el príncipe no me ha dejado traerlo.

- ¿Le... has visto?... ¿Está........ vivo?

-No... no le he visto. Pero cuando pregunté, no me dijo que lo hubiese matado. Y él no tiene motivos para ocultarme algo así.

-... Tampoco tiene porqué decirtelo.

-... no queda más remedio que darle un voto de confianza. Si no es así y le pregunto, con eso ya podría considerarse ofendido y matarlo de verdad. Perdoname, Elliot...-me muerdo ligeramente el labio izquierdo, mirando al suelo y conteniendo las lágrimas. ¿Por qué no habrá querido darme a todos, con tal de que me quedara más tranquila? Recuerdo lo que me dijo una vez Arnold, que me tiraba migas de pan...

Te abraza.

- Gracias por traerme de vuelta contigo - susurra - No tengo miedo a tu lado.

Me quedo un momento quieta. Después le abrazo.

-Gracias, pequeño. No sabes cuanto me alegro de oirlo.

Sí. Que Elliot esté bien es mi alegría y mi consuelo. Pero lo que me ha dicho me hace pensar... que yo misma no me siento a salvo. No me siento tranquila.

- ¿Qué debemos hacer ahora?