A solas con el Príncipe 23/01/10

- Sí, lo recuerdo. Pompignan casi nos mata por permitir tal peligro cerca del principe.

-Pues.. puesto que no me han dicho lo contrario, aún sigue por ahí, y al menos el objetivo del que me agarró era yo.

- Mantendré los ojos abiertos, señora.

Asiento.

-Una cosa más-suspiro.-...Ayer le retiraron a Pompignam sus puestos privilegidados. Ya no es primogénito Ventrue.-observo su reacción.

Parece sorprendido, luego alza las cejas.

- ¿Me pone a prueba con alguna intención, señora?

-No... y en cierta manera fui la responsable. Supuse que querrías saberlo.

- Joder. Pues prepárate, pronto habrá una guerra. La vida del Príncipe vale menos que una piedra sin Pompignan cubriendo sus espaldas. Creeme, soy a quien enviaba para evitar cada atentado, conspiración, ataque suicida... hemos tenido de todo, y muy a menudo. Si había un mes en el que no intentaran matarle, podíamos darnos por contentos... aunque no sé si eso llegó a ocurrir - parece calcular.

Me quedo pálida.

-No... no puede ser. ¿Cómo es posible?

- Él le protegía. Todo el mundo lo sabe.

-Perdona... tengo qué...-vuelvo rápidamente a la habitación y le llamo.

Tarda una eternidad en contestar.

- ¿Hola?

-Hola señor...¿cómo está?

- Impaciente por ver a mi dama - dice con cortesía.

Noto como aparece una sonrisa en mis labios, pero sacudo la cabeza. No es momento para chorradas.

-Lo digo en serio. ¿Ha habido algún problema, alguien ha intentado algo contra su persona?

- No seas paranoica, querida, estoy perfectamente. Tengo mucha gente guardando mis espaldas.

-¿Y son tan efectivos... como el señor Pompignam?

- No quiero ni volver a oír su nombre - su voz suena repentinamente cortante.

-¿Ha pasado algo más, señor?

- Más vale que no me haga oírle más, o perderá su cabeza.

Me muerdo el labio. Esto no va bien, nada bien.

-¿Tiene mucho trabajo esta noche?

- No, lo pospuse todo para verte.

-En ese caso, y si no le parece mal... no hay motivo para posponer más la cita. ¿Puede pasar a recogerme cuando pueda?

- Oh, si es lo que deseas, querida, no tengo inconveniente. Estaré allí en menos de una hora.

-Estupendo. Un beso y hasta dentro de una hora.-Cuelgo. Voy rápidamente a la habitación.

Elliot está desperezándose. Te mira.

- Hola - sonríe.