A solas con el Príncipe 23/01/10

-Hola, pequeño.-Le doy un beso en la frente.-Escucha, necesito que vayas a ver si Arnold está despierto. Si es así, preguntad a los ghouls si pueden proporcionarnos armas. Decidles que vais de mi parte. O bueno, si te encuentras con Curtis preguntale a él.

El niño asiente y sale de la estancia.

Vuelve un rato después, con lo que le has pedido. Arnold está a su lado, con aspecto aún soñoliento.

- Curtis no está - te informa, sonriendo mientras juguetea con un revolver.

Aprovecho ese rato para terminar de arreglarme. A fin de cuentas no pretendía ir tan maquillada y arreglada como la otra noche. Nada de máscaras ni de intentos de aparentar. No con él. Guapa, pero sin ocultar nada.

-¡Elliot!-digo alarmada.-¡Eso no es un juguete!

¿Por qué le ha dejado Arnold que lo coja? Solo quería que lo prepararan y que nos vieramos abajo. Culpa mia por no especificar.

- Oh... pero si está descargada... Sólo estaba jugando...

-Oh... yo... perdona. No lo sabía, y las armas son peligrosas.-Le acaricio la cabeza.- Perdoname.

- ¿Deseabas algo? - pregunta cortesmente Arnold.

-Perdona, ¿aún no te habías despertado?

- Acababa de edespertarme, señora. Ha sido... muy placentero ver a elliot al abrir los ojos.

-Me alegro. Puede ir a verte cuando vayas a despertar, si quiere... pero ese no es el problema que nos ocupa ahora. Arnold, dentro de un rato vendrá el príncipe y me iré con él. Quiero que vigiles bien la casa. Quizá sea paranoia mia, pero por si acaso espera lo peor.-miro las armas que han traido.

Ves dos pistolas, dos revolveres, una recortada, dos cuchillos y una granada de humo.

No es mucho, pero tendrá que servir. Sopeso uno de los cuchillos.

-¿Cuánta munición hay?

- Cajas enteras, tambien hay más armas.

-Me gustaría revisarlas.-Joder, ¿se puede saber dónde está Curtis? Como le haya pasado algo en vez de preocuparme voy a cabrearme.- Bajad, ahora voy yo también.-Busco rapidamente a Pit bull. Tengo que dejarlo todo arreglado antes de que llegue Villón.

Pit bull sigue en la habitación. Se levanta cuando entras y te mira, esperando.

-Pit bull... ¿puedo pedirte un favor?

-... claro, señora... puede pedirme lo que quiera..

-Puedes negarte. Verás, dentro de nada vendrá el Príncipe y nos iremos. Puesto que has estado guardando su espalda durante un tiempo... me gustaría que esta noche guardaras la de los dos.

Se tensa.

- El príncipe... no me aprecia... demasiado...

-Ya, claro, sería un problema...-¿De qué coño me sirve tener guardaespaldas si los tengo que tener escondidos para que Villón no se los cargue?-...Entonces quedate aquí y cuida la casa y sus habitantes. No tienes problema con ello, ¿verdad?

- No... pero tampoco quiero... es decir, si es necesario que vaya...

-No. Tranquilo, el príncipe tiene sus guardaespaldas...Y si bueno, si pasara algo en la casa y no quieres defenderla... te pediría que al menos pusieras a salvo a Arnold y a Elliot, si es posible.

- ... Defenderé la casa, señora.

-Gracias...-saco la pistola de albert y se la tiendo.

Dubitativo, se acerca y la coje. Se queda mirándola, pero no dice nada.

-Era de Albert.-Digo, sin saber que añadir.