Pecho al descubierto (20/11/09)

- ¿Tu Sire? - pregunta, dándote apoyo para continuar.

Asiento con la cabeza a los pocos segundos.

-Se llamaba Samanta... Me hizo muchas promesas, pero antes como prueba de lealtad me obligó a... cortar los lazos con mi vieja familia.

Era evidente la forma de cortar del Sabbat.

-... No me siento orgulloso de ello...

Basile te mira, por un momento parece juzgarte, luego vacila, pero finalmente asiente y vuelve a mirarte con la misma equidad de siempre. Te gustaría saber lo que está pensando en ese momento.

-... Diez años después, ese vampiro recien nacido se convierte en... mí.

Daría lo que fuera por un cigarrillo.

-La brutalidad inhumana del Sabbat era demasiado para mí. Apuñalaban por la espalda, mataban sin consideración y disfrutando. Algunas veces "hermano" significaba obstáculo para seguir ascendiendo.

Mi expresión se ensombrece cuando llega a esta parte.

-Entonces fui a decirle a mi sire que lo dejaba.

- Y por supuesto no lo aceptó - completa él, habiendote oído ya antes en la chavola.

-Me dio una paliza de muerte, pero en ultimo momento pude clavarle una estaca de medio metro... Y luego, en medio del frenesí...

Esa es mi historia.

-... Lo demás supongo que ya lo sabes.

Él asiente. No hay nada en su rostro que pueda decirte si está pensando que eres un monstruo o si comprende lo sucedido. Sigue caminando a tu ritmo, con paciencia. Camináis un cuarto de hora más antes de que abra la boca.

- Lo tienes dificil - apunta, simplemente.

Por supuesto que lo tengo dificil... Pero entonces, pongo media sonrisa, por tal de dejar de lado eso.

-... Bueno, las cosas fáciles son aburridas.

- Supongo que es cierto - responde- ...Joder....

Ves cómo su novia (o lo que diablos sea) se acerca cabizbaja y cogiéndose las manos.

- ¿Puedo pasear con vosotros? - pregunta - Me portaré bien, Basile, lo prometo. Por favor...

Joder... la que faltaba.

No digo nada, no vaya a ser que complique las cosas todavía más.

Necesito un pitillo.

Basile no parece demasiado contento, pero accede, sin decir nada, sigue caminando y la mujer se os une.

- Parece que ya estás mejor... me alegro - te dice, con un tono conciliador.

Sí... seguro que se alegra mucho. Seguiré el consejo de Basile y no le haré demasiado caso.

-Yo también me alegro -digo, sin mirarla.

Tu móvil empieza a sonar.

Es el número de Emile.

lo cojo de inmediato.

/tirada percep + empatia/

El miembro 'Curtis Miller' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'd10' : 8, 1

Pongo la mano en el receptor para que no me oigan decirle a Basile que es Emile.

Me quedo un poco raro... Es la primera vez que me llama por mi...

Un momento. Nunca le dije mi apellido.

-... Hola Emile. ¿Qué tal estas?

Mierda... espero que no sea algo grave.

Mantengo mi mirada en el reloj desde que llamó, como de costumbre. No tenía mucho tiempo.

Miro a Basile, con cierta preocupación en la cara.

-... De momento no... ¿Necesitas algo? ¿Estás bien?

- Sí... yo... ¡No vengas! ¡No vengas, Cur...!

Escuchas los pitidos del teléfono al ser colgado.

Me quedo unos segundos quieto, mirando el teléfono con ese pitido intermitente.

Miro a Basile... Mi labio superior tiembla, mi cara es una mezcla de miedo y rabia.

-... La tienen.

- Joder... - dice Basile, dándose la vuelta.

- Lo siento, lo siento mucho... te dejaremos el coche... pero no podemos meternos en problemas con la Camarilla - saca las llaves y te las ofrece.

Mis ojos se clavan en ella... Ha tardado muy poco en ofrecerme las llaves del coche.

Me quedo unos segundos mirándola con ojos acusadores. No podía ser, una idea demasiado paranoica... y no importaba. Ya no importaba.

No me iba a quedar peleando para saber la verdad, solo cojo las llaves, y digo la única pregunta con relevancia.

-¿Dónde está el coche? -le pregunto, con mirada asesina.

- Ven conmigo - dice acercándose de nuevo a la casa que habíais dejado atrás.

La mujer os acompaña.

Basile descubre una tela sucio que esconde debaja un coche de bastante calidad, robusto, todoterreno, de lunas tintadas. Las puertas están cerradas sin llave y Basile abre una de ellas y sube en el asiento del conductor.

La mujer, al verle, se acera a la ventanilla.

- No vayas, Basile, por favor... No lo has pensaado detenidamente...

Basile no se molesta en contestar, cuando te acercas alarga la mano para que le des las llaves.